Valentino y Margiela despiertan la alta costura
Pierpaolo Piccioli, dise?ador de la firma italiana, triunfa en Par¨ªs con una opulenta colecci¨®n, mientras que John Galliano admira con su experimentaci¨®n
En la pasarela, los arrebatos de euforia suelen ser un aut¨¦ntico exotismo. La actitud homologada en todo desfile comporta, m¨¢s bien, un desapego algo sobreactuado, un hast¨ªo ensayado, como si el entusiasmo se reservara para ocasiones que realmente lo merecen. La presentaci¨®n de la nueva colecci¨®n de Valentino, que este mi¨¦rcoles cerr¨® los desfiles de la alta costura en Par¨ªs, debi¨® de ser una de ellas. Al terminar, el p¨²blico se puso en pie para dedicar una ovaci¨®n al director art¨ªstico de la firma italiana, Pierpaolo Piccioli. El dise?ador parece vivir, desde hace un par de temporadas, su mejor momento. Lo volvi¨® a demostrar este mi¨¦rcoles por la noche con una colecci¨®n inspirada en cosas tan dispares ¨Cpero todas ellas tan italianas¨C como el Renacimiento y el Settecento, el cine de Visconti y el de Pasolini, sumadas a la figura espectral de Maria Callas, cuya voz sobrevol¨® la pasarela de principio a fin.
Su desfile fue opulento y oper¨¢tico. Hubo vestidos de aires rom¨¢nticos y capas por doquier, una de las prendas m¨ªticas en la historia de la marca, que Piccioli pareci¨® decidido a reinventar en clave contempor¨¢nea. Tambi¨¦n brocados suntuosos, volantes exuberantes, metalizados en dorado art d¨¦co, estampados abundantes, cardados voluminosos, tocados florales y una paleta de colores ecl¨¦ctica, en la que predominaron el a?il, el marr¨®n, el verde musgo y distintos matices de rosa. Se vio pasar una capa de lentejuelas esmeralda, tal vez la prenda m¨¢s impresionante de la noche, junto con el look final, un vestido de aires versallescos en color calabaza, que luci¨® la modelo Adut Akech, australiana de origen sudan¨¦s de 18 a?os, convertida en nueva sensaci¨®n de la pasarela.
Piccioli est¨¢ convencido de que el tejido es capaz de transportar emociones. Ayer supo transmitir unas cuantas con una colecci¨®n que logr¨® lo que las grandes marcas como Chanel y Dior, pese a firmar colecciones notables, no han sabido alcanzar en esta semana de desfiles: esquivar los d¨¦j¨¤ vus y despertar a esa bella durmiente llamada alta costura.
Algo parecido logra siempre John Galliano con su trabajo para Maison Margiela, pese a optar por una v¨ªa m¨¢s experimental e iconoclasta. Pero sus dise?os, tan f¨¢ciles de ridiculizar por su extravagancia, no solo encierran gusto por la provocaci¨®n, sino tambi¨¦n muchas ideas por cent¨ªmetro cuadrado. Ayer present¨® una treintena de siluetas multicapas compuestas por mantos de tul delicado y fieltro industrial, tejidos deportivos y materiales acolchados, prendas vestidas del rev¨¦s, capas de apicultor e injertos extra?os y viscosos, realizados con una t¨¦cnica china a base de pegamento de arroz. Sus modelos llevaban la cara pintada de azul y desfilaban como alien¨ªgenas en un filme de ciencia ficci¨®n dirigido por el hijo ileg¨ªtimo de Roger Vadim y Jean-Luc Godard.
Pese a su vanguardismo, tambi¨¦n hubo gui?os al pasado: sus maniqu¨ªes con la cara cubierta recordaron a las modelos sin rostro que emple¨® en su d¨ªa el fundador de la firma. M¨¢s que una provocaci¨®n literal, hay que ver en su obra un gesto po¨¦tico.
Por su parte, otro enfant terrible reformado como Jean-Paul Gaultier present¨® una colecci¨®n para mujeres y hombres, que no unisex, pese a girar alrededor de una prenda tan vers¨¢til como el esmoquin. El dise?ador franc¨¦s propuso siluetas h¨ªpicas en blanco y negro con tocado turco en la cabeza. En el apartado femenino, ese tuxedo reinventado cobr¨® un aspecto m¨¢s deconstruido, aunque tampoco especialmente original ni innovador. Gaultier tambi¨¦n present¨® distintos conjuntos de aires m¨¢s rock en cuero reflectante y una serie de vestidos de eurovillana g¨®tica.
Mientras tanto, el humo de los cigarrillos inundaba la pasarela y, de fondo, sonaban canciones de tem¨¢tica tabacalera a cargo de Sylvie Vartan o Jacques Higelin, a trav¨¦s de las que modisto pareci¨® reivindicar el pitillo en un momento en que la capital francesa se plantea prohibirlo en parques y jardines. Al final, dos modelos de senos descubiertos aparecieron envueltos en una especie de mampara textil en la que se le¨ªa la inscripci¨®n Free the nipples ("liberad los pezones"). Si ha perdido el sentido de la subversi¨®n que le distingui¨® en los ochenta, cuando escandaliz¨® con sus faldas para hombre y sujetadores c¨®nicos, Gaultier no ha extraviado, por lo menos, su sentido del humor.
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