El poder de la ciudadan¨ªa

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El aporte del comercio justo al desarrollo sostenible

Relocalizando el comercio justo

Comprar no es un acto inocente. Nuestras decisiones influyen y conforman un determinado modelo econ¨®mico y una manera de estar en el mundo. Podemos comprobarlo analizando algunos datos. Por ejemplo, seg¨²n el Banco Mundial, casi dos tercios de las personas consideradas como ¡°trabajadores pobres¡± pertenecen al sector de la agricultura. Otro dato: la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo alerta de que m¨¢s de 25 millones de personas sufren situaciones similares a la esclavitud. Casi el 70% de ellas trabajan en sectores como la agricultura o la pesca. Y otra realidad, el 11% de los ni?os y ni?as, es decir 168 millones de menores son v¨ªctimas de la explotaci¨®n laboral infantil. As¨ª, se puede afirmar que muchos de los alimentos y otros art¨ªculos que consumimos habitualmente esconden condiciones inhumanas y violaci¨®n de los Derechos Humanos. Un mensaje que record¨¢bamos de nuevo en estos d¨ªas en que se cumplen 5 a?os del derrumbe del edificio Rana Plaza, de Bangladesh, que cost¨® la vida a m¨¢s de mil personas.

Frente a ello, las organizaciones de Comercio Justo no nos cansamos de recordar que la ciudadan¨ªa tenemos capacidad para influir y cambiar estas realidades. Y este mensaje que el movimiento del Comercio Justo venimos diciendo desde hace tiempo, ahora tambi¨¦n lo destaca Naciones Unidas ya que en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible establece el consumo responsable y la producci¨®n sostenible como aspectos necesarios para reducir la pobreza y desigualdad globales.

En este sentido, las organizaciones de Comercio Justo reiteramos la necesidad de realizar un consumo responsable, consciente y m¨¢s ajustado a nuestras necesidades reales. Si seguimos consumiendo al ritmo y en las formas que venimos haci¨¦ndolo, y queremos mantener nuestro modo de vida actual, en 2050 necesitar¨ªamos tres planetas.

Por otro lado es fundamental apostar por alternativas de producci¨®n respetuosas con el medio ambiente y las personas. El Comercio Justo es una de ellas. Porque el Comercio Justo garantiza unas condiciones laborales dignas y seguras para sus productores y productoras, el pago de un salario adecuado, equidad de g¨¦nero, la no explotaci¨®n laboral infantil y la producci¨®n a trav¨¦s de t¨¦cnicas y procedimientos respetuosos con el medioambiente.

Dentro de la red internacional de Comercio Justo existen m¨¢s de 2.000 organizaciones productoras repartidas en 75 pa¨ªses de ?frica, Asia, Am¨¦rica Latina y el Caribe, en las que trabajan m¨¢s de 2 millones de personas. De ellas, tres de cada cuatro organizaciones se dedican a la producci¨®n de alimentaci¨®n y de materias primascomo el algod¨®n.

Si seguimos consumiendo al ritmo y en las formas que venimos haci¨¦ndolo, en 2050 necesitar¨ªamos tres planetas

?frica, con un mill¨®n de personas trabajando en Comercio Justo, ser¨ªa el continente m¨¢s representado, seg¨²n datos de Fairtrade International, la entidad certificadora de Comercio Justo con m¨¢s implantaci¨®n en todo el mundo. Por otro lado, y seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial del Comercio Justo, unas 250 entidades se dedican a la producci¨®n de textil o la artesan¨ªa. Un 75% de ellas est¨¢n situadas en ?frica y Asia, y la mayor¨ªa de sus integrantes son mujeres.

Por todo ello, en el pr¨®ximo D¨ªa Mundial del Comercio Justo, que se celebra el 12 de mayo, las organizaciones hemos convocado actos l¨²dicos y tambi¨¦n reivindicativos en m¨¢s de 50 localidades. En ellos queremos mostrar que muchas personas, y cada vez m¨¢s, ¡°somos Comercio Justo¡±. Queremos decir bien alto que la injusticia, la pobreza y la desigualdad son evitables y que con nuestro compromiso podemos avanzar hacia otro modelo de mundo m¨¢s humano y sostenible para todos y todas.