Las mejores casas de fado para desintoxicarse de Eurovisi¨®n
De la tradici¨®n de Alfama y la Morer¨ªa a la modernidad de Pr¨ªncipe Real
Aunque solo sea por el silencio que exige, los lugares del fado son tan ¨ªntimos y discretos como su propia m¨²sica. Lisboa, que se ufana de ser la ciudad origen del g¨¦nero ¡ªpatrimonio de la humanidad desde 2011¡ª y de la m¨¢s grande de sus int¨¦rpretes, abre cada noche decenas de casas dedicadas al fado. La dificultad es elegir las buenas entre tanta oferta.
Para entrar en ambiente hay que visitar la humilde casa en donde naci¨® Amalia Rodrigues y despu¨¦s entrar en su casa-museo, donde muri¨® de un ataque al coraz¨®n. All¨ª resisten su papagayo Xico, duro de o¨ªdo, pues nunca aprendi¨® a cantar, y su fiel secretaria Estrela Carvas, que ense?a la casa tal y como estaba el d¨ªa en que muri¨® la m¨¢s grande: la cama, el piano para los m¨²sicos, las fotos de famosos, el comedor, donde recib¨ªa de Mitterrand a Eusebio y, sobre todo, al due?o de la banca Esp¨ªrito Santo; y sus zapatos. ¡°Amalia dec¨ªa que pod¨ªa dar todo, de hecho, derrochaba el dinero, las joyas, los vestidos, hasta el marido, bromeaba, pero que nunca regalar¨ªa sus zapatos¡±, cuenta Carvas, que convivi¨® casi 40 a?os con Amalia en esta misma casa.
Su hermana m¨¢s joven, Celeste, sigue siendo fadista a los 95 a?os. Cada noche canta; unos d¨ªas en Caf¨¦ Luso, en el Bairro Alto, otros en Adega Machado, en el Chiado, y los que restan en Mesa de Frades, en Alfama.
Cinco imprescindibles
Mesa de Frades. La antigua capilla del Palacio vecino es el refugio de los fadistas noct¨¢mbulos.
Clube de Fado. Enclavado junto a la catedral, esta casa creada por el guitarrista Mario Pacheco, tambi¨¦n guarda entre sus b¨®vedas de piedra lo mejor de la noche fadista lisboeta.
Adega Machado. Un cl¨¢sico, creado en 1937, llama la atenci¨®n su fachada, de Thomaz de Mello.
Maria da Mourar¨ªa. Qu¨¦ mejor que empaparse de fado donde naci¨® Severa, la primera fadista; en el barrio de la Morer¨ªa, plagado de casas donde vivieron sus mejores int¨¦rpretes.
Real Fado. Una iniciativa volante que lleva el fado a tres de los lugares m¨¢s interesantes de la ciudad: el Pabell¨®n chin¨¦s, el Reservatorio Patriarcal y la galer¨ªa Embaixada.
La calidad y fama de las casas muda tambi¨¦n con el tiempo. Ahora, sin duda, Mesa de Frades es la de m¨¢s prestigio entre lisboetas y los mismos fadistas. Esta antigua capilla, que conserva azulejos del siglo XVII, apenas puede acoger a medio centenar de personas que aspiran a vivir una noche ¨²nica. Eso depender¨¢ de los fadistas programados por Pedro Castro y, sobre todo, de los que van llegando de madrugada para tomarse una ¨²ltima copa y, de paso, retarse con otros cantantes.
En la otra ladera del castillo, en la Morer¨ªa, naci¨® Severa, la primera fadista, que pas¨® de los burdeles a los salones palaciegos, aunque la Iglesia no le perdon¨® su pasado a la hora de su prematura muerte. En ese barrio, adornado con las fotos de sus grandes int¨¦rpretes, realizadas por Camilla Watson, hay que cenar en Maria da Mouraria, la casa donde naci¨® Severa, rehabilitada para dar bien de comer y de escuchar buen fado.
Pero hay otras formas de o¨ªrlo en Lisboa. Es el caso de la Asociaci¨®n de Fado Casto, mitad discoteca, mitad bar, miles de vinilos fadistas llenan las paredes del local. La gente escoge el que le gustar¨ªa o¨ªr y un pinchadiscos lo programa cuando los cantantes descansan.
La iniciativa Real Fado aprovecha lugares que por s¨ª solos merecen una visita para a?adirles el se?uelo de m¨²sica en directo con fadistas de diferentes estilos y generaciones. En el indescriptible Pavilh?o Chin¨¦s, cuajado de colecciones que el due?o no sab¨ªa d¨®nde colocar, cada martes se puede escuchar el fado m¨¢s tradicional, tambi¨¦n en Pr¨ªncipe Real, en el Reservatorio Patriarcal, el subterr¨¢neo que recib¨ªa todas las aguas que iban a ser distribuidas por la ciudad, cada viernes hay una fusi¨®n de m¨²sicas, y los domingos en la galer¨ªa Embaixada, all¨ª mismo, el atrio neo¨¢rabe del XIX acoge cantantes y guitarristas del XXI. Lisboa es pura Fadovisi¨®n.
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