Dellafuente y su ¡®m¨²sica folkl¨®rica atemporal¡¯
'Grana¨ªno' hasta la m¨¦dula, familiar y leal. El artista habl¨® de las redes sociales, del mundo que le rodea y de su futuro, tiene clara una cosa: nada va a cambiar su forma de vivir
Dellafuente es, adem¨¢s uno de los grandes estandartes de la ola de la m¨²sica urbana en Espa?a, una persona normal. Lo que en el gremio del periodismo y del famoseo en general es un topicazo de manual ¡ª"pues Fulano no lo parece por las pintas, pero es un t¨ªo s¨²per cercano"¡ª, en el caso de Pablo Enoc Bayo, al que sus amigos llaman El Chino, es una verdad como un templo. Las cadenas doradas, los anillos en las manos o los cristales ahumados de sus gafas de sol pueden ser algo parecido a un peaje en un mundo en el que los s¨ªmbolos de estatus son un b¨¢sico, o quiz¨¢ se traten solo de un gusto personal, en este caso no viene al caso.
La cuesti¨®n es que estos caros adornos no marcan a priori su car¨¢cter. La sinceridad y humildad de El Chino es apabullante: "Es muy bonito lo que estoy viviendo, pero a veces no soy consciente. Y no lo disfruto como lo deber¨ªa disfrutar. A veces termina un concierto y digo: 'Co?o, deber¨ªa de haberlo disfrutado. Estoy cansado y no lo he disfrutado'. Muchas veces tengo la opci¨®n rondando la cabeza de cerrar la puerta y hacer otra cosa, porque muchas veces me supera todo, porque no es algo que haya buscado". Pero que nadie se asuste, queda Dellafuente para rato, aunque el siguiente paso no est¨¢ claro: "Llevo un a?o y medio grabando por grabar como el que dice, pero no tengo un objetivo a corto de lanzar un ¨¢lbum o un EP. Tampoco me veo necesitado de sacarlo y estoy esperando a que sea el mejor momento".
Cuando otros niegan relaciones formales para vender m¨¢s papel en conciertos y llenar m¨¢s portadas, un viejo truco que ya han puesto en pr¨¢ctica desde los primeros rockeros a las estrellas del pop, a ¨¦l no le tiemblan los anillos para hablar de ella: "Para m¨ª, mi mujer es como la columna vertebral de mi vida. No solo en la m¨²sica, sino de mi vida. Es mi estabilidad. Siempre lo he dicho y siempre lo he pensado". En un mundo en el que el postureo marca la agenda, ¨¦l defiende lo contrario, como reza su sencillo Pa mejor: Como se nota la envidia cuando a uno le va bonito, / como se nota la tirria porque no hago delito, / ahora yo soy empresario, estoy generando factura, / no vendo hierba en el barrio, que le follen a las posturas.
Esta actitud le ha salvado de muchas pol¨¦micas, frente a otros artistas que han lanzado mensajes marcadamente mis¨®ginos, uno de los graves problemas art¨ªsticos por los que atraviesa la industria: "A m¨ª no me sale decir cosas que est¨¦n feas para las grandes masas, un ni?o de 15 a?os o una mujer. Pero eso va con mi persona. Pero tampoco me gusta tener esa responsabilidad. Creo le corta las alas al artista". Eso s¨ª, Dellafuente se pavonea como el que m¨¢s, en ese sentido no tiene problema en esconderlo. ?Su ¨²ltima haza?a? Lanzar al mercado los dellars: "Es parte del juego, hacer billetes con tu cara. Es algo que ya es normal y me hizo mucha gracia la estampa de ver un mill¨®n de dellars. Me parece una obra de arte el billete".
Me siento un poco esclavo de Internet
Dellafuente present¨® junto a Sony Xperia #FUNATIC, en Madrid, una experiencia que une pasi¨®n por la m¨²sica y diversi¨®n; dos elementos que se unen a su filosof¨ªa, que acaba resumi¨¦ndose en dos palabras clave: familia y lealtad. Con ese trasfondo nace Dellafuente F.C., una marca que ya cuenta con identidad propia, su camiseta se vende ya por 90 euros: "Ha sido algo que ha escapado a mi conocimiento. Cuando empez¨® todo ni era consciente de que lo que m¨¢s funciona en Espa?a es es f¨²tbol. Ha sido tan natural y tan puro que ha funcionado por eso. La gente cree que est¨¢ asociado a unos valores y ha calado mucho.
Grana¨ªno hasta la m¨¦dula, podr¨ªa parecer un pulpo en un garaje en este mundo. La descripci¨®n m¨¢s original a su trabajo se puede encontrar en su bio de Instagram: "M¨²sica folkl¨®rica atemporal". Pero no acaba de ser del todo precisa. El ¨¦xito y fervor desmedido que genera Dellafuente nace en el momento concreto, el preciso, en que las grandes masas reclamaban algo que no estaba en el circuito festivalero ni en las radio f¨®rmulas. Ten¨ªa adem¨¢s un canal ideal para su difusi¨®n, las redes sociales, que lo acogieron con euforia y lo multiplicaron exponencialmente. Pero tiene su cara B: "Me siento un poco esclavo de Internet, si est¨¢s dos semanas fuera es como si estuvieras muerto musicalmente. Y muchas veces me he planteado borrarme las redes sociales y seguir con mi canal de YouTube y mis plataformas digitales".
La soluci¨®n para que exista menos misterio en torno a su figura y para tener m¨¢s presencia en los medios est¨¢ clara, pero no la contempla de momento: "Tendr¨ªa que moverme a Madrid, aqu¨ª es donde se mueve todo. Al final esto es una forma de la vida a la que tienes que ir amoldando. Yo vengo de Granada, me tiro aqu¨ª una semana, tengo cuatro entrevistas, un videoclip, tres reuniones, un concierto... Pero yo en Granada estoy con mi gente de siempre y haciendo los mismos planes. Mi vida no ha cambiado en ese sentido, vivo mejor, no tengo las dificultades que ten¨ªa antes, pero mi c¨ªrculo siempre ha sido el mismo. Y de ah¨ª no me sacan ni muerto".
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