Comer pensando y sintiendo
El acto de degustar una comida puede quedar reducido a una formalidad. Pero es necesario alimentarse con conciencia. Poner atenci¨®n en cada bocado devuelve el brillo a los detalles, las historias y las emociones.
Un mundo feliz, la novela m¨¢s c¨¦lebre del escritor y fil¨®sofo brit¨¢nico Aldous Huxley, anticipaba el futuro de la sociedad en un marco de prosperidad, salud y avances tecnol¨®gicos. Una sociedad, sin embargo, manipulada e inhibida intelectual y emocionalmente. Esta obra es un alegato contra el empleo de la ciencia ¡ªy el conocimiento¡ª para el control de los pensamientos y acciones de las personas, as¨ª como frente a la manipulaci¨®n y coartaci¨®n de la libertad de elecci¨®n y pensamiento de la ciudadan¨ªa. Hoy d¨ªa, las conversaciones alrededor de muchas mesas van quedando cercadas por la charla vaga de los whats?apps o los hipn¨®ticos esl¨®ganes de los anuncios de televisi¨®n que a modo de mantra adhieren en nuestro subconsciente deseos que ni siquiera sabemos que tenemos. Entre otras causas porque para algunos lo que hay dentro del plato es accesorio, y alimentarse, una formalidad. Para muchos individuos comer es sencillamente ingerir y responde a una necesidad biol¨®gica entretejida de momentos de placer sostenidos por un acorde de tres notas: referencias heredadas, h¨¢bitos automatizados y prejuicios fraguados por el entorno social.
Pero m¨¢s all¨¢ del apetito at¨¢vico y la glotoner¨ªa adoptada, del fugaz regocijo en los excesos de la gula y del juvenil hostigamiento continuado a la mesura, est¨¢ el placer de explorar y descubrir, de entender lo que se come y pensar sobre lo que se siente comiendo. Porque alimentarse con conciencia pasa por revestir de sentido y l¨®gica una tarea que, por frecuente y rutinaria, suele perder significaci¨®n e importancia. Porque tras un producto se adivinan las respuestas que a lo largo del tiempo han proporcionado, con mayor o menor acierto, las diferentes comunidades, culturas y productores que lo han tra¨ªdo hasta nuestros d¨ªas. Porque en el aroma de una receta reverberan las l¨®gicas y empe?os de todas esas mujeres, madres y abuelas que decidieron encontrar el lujo donde no exist¨ªa. Porque es importante no olvidar que las vinculaciones afectivas han moldeado la manera de sentir los sabores y texturas que encierra una elaboraci¨®n. Porque a cada bocado nos tragamos el paisaje, pellizcos de civilizaciones y la relaci¨®n entre ambos. Por todo ello es conveniente comer juiciosamente, advirtiendo qu¨¦ hay tras un alimento en la era de la autenticidad impostada, los mensajes ambiguos del marketing agroalimentario y la alteraci¨®n de la franqueza en ?envases y etiquetas.
Pero si comer con conciencia es hacerlo con cierto grado de conocimiento, comer conscientemente trasciende el mero estudio de lo que se consume, de las propiedades, cualidades y relatos que atesora el ingrediente o plato que tenemos frente a nosotros, para adentrarnos en la naturaleza de lo que sentimos, de la relaci¨®n que mantenemos con los sabores, aromas, texturas, incluso historias que nos metemos a la boca. Utilizar la atenci¨®n consciente pasa por admirar lo que paladeamos fij¨¢ndonos en lo que nos trasladan los sentidos; sujetando la atenci¨®n en los pensamientos que cruzan por la mente, por encima del automatismo que en muchas ocasiones acompa?a la acci¨®n de comer. Principalmente porque comer, en su dimensi¨®n social, incita a la conversaci¨®n, y esta desv¨ªa parte de la atenci¨®n, desenfocando lo que se percibe.
Degustar con consciencia pasa por captar la muda realidad y notoriedad de los peque?os detalles, el sabor modesto y la textura humilde que relucen ante la atenci¨®n. As¨ª, fijando nuestros sentidos, habitu¨¢ndonos a escucharlos, podremos dar la vuelta a la cita de Huxley ¡°El h¨¢bito convierte los placeres suntuosos en necesidades cotidianas¡± para transformarla en ¡°con atenci¨®n, podemos convertir las necesidades cotidianas en placeres suntuosos¡±. ?Atentos a ello!?
Guisantes con jam¨®n
Elaboraci¨®n
1. El huevo poch¨¦:
¨C Cascar los huevos y servirlos individualmente en peque?os vasos para facilitar la t¨¦cnica de cocci¨®n.
¨C En un cazo de agua hirviendo de un palmo de ancho, agregar un chorro de vinagre. Cuando el agua alcance 80 grados, aproximadamente cuando se generen las primeras burbujas en el fondo del cazo, hacer un remolino con la ayuda de una varilla y verter el huevo desde el vaso en el remolino. El movimiento del agua y la acidez del vinagre har¨¢n que la clara del huevo envuelva la yema. Cocinar 5 minutos manteniendo la temperatura del agua sin que llegue a hervir, a unos 70 grados. Pasado el tiempo, sacar con cuidado el huevo del agua, escurrir y reservar.
2. El jam¨®n:
¨C Cortar las lonchas de jam¨®n en juliana.
¨C Servir la juliana de jam¨®n en una sart¨¦n antiadherente a una temperatura moderada con una pizca de aceite. Dejar dorar hasta que est¨¦ muy crujiente. Escurrir el jam¨®n sobre papel absorbente.
¨C Una vez escurrido, picar con el cuchillo hasta obtener un polvo de jam¨®n.
3. Los guisantes:
¨C Cortar el ajo fresco y la cebolleta fresca en juliana.
¨C Servirlos en un cazo y rehogarlo sin que tome color. A?adir los guisantes y el agua. Cocinar hasta que se haya evaporado el agua e introducir la menta picada.
Acabado y presentaci¨®n
¨C Calentar el huevo en el horno a 100 grados durante 5 minutos, si es ?necesario.
¨C En un plato hondo, servir aproximadamente 4 cucharadas de guisantes. Disponer el huevo sobre los guisantes.
¨C Terminar espolvoreando el jam¨®n sobre el huevo.
Leguminosas
Las leguminosas pueden ser consideradas como una importante fuente de prote¨ªna de origen vegetal. Las cantidades de este nutriente en las leguminosas que habitualmente se consumen en nuestro entorno pueden oscilar entre 15,5 y 36 gramos por cada 100 gramos de parte comestible.
Calidad
La calidad de este tipo de prote¨ªnas mejora al tomarlas con otros alimentos como los cereales, obteni¨¦ndose propiedades proteicas similares a las animales, debido a la complementaci¨®n de amino¨¢cidos. Las legumbres no tienen gluten, por lo que son adecuadas para los celiacos.
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