Helados, carne picada o galletas: una nueva raz¨®n por la que los expertos los tienen en el punto de mira
Un aditivo que se usa desde el a?o 2000 en Europa podr¨ªa alimentar las bacterias malas de su est¨®mago
Nuestro intestino est¨¢ habitado por trillones de bacterias y otros microorganismos. Aunque esta cifra pueda dar un poco de v¨¦rtigo (incluso repel¨²s) su rol es absolutamente vital para nuestra salud. Comprometer la calidad de vida de nuestros habitantes microsc¨®picos puede provocar enfermedades de todo tipo, afectar a nuestro sistema nervioso central e incluso a nuestro estado de ¨¢nimo.
Ya sab¨ªamos que determinados alimentos procesados contribuyen a desestabilizar esta microbiota. A los problemas conocidos¡ªaz¨²cares, grasas saturadas y sal¡ª, se a?ade el avance de una reciente investigaci¨®n, que ha observado un nuevo enemigo de nuestro sistema intestinal. Un aditivo alimentario, la trehalosa diet¨¦tica, podr¨ªa estar asociado a la frecuencia cada vez mayor de los brotes de Clostridium difficile (C. difficile).
La C.difficile es una bacteria que se encuentra naturalmente en el ambiente (agua, aire, alimentos¡) incluso una peque?a parte de la poblaci¨®n es portadora de esta bacteria en el intestino grueso sin que se manifieste de un modo patol¨®gico. No obstante, el bot¨®n de encendido de la 'C.difficile' puede provocar una infecci¨®n t¨ªpicamente hospitalaria, que "puede ser tan leve como una gastroenteritis aguda o provocar una colitis fulminante: con dolor abdominal, fiebre y acabar en un fallo org¨¢nico que provoque la muerte", afirma Michael Lowak, m¨¦dico de familia y microbi¨®logo.
Este az¨²car entr¨® en nuestras vidas en el siglo XXI
A principios de los a?os 2000 este az¨²car considerado "ideal" por la industria alimentaria, por su capacidad de endulzar y de mejorar la textura de los ciertos productos se empez¨® a incorporar en los alimentos procesados. Presente de forma natural en los champi?ones y otras setas, pero que como aditivo se extrae del almid¨®n de los cereales, hasta aquel entonces su coste de producci¨®n era demasiado elevado pero un m¨¦todo enzim¨¢tico revolucionario consigui¨® bajar su precio y su inclusi¨®n en ultraprocesados se populariz¨®; por entonces tambi¨¦n se regul¨® su uso en la Comunidad Europea.
Coincidiendo con las fechas en que la trehalosa se empez¨® a encontrar en carnes picadas, galletas, helado ¡ªentre otros alimentos que hayan pasado por un procesado qu¨ªmico¡ª se empezaron a registrar brotes de infecci¨®n por 'C.difficile', concretamente de las cepas RT027 y RT078. Esta curiosa coincidencia llam¨® la atenci¨®n de un grupo de investigadores del Baylor College of Medicine, en Houston (EE UU), seg¨²n cuentan en el estudio, cuyas conclusiones acaban de publicarse en la revista cient¨ªfica Nature.
Bacterias con un paladar dulce
"Investigaciones recientes en modelos animales han comprobado que ciertos edulcorantes y emulsionantes artificiales pueden alterar las comunidades microbianas intestinales de manera que contribuyen a la enfermedad metab¨®lica",?explica a BuenaVida el investigador principal del estudio, Robert Britton. En su investigaci¨®n, en concreto, se observa c¨®mo estas cepas de C. difficile "se han adaptado para consumir un az¨²car reci¨¦n agregado a nuestra dieta, la trehalosa, y c¨®mo esto puede haber contribuido a la hipervirulencia". El experto matiza que a las personas que no son susceptibles a esta bacteria su ingesta no supone un problema.
De todos modos hay que tomar estos resultados con prudencia, en ciencia la correlaci¨®n no necesariamente prueba la causalidad. En este sentido, Britton asevera que "el uso de fluoroquinolonas, un tipo de antibi¨®tico, tambi¨¦n desempe?¨® un papel en la aparici¨®n de estas cepas. Como son resistentes a esta clase de antibi¨®ticos, esto probablemente ayud¨® a su emergencia".
En opini¨®n de Andr¨¦s S¨¢nchez-Yag¨¹e, jefe de Gastroenterolog¨ªa en el Hospital Vithas Xanit Internacional (Marbella) y portavoz de la Sociedad Espa?ola de Patolog¨ªa Digestiva (SEPD), "es dif¨ªcil valorar el impacto real de este descubrimiento porque la implicaci¨®n cl¨ªnica de este mecanismo todav¨ªa no est¨¢ evaluada". En esta misma direcci¨®n el acad¨¦mico Britton a?ade que "ahora es necesario realizar ensayos cl¨ªnicos para ver si la limitaci¨®n de la trehalosa en pacientes susceptibles a C.difficile tendr¨¢ un impacto en la morbilidad y la mortalidad".
Las bacterias de nuestro intestino comen lo que nosotros les echamos
A falta de estudios cl¨ªnicos que acaben de demostrar esta correlaci¨®n nos preguntamos qu¨¦ impacto pueden estar teniendo los aditivos alimentarios (endulzantes, colorantes, espesantes, estabilizantes¡) en nuestra salud intestinal. "Las bacterias comen lo que comemos. Por lo tanto, los cambios en nuestras dietas tienen un impacto tanto en nuestra propia fisiolog¨ªa como en la evoluci¨®n de los microbios que viven en nuestro intestino", aclara Britton.
Otro estudio realizado con ratones y tambi¨¦n publicado en Nature, demostr¨® que los emulsionantes alimentarios alteran la composici¨®n de las bacterias en el colon. ?Las consecuencias? Riesgo aumentado de enfermedades inflamatorias del intestino y trastornos metab¨®licos. Y es que uno de los principales medios de protecci¨®n del intestino ante las bacterias de su flora es un moco que cubre toda la superficie intestinal que permite que los microorganismos se mantengan a una distancia prudencial de las c¨¦lulas epiteliales que recubren el intestino. Seg¨²n los autores, "los agentes que interrumpen las interacciones moco-bacterianas podr¨ªan tener el potencial de promover enfermedades asociadas con la inflamaci¨®n intestinal".
Uno de los principales problemas para medir el impacto de los aditivos diet¨¦ticos sobre nuestra salud es la falta de efectos a corto plazo. Adem¨¢s, la edad, la gen¨¦tica, el entorno o el estilo de vida son otros factores que afectan al tipo de bacterias que componen nuestra flora intestinal. No obstante, que la comunidad cient¨ªfica est¨¦ sumando esfuerzos por averiguar qu¨¦ consecuencias pueden tener su consumo da que pensar, ?no?
?Qu¨¦ hacer mientras esperamos resultados cient¨ªficos irrefutables? Reducir al m¨¢ximo el consumo de procesados, ya que adem¨¢s de aditivos contienen todo lo que la OMS alerta como riesgo de salud. Y no hace falta recordar que la ingesta de cereales integrales ayuda a mantener un equilibrio ¨®ptimo de las bacterias intestinales as¨ª como el consumo de frutas y verduras ya que "contienen hidratos de carbono complejos que ayudan a que las bacterias buenas proliferen", afirman desde la Cl¨ªnica Mayo.
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