Caminar es el mejor remedio para prevenir el dolor de espalda
El 90% de la poblaci¨®n sufrir¨¢ de dolencia lumbar en alg¨²n momento de su vida. El doctor Clavel tiene dos recetas para evitarlo. La preventiva: andar. La terap¨¦utica: la sustituci¨®n de un disco da?ado por otro artificial operando desde la barriga.
DICE PABLO Clavel que ¨¦l lo tuvo claro desde el principio. La degeneraci¨®n discal hab¨ªa que atacarla de forma diferente a como se hab¨ªa hecho hasta el momento. Nada de por la espalda. Sino de cara, con mucha valent¨ªa y precauci¨®n, eso s¨ª, porque en ¡°el abordaje anterior lumbar hay arterias y venas que esquivar¡± para poder retirar el disco cervical da?ado y colocar uno nuevo. ¡°Pero era lo correcto, era lo que hab¨ªa que hacer, hab¨ªa que jug¨¢rsela¡±, afirma.
El 90% de la poblaci¨®n sufrir¨¢ de dolencia lumbar en alg¨²n momento de su vida.
Neurocirujano, ?especialista en columna, el doctor Clavel, de 49 a?os, sab¨ªa entonces que nadaba contra corriente. ¡°Nadie apostaba¡±, prosigue sentado en su despacho del Instituto Clavel, dentro del centro m¨¦dico Quir¨®n de Barcelona. ¡°Las intervenciones de las hernias discales y otras lesiones de la columna se abordaban por la espalda, donde hay que abrir muscu?latura, destruir hueso, quitar articu?laciones¡¡±, relata esta eminencia mientras sujeta en la mano el ¨²ltimo tramo de una columna vertebral y muestra paso a paso lo que va diciendo. Pero no acaba ah¨ª la lista de contraindicaciones: ¡°Se puede lesionar un nervio. ?Y qu¨¦ pasa si despu¨¦s de todo eso, adem¨¢s, no se logra llegar al disco para poder restaurarlo o reemplazarlo?¡±.
Hab¨ªa que innovar. Y como casi siempre que se innova, el proceso tarda un tiempo en cuajar. ¡°A principios del a?o 2000 empezamos a hacer abordajes anteriores lumbares [este es el t¨¦rmino m¨¦dico de la intervenci¨®n, que b¨¢sicamente se traduce en operar por la barriga]. Pero descubrimos que las cirug¨ªas eran largas, dif¨ªciles y los implantes no eran buenos¡±, dice. El viento a favor sopl¨® en 2009, cuando se fabricaron los llamados implantes de tercera generaci¨®n. ¡°Fue entonces cuando tuve claro que esta t¨¦cnica ten¨ªa que funcionar¡±.
Clavel lo resume con una comparaci¨®n perfecta para los amantes del automovilismo de velocidad. ¡°Por fin ten¨ªamos un buen piloto y un buen coche¡±. Este doctor nacido en Sevilla pero formado en Estados Unidos, pa¨ªs al que lleg¨® con medio a?o, reconoce que incluso lleg¨® a consultar con su padre, tambi¨¦n neurocirujano, el salto que iba a dar al vac¨ªo. ¡°No lo dudes, hijo¡±, le anim¨®. ¡°A por ello. Es lo que hay que hacer¡± (esto ¨²ltimo se lo dijo en ingl¨¦s).
Con valent¨ªa ¡ªy la bendici¨®n paterna¡ª, Clavel y su equipo se dedicaron a formarse de manera intensiva en un centro m¨¦dico en Berl¨ªn que realizaba este tipo de intervenciones. ¡°Nos hab¨ªa quedado claro: no se discut¨ªa el abordaje anterior cervical pero s¨ª el lumbar, y la ¨²nica raz¨®n era por la complejidad t¨¦cnica¡±. Se examinaron durante meses, con nota, para superar esas ¡°complejidades¡± y hoy el equipo del doctor Clavel es l¨ªder en Espa?a, en Europa y en el mundo. En 2017 realizaron 250 abordajes anteriores lumbares. ¡°Nuestro centro es uno de los que m¨¢s intervenciones realiza en el mundo, si no el que m¨¢s, compitiendo muy de cerca con el de Alemania¡±.
La pieza que este neurocirujano, casado y padre de tres hijos peque?os, sostiene en su mano bien podr¨ªa parecer el molde de unas enc¨ªas, una sencilla dentadura pero sin incisivos, colmillos, molares, premolares¡ Y sin embargo se trata de una pr¨®tesis que cambia la vida a la persona a la que se implanta. ?Su precio? Unos 4.000 euros. ?El pa¨ªs de fabricaci¨®n? Estados Unidos. Cuando se le pregunta al doctor Clavel si la tecnolog¨ªa en asuntos de columna vertebral avanza tan r¨¢pido como Apple cambia de modelo de iPhone cada a?o, sonr¨ªe y contesta con un expl¨ªcito ¡°no¡±. Las t¨¦cnicas quir¨²rgicas han mejorado mucho y hoy Clavel opera en menos de una hora, pero los implantes no cambian tan r¨¢pido ¡°porque cada vez que se introduce una alteraci¨®n hay un sistema regulatorio muy estricto que lleva a?os hasta que le dan luz verde al nuevo modelo¡±. Eso en Europa. En Estados Unidos puede eternizarse hasta el infinito el visto bueno de las autoridades sanitarias.
El doctor Clavel tiene muchos pacientes extranjeros, desde rusos ¡ª idioma en el que se emplean a fondo los componentes de su equipo, con una hora de clase todos los viernes ¡°siempre que la agenda nos lo permite¡±¡ª hasta latinoamericanos, pasando por estadounidenses. Y en este punto hay una paradoja. ¡°Hay enfermos que viven en California, a menos de una hora de Silicon Valley, donde se fabrican los discos, y que tienen que volar hasta Barcelona porque el Gobierno federal norteamericano todav¨ªa no ha aprobado una pr¨®tesis que fabrica su propio pa¨ªs¡±.
En la c¨²spide de su carrera, referente para pacientes de discopat¨ªa degenerativa en los discos lumbares, Clavel no presume de t¨ªtulos o m¨¦ritos. Nada de lo anterior cuelga de su minimalista despacho. La estancia peca incluso de fr¨ªa e impersonal. Tampoco los libros cargan la oficina. De hecho, hay muy pocos. La pr¨®tesis de la v¨¦rtebra lumbar y el modelo de columna con el que educa a pacientes ¡ªo, en este caso, periodistas y fot¨®grafos¡ª es lo ¨²nico que hay sobre su escritorio, adem¨¢s de un ordenador de ¨²ltima generaci¨®n.
Con las 24 horas exactas que tiene cada d¨ªa, el buen doctor lleva algunos a?os haciendo un aut¨¦ntico tetris de viajes y reparto de su tiempo familiar y profesional para dedicar momentos a su otra gran pasi¨®n: la fundaci¨®n que lleva su nombre y que tiene por lema una frase de Nelson Mandela: ¡°Todo parece imposible hasta que se hace¡±.
Y en eso anda. En hacer posible lo imposible. En Adama, Etiop¨ªa. En dotar de atenci¨®n m¨¦dica b¨¢sica a la poblaci¨®n oromo, que suma cerca de 40 millones de personas (el pa¨ªs sobrepasa los 100 millones), con un equipo de medicina general sobre el terreno de poco m¨¢s de una decena de facultativos espa?oles. ¡°Entrenamos a personal et¨ªope porque queremos que sean corresponsables, de lo contrario nuestra labor ser¨¢ puntual y no dejar¨¢ legado en el tiempo¡±, explica. Un anestesista, un cirujano, un par de enfermeras et¨ªopes, m¨¢s el equipo de Clavel, para 40 millones de personas. ?C¨®mo dec¨ªa Mandela?: ¡°Hacer posible lo imposible¡±.
Al rey de la columna vertebral con la terapia de reemplazo discal (ADR, siglas en ingl¨¦s) le brillan los ojos cuando habla de la fundaci¨®n. ¡°Es un proyecto muy bonito¡±, acierta a decir, humilde, casi t¨ªmido. ¡°Me emociona la ilusi¨®n con la que viven los proyectos los voluntarios¡±.
Esa ilusi¨®n la transmite en forma de optimismo respecto al futuro de nuestra salud, de nuestras espaldas. Porque el titular que aporta el doctor Clavel es demoledor: El 90% de la poblaci¨®n padecer¨¢ dolor de espalda en alg¨²n momento de su vida, seg¨²n datos de la Red Espa?ola de Investigadores en Dolencias de Espalda (REIDE). ¡°Soy un cirujano poco al uso, raro, me interesa mucho la prevenci¨®n y la salud p¨²blica, y creo que vivimos en una ¨¦poca de gran confusi¨®n, hay tantos m¨¦todos de recuperaci¨®n de espalda o de prevenci¨®n que parece que vamos dando tumbos: que si pilates, que si yoga¡¡±.
?Qu¨¦ me pasa doctor? ?Por qu¨¦ me duele la espalda? La respuesta incomoda de puro sencilla: "Porque somos unos vagos"
Entonces, ¡°?qu¨¦ me pasa, doctor?, ?por qu¨¦ me duele la espalda?¡±, le cuestiono. La contestaci¨®n de puro b¨¢sica parece descartable cient¨ªficamente. Nos duele la espalda porque somos unos vagos. La respuesta duele. Casi tanto como la aflicci¨®n lumbar, estad¨ªsticamente la primera causa de discapacidad. ¡°Pero maticemos¡±, se apresura a clarificar el doctor. ¡°Para saber por qu¨¦ le duele la espalda a alguien hay que conocer sus h¨¢bitos, su edad, si trabaja sentado, si tiene estr¨¦s, si come bien, si duerme lo suficiente, si hace deporte¡±.
En s¨ª misma, la explicaci¨®n de Clavel produce estr¨¦s. ?Qui¨¦n dispone de tiempo dentro de su apretada agenda para acabar el d¨ªa haciendo deporte? ¡°Todo eso va a cambiar, ya est¨¢ cambiando, cada vez vivimos m¨¢s a?os y queremos vivirlos bien, sanos¡±, expone.
Al acabar el trabajo hay que dejar a un lado la tecnolog¨ªa y regresar ¡°al bosque¡±, relata casi ensimismado. En la medida en que sea posible, volver a la naturaleza. Basta con caminar. Eso es: ¡°Lo mejor que podemos hacer para salvar nuestras espaldas es caminar¡±. Eso es algo que no parece tan imposible.
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