Un treinta?ero con una misi¨®n: salvar al rock
Alex Turner lidera Arctic Monkeys, la mayor banda de rock del siglo XXI. Y qui¨¦n sabe si tambi¨¦n su ¨²ltima esperanza
¡°?Qu¨¦ demonios es esto?¡±. Acabamos de acceder a la estancia donde se supone que debe suceder la entrevista con Alex Turner (Sheffield, Reino Unido, 1986), l¨ªder de Arctic Monkeys, que se ha quedado absolutamente fascinado. Es la primera planta del Bethnal Green Town Hall Hotel de Londres, un antiguo edificio eduardiano con toques art d¨¦co reconvertido, c¨®mo no, en hotel. En una habitaci¨®n de la planta baja acaba de tener lugar la sesi¨®n de fotos. ¡°Pues no s¨¦, creo que la gente aqu¨ª se casa¡±, informa la chica de prensa, intentando compartir una parte de la excitaci¨®n que ha provocado en Alex y servidor el espacio, pero sin dejarse llevar del todo: tenemos un trabajo que hacer.
Alex empieza a correr por la sala, que es el sitio donde ten¨ªan lugar los plenos del antiguo ayuntamiento de Bethnal Green desde 1910, cuando el edificio fue construido. Casi todos los parlamentos auton¨®micos en Espa?a son m¨¢s peque?os, y sobre todo, no tan bonitos como este lugar. El autor de Fake tales of San Francisco ya se ha sentado en la silla que suponemos deb¨ªa ocupar el alcalde. ¡°?Qu¨¦ quer¨¦is? ?Una multa o una boda?¡±, bromea.
La chica de prensa se va, pero el l¨ªder de la banda de rock formada cuando la ¨¦poca en que todos los chavales quer¨ªan formar una banda de rock ya hab¨ªa pasado no puede estarse quiero. Corretea entre los esca?os, hasta pararse en el lugar destinado a los portavoces. ¡°?Cien libras! ?T¨ªo, aqu¨ª hay cien libras!¡±. Levanta dos billetes rosados de 50. Le sugiero que nos los quedemos. Se r¨ªe. Me cuesta no insistir.
¡°Hay mucha atenci¨®n ante nuestro siguiente paso. En esta ¨¦poca es complicado mantener secretos. Todo el mundo est¨¢ muy loco, act¨²an como si fueran Colombo. He visto esto, he visto a ese t¨ªo¡¡±
Le propongo entonces que hagamos la entrevista, despu¨¦s de todo, estamos aqu¨ª para hablar de Tranquility base hotel & casino, el sexto largo de la banda, no para casarnos ni para malversar. Deja de re¨ªr. Es una pena que Alex Turner (Sheffield, 1986) sea una persona tan t¨ªmida, cuidadosa y precavida cuando se enciende la grabadora. Antes de que entre en modo l¨ªder del grupo que lanz¨® AM hace cuatro a?os y lo convirti¨® en el vinilo editado en el siglo XXI m¨¢s vendido, se permite una ¨²ltima licencia. ¡°?T¨² te casar¨ªas aqu¨ª?¡±, pregunta. Miramos ambos alrededor ¨Cyo a¨²n pensando en esas cien libras¨C mientras nos acurrucamos en dos esca?os contiguos de la ¨²ltima fila (parecemos del grupo mixto). Le respondo que no, que esto es muy interesante, pero cero rom¨¢ntico. ¡°Estoy de acuerdo. Moci¨®n denegada¡±, sentencia.
Surgidos a mediados de la pasada d¨¦cada, Arctic Monkeys se convirtieron en un fen¨®meno gracias a un pu?ado de temas que un amigo les convirti¨® a mp3 ¨Ccuentan que ellos, a pesar de tener edad de nativo digital, ten¨ªan problemas con siquiera encender un ordenador¨C y estos empezaron a rular por Internet. Era la respuesta rumbosa, inteligente y brit¨¢nica a los neoyorquinos The Strokes. Verles sobre el escenario en aquellos primeros d¨ªas, antes del lanzamiento de su debut, Whatever people say I am, I am not, que ver¨ªa la luz en 2006 y se convertir¨ªa en el debut que m¨¢s copias ha vendido en su semana de lanzamiento en la historia de la m¨²sica brit¨¢nica, era una experiencia tremendamente peculiar. Cuatro imberbes a las tres de la madrugada haciendo un ruido fabuloso en la Sala Razzmatazz de Barcelona, pero que tendr¨ªan problemas para alcanzar la barra y pedir una zarzaparrilla.
Ha pasado m¨¢s de una d¨¦cada y han grabado cuatro discos m¨¢s. Uno brillante y continuista (Favourite worst nightmare), otro arriesgado, rupturista y roquero (Humbug, grabado en el desierto californiano junto a Josh Homme), un delicado e infravalorado retorno al pop (Suck it and see) y una bestia millonaria, una apisonadora sexual llamada AM. Y entonces, pararon.
¡°Cuando terminamos de girar en 2014, casi todos en la banda estaban a punto de casarse, o de tener un hijo, u otro hijo. El final de esos conciertos se parec¨ªa mucho el final de un cap¨ªtulo. Ten¨ªamos todos 28 o 29 a?os y daba la sensaci¨®n de que todo estaba a punto de cambiar. Durante esa eterna gira pensaba que ese disco se iba a quedar conmigo para siempre. Fue la gira m¨¢s larga que hab¨ªamos hecho nunca. Ahora creo que la alargamos de m¨¢s porque sab¨ªamos que cuando acabara ser¨ªa el final de algo m¨¢s grande que una simple serie de conciertos. Esperaba que todo cambiara, pues sent¨ªa que, aunque los n¨²meros dijeran lo contrario, al final ten¨ªamos menos que al principio¡±, recuerda Turner al respecto de los ¨²ltimos d¨ªas en que se les vio en p¨²blico juntos.
Afincados ya todos en EE UU, cada uno sigui¨® por su lado. Alex volvi¨® a Last Shadow Puppets, que es la banda que le gusta a quienes no termina de gustarles Arctic Monkeys. Ah¨ª Turner comparte responsabilidades con su amigo Miles Kane, un tipo de gusto impecable pero ideas p¨¦simas. En 2016 la pareja se subi¨® al escenario del festival Primavera Sound, donde eran cabezas de cartel. Aquella actuaci¨®n fue un esperpento. La imagen de Turner, que parec¨ªa una mezcla entre secundario de Rebeldes y finalista de un concurso de imitadores adolescentes de Elvis, ten¨ªa sentido en el marco de los Arctic Monkeys de AM.
En ese contexto se hab¨ªa convertido en una broma. A aquel chaval al que, de adolescente, no cogieron como dependiente en una tienda de ropa de segunda mano de Sheffield porque era demasiado t¨ªmido se le hab¨ªa ido la mano. ¡°Eso ya fue¡±, interviene el ingl¨¦s, que habla muy despacio, deja frases a medias y es capaz incluso de frenar una broma si ve que aquello puede no tener la gracia que ¨¦l espera. ¡°Creo que las cosas que quer¨ªa decir con esa imagen y esa actitud ya est¨¢n dichas. Se acab¨®¡±. Hoy Alex Turner luce el pelo largo y una barba que ha sido objeto de controversia entre sus fans, que han llegado a armar un Change.org para que se la afeite.
¡°Hay mucha atenci¨®n ante nuestro siguiente paso, lo s¨¦. Siempre hemos intentado ser discretos con qu¨¦ hac¨ªamos, d¨®nde y con qui¨¦n. Es sano, pero no creo que lo hagamos a prop¨®sito. En esta ¨¦poca es muy complicado mantener secretos. Ya en el ¨²ltimo disco lo intentamos y solo llegar al estudio, va el ingeniero y cuelga en sus redes una foto nuestra. Todo el mundo est¨¢ muy loco ahora, act¨²an como si fuera Colombo. He visto esto, he visto a ese t¨ªo¡¡±, explica Turner cuando se le invita a explicar c¨®mo es posible que una banda tan grande, que va a ser cabeza de cartel en el barcelon¨¦s Primavera Sound (2 de junio, primera fecha en directo de la banda en cuatro a?os) y en el madrile?o MadCool (13 de julio), logre que a apenas un mes del lanzamiento de su disco m¨¢s esperado nadie sepa absolutamente nada de ¨¦l.
¡°He puesto tanto en la m¨²sica que no s¨¦ qu¨¦ m¨¢s hacer con eso. No puedo abrirme una cuenta en Twitter, porque creo que todo est¨¢ all¨ª, en las canciones. Har¨¦ el rid¨ªculo si empiezo a tuitear¡±
¡°No s¨¦ si no involucrarse en redes sociales es algo que hacemos a prop¨®sito ahora para proteger la banda, pero igual ayuda¡±, apunta Turner introduciendo en la ecuaci¨®n el elemento offline. ¡°Tal vez no est¨¢ en nuestro ADN querer exponernos. He puesto tanto en la m¨²sica que no s¨¦ qu¨¦ m¨¢s hacer con eso. No puedo abrirme una cuenta en Twitter, porque creo que todo est¨¢ all¨ª, en las canciones. Har¨¦ el rid¨ªculo si empiezo a tuitear. A ver, no me molestan las redes sociales, la verdad, pero cuando te conviertes en esa versi¨®n de ti que has creado en el mundo virtual hay algo ah¨ª que permite a la gente sacar lo peor de ellos contra ti. Y t¨² tambi¨¦n puedes sacar lo peor tuyo en su contra. Las consecuencias no las puedo imaginar, pero no las quiero¡±.
Hemos tenido que escuchar Tranquility base hotel & casino en una versi¨®n que solo pod¨ªa descargarse en un dispositivo y que a la semana siguiente se ha autodestruido. Nos han pedido que no preguntemos nada personal, pues d¨ªas antes Alex ha tenido un encontronazo con un periodista de The Times. No hay single de adelanto, pero s¨ª un logo nuevo para la imagen de la banda. La ¨²nica foto actual de Turner es la que se sac¨® un azafato con ¨¦l en un aeropuerto d¨ªas antes de este encuentro y que ha reactivado el enconado debate al respecto de la barba del de Sheffield. Es un lanzamiento como los de antes, pero Turner se parece poco a una estrella global.
Le recuerdo que una vez entrevist¨¦ a Beyonc¨¦ y me sentaron a un extremo de una mesa gigante y me avisaron de que ni se me ocurriera tocarla, o que en otra ocasi¨®n, para hablar con Chris Cornell, hab¨ªa que entrar en una habitaci¨®n de hotel completamente a oscuras y hacer un acto de fe para aceptar que aquella voz que respond¨ªa las preguntas era la de la estrella grunge. ¡°?Quieres agua?¡±, me interrumpe Turner y, antes de que pueda responder, llena el vaso.
Durante las jornadas posteriores al encuentro en el ayuntamiento, se hace p¨²blica la primera nueva imagen del combo (parecen vestidos para una boda en diciembre de 1972 en Islandia) y se dan a conocer el t¨ªtulo de los 11 temas y detalles de la grabaci¨®n, que tuvo lugar en Par¨ªs, Londres y Los ?ngeles, donde hoy residen los miembros de la banda. Pero lo que m¨¢s revuelo despierta es la filtraci¨®n del primer verso del disco.
¡°Siempre quise ser uno de los Strokes y ahora mira lo que me hab¨¦is hecho hacer¡±, canta el ingl¨¦s en Star treatment, una joya de canci¨®n que marca el tono de un ¨¢lbum destinado a sembrar la confusi¨®n entre todos aquellos que esperaban algo bomb¨¢stico, expansivo y hormonal. El largo tiene canciones con t¨ªtulos tan fabulosos como The ultracheese, Batphone o The world¡¯s first ever monster truck front flip. Imaginen a Richard Hawley saliendo de gira junto al c¨®mico Andy Kaufman y actuando solo en hoteles de la cadena Sheraton ubicados en capitales de provincia, o a Scott Walker en el pub, recitando despu¨¦s de un partido del Sheffield United.
Es deliciosamente decadente y promete polarizar las opiniones de sus millones de fans. ?Est¨¢ nervioso? Y sobre todo, ?est¨¢ seguro? ¡°A ver, creo recordar sentirme un poco as¨ª con el ¨²ltimo disco. No ten¨ªa claro que fuera el ¨¢lbum correcto. ?No estaremos yendo por el camino equivocado? Siempre pasa. Cuando le puse las primeras canciones a mi manager, a la gente del sello y a mis colegas, muchas de las reacciones fueron: ¡®Esto es muy distinto¡¯. Yo cre¨ªa que era distinto, pero no tanto. Dud¨¦ sobre si era lo correcto para un disco de los Monkeys. Entonces, Jamie [Cook, guitarrista] vino a casa y se pas¨® dos semanas conmigo grabando. Su entusiasmo por las canciones confirm¨® que era lo correcto. Si esto es lo que sale de m¨ª, esto es lo que es. Creo que podemos ser lo que queramos, es nuestro grupo. As¨ª que no hay motivo para preocuparse por si encaja o no¡±, explica al respecto de un disco que remite una y otra vez a la soledad.
¡°S¨ª, un poco¡±, concede Turner. ¡°Siempre ha habido algo que me ha llevado a aislarme en mi vida. Pero hasta hoy, no s¨¦ por qu¨¦, he eludido tratar ese tema a nivel creativo. Las letras pasaron por un proceso de refinado muy largo. Fue complicado llegar hasta aqu¨ª. Por ejemplo, ese primer verso sobre los Strokes. Luch¨¦ mucho contra ¨¦l, lo quer¨ªa pero no lo quer¨ªa. Pensaba: ¡®Va, lo dejo, aunque s¨¦ que al final lo cambiar¨¦ porque es imposible que termine diciendo esta barbaridad¡¯. Y lleg¨® un punto en el que pens¨¦: ¡®Si me siento as¨ª, ?por qu¨¦ no lo puedo decir? Debo ser sincero¡±.
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