El ministro y la ¡°vibrante¡± ciencia espa?ola

Llevamos oyendo que la ciencia se muere en Espa?a muchos a?os. Y la ciencia en Espa?a est¨¢ vibrante¡±. Lo dec¨ªa ayer mismo en una entrevista con este diario Rom¨¢n Escolano, nuevo ministro de Econom¨ªa y, como tal, tambi¨¦n nuevo m¨¢ximo responsable de la ciencia en este pa¨ªs. ¡°Espa?a tiene un muy buen comportamiento cient¨ªfico con cualquier criterio objetivo que se use¡±, abundaba el ministro, para dejarnos claro que no ha elegido la palabra al azar, y que cuando dice que la ciencia est¨¢ ¡°vibrante¡±, quiere decir que est¨¢ en estado de gracia, en ebullici¨®n, en un momento excitante, vaya. Aquellos que dicen que la ciencia se muere son, por tanto, unos agoreros, unos pesimistas o unos mentirosos.

Repasemos pues los ¡°criterios objetivos¡± que describen la situaci¨®n de la ciencia en Espa?a y podremos decidir sobre si su estado se acerca m¨¢s a la muerte o a la vibraci¨®n.

El ministro hablaba, en concreto, de ¡°patentes y publicaciones¡±. Es cierto que la producci¨®n cient¨ªfica de mayor calidad ha crecido pero, sobre todo, porque ha aumentado la financiaci¨®n internacional de los proyectos. La solicitud de patentes en lo que llevamos de 2018, por su parte, ha ca¨ªdo respecto a 2017 (400 frente a 1.103 en el mismo periodo).

Pero vayamos m¨¢s all¨¢. La inversi¨®n en ciencia aument¨® en la UE un 27,4% entre 2009 y 2016. En Espa?a, en ese periodo, cay¨® un 9,1%. El gasto en I+D en Espa?a se ha desplomado hasta el 1,19% del producto interior bruto en 2016, es decir, que invertimos menos en ciencia que hace diez a?os. Los pagos a universidades para investigar se han recortado a la mitad. El Gobierno deja sin gastar casi la mitad de este ya depauperado presupuesto cada a?o.

Adem¨¢s, los trabajadores de los organismos p¨²blicos de investigaci¨®n se han unido para denunciar la ¡°par¨¢lisis¡± a la que se ven sometidos por las trabas burocr¨¢ticas que han dejado sus centros en una situaci¨®n ¡°dram¨¢tica¡±. Hay entre 15.000 y 20.000 investigadores espa?oles en el exterior, y la mayor¨ªa de ellos no puede ni quiere volver a un sistema empobrecido, deprimido y lastrado por a?os de recortes y absurda burocracia.

El nuevo responsable de la ciencia espa?ola podr¨ªa haber utilizado la oportunidad que le ha brindado este diario para hacer una defensa apasionada de la importancia de la I+D para el desarrollo de un pa¨ªs. Podr¨ªa haber prometido a los cient¨ªficos espa?oles ¡ªque, como ¨¦l sabe, est¨¢n decepcionados y entristecidos, cuando no muy enfadados¡ª que va a escuchar sus reivindicaciones. Podr¨ªa haber explicado que va a poner en marcha ese pacto de Estado por la ciencia del que tanto hablaba su antecesor en el cargo y que nunca ha visto la luz. Pero lo que ha hecho es dejar claro que o bien no sabe nada del estado real de la investigaci¨®n espa?ola, o bien lo conoce perfectamente pero no le importa mentir, dada la escasa importancia que se le da en este pa¨ªs a lo que le ocurre a la ciencia. Cualquiera de las dos opciones es terrible y deja a los investigadores hu¨¦rfanos de soluciones ante su situaci¨®n, que es cualquier cosa menos ¡°vibrante¡±.