¡°Hay algo mejor que salvar vidas: ense?ar a salvarlas¡±
Nacer en Etiop¨ªa es un reto; sobrevivir a las primeras 24 horas, un desaf¨ªo. El pediatra I?aki Alegr¨ªa Coll habla de su trabajo en el Hospital General Rural de Gambo
Mi coraz¨®n, de golpe, late con fuerza y est¨¢ a punto de estallarme el pecho. Todo ha ido bien en el parto de Momina, hasta que, al avanzar la cabeza del beb¨¦, me encuentro el cord¨®n umbilical estrangulando su cuello d¨¦bil. La comadrona, sin embargo, afloja la horca involuntaria con habilidad y el peque?o sin nombre se desliza entre un r¨ªo de sangre. Un cuerpo fl¨¢cido, azul como el cielo, llega al mundo, no sabemos si tambi¨¦n a la vida. Pinzamos el cord¨®n que une la placenta materna con el beb¨¦ y esperamos a que su llanto infle de aire sus reci¨¦n estrenados pulmones, pero pasa un segundo que se hace eterno y no llega ning¨²n sonido.
Tomamos el cuerpo, inerte, inm¨®vil, y lo colocamos en la cuna de reanimaci¨®n. Aparentemente est¨¢ sin vida, pero entre nuestros dedos podemos sentir el latido del cord¨®n umbilical. Late el cord¨®n, late el coraz¨®n del beb¨¦ y el nuestro a¨²n m¨¢s. Est¨¢ vivo. Ahora cada segundo que pasa juega en nuestra contra, es un paso atr¨¢s de la vida y uno adelante hacia la muerte. Hay que actuar con premura, pero con precisi¨®n y profesionalidad.
Tomamos el amb¨² [el resucitador manual], colocamos de manera herm¨¦tica la mascarilla cubriendo su boca y nariz y empezamos a apretar, insuflando el aire. La comadrona asume el liderazgo de la maniobra de reanimaci¨®n. Con decisi¨®n, toma el aparato y lo coloca cubriendo la peque?a nariz y los labios, haciendo un sello herm¨¦tico entre las manos. Segura de su t¨¦cnica, aprieta con firmeza la bolsa, insuflando la primera bocanada de aire en los pulmones?inm¨®viles del reci¨¦n nacido.
Uno¡ dos¡ tres¡ cuatro¡ y cinco. Para. Observa con atenci¨®n. El cuerpo empieza a respirar por s¨ª solo. Parece un milagro, sin embargo no lo es; es el conocimiento. Una comadrona bien formada acaba de poner en pr¨¢ctica lo aprendido en el curso de reanimaci¨®n neonatal.
Con una correcta t¨¦cnica y maniobras de insuflaci¨®n, el 90% de los reci¨¦n nacidos consigue evitar la muerte y graves secuelas como la par¨¢lisis cerebral debido a la falta de ox¨ªgeno en los primeros segundos de vida.
Un escalofr¨ªo recorre todo mi cuerpo al escuchar el llanto de un nuevo ni?o que acaba de volver a nacer en el hospital de Gambo, en la Etiop¨ªa rural. Tiene apenas 10 minutos de vida y ya ha muerto y resucitado.
En Etiop¨ªa, alrededor de 11.000 madres mueren cada a?o al dar a luz
Momina, la madre, ha acudido a realizar las cuatro visitas de seguimiento prenatal que aconseja la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, gracias a las cuales hemos garantizado un adecuado seguimiento del embarazo. Tambi¨¦n le hemos dotado de un suplemento nutricional con ¨¢cido f¨®lico para evitar malformaciones del tubo neural, como la espina b¨ªfida, que son mortales en la Etiop¨ªa rural. Momina ha acudido a Gambo al sentir las primeras contracciones, ha sido atendida durante el parto por comadronas bien formadas, con material est¨¦ril y siguiendo correctas medidas de higiene.
Si Mishu hoy en d¨ªa sigue viva es por la importancia de la formaci¨®n del personal sanitario y sensibilizaci¨®n de la comunidad. Esto es lo que realizamos en la Etiop¨ªa rural.
La mayor¨ªa de las muertes tanto maternas como perinatales son evitables. En Etiop¨ªa, la mortalidad materna sigue siendo demasiado elevada, alrededor de 412 madres por 100.000 nacimientos, lo que significa que alrededor de 11.000 mujeres mueren cada a?o al dar a luz. Cada 1.000 nacimientos, 46 ni?os fallecen antes de alcanzar los 28 d¨ªas de vida, lo mismo que alrededor de 87.000 cada a?o antes de alcanzar los 28 primeros d¨ªas de vida y 97.000 durante el parto.
Nos hemos propuesto un reto: que no muera ninguna madre al dar a luz ni ning¨²n ni?o al nacer por una causa que podr¨ªamos haber evitado. Nuestro lema en lengua oromo es "Haati Takkallee Lubbuu kenuuf lubbuu dhabuu hin qabdu¡± [Ninguna madre debe morir al dar vida, ning¨²n ni?o debe morir al nacer].
I?aki Alegr¨ªa Coll es pediatra, director m¨¦dico del Hospital General Rural de Gambo (Etiop¨ªa) y fundador de la ONGD Alegr¨ªa Sin Fronteras
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