La miner¨ªa ilegal est¨¢ destruyendo a los Yanomami
Esta poblaci¨®n ind¨ªgena lleva a?os amenazada por la llegada de mineros ilegales a su territorio y, con ellos, enfermedades como el sarampi¨®n
Hace 25 a?os, un grupo de mineros ilegales brasile?os invadieron la comunidad reci¨¦n contactada de Haxim¨² situada en la densa selva amaz¨®nica y le prendieron fuego a dos casas comunales. Armados de armas, machetes y cuchillos persiguieron y asesinaron a 16 ind¨ªgenas yanomamis, la mayor¨ªa de ellos mujeres y ni?os.
Esta masacre premeditada fue la culminaci¨®n de tensiones entre comunidades ind¨ªgenas y mineros ilegales que hab¨ªan ido escalando en esta zona remota de Venezuela, fronteriza con Brasil. Marisa Yanomami y Leida Yanomami, supervivientes de esta agresi¨®n, recuerdan el doloroso episodio. ¡°Viv¨ªamos en un lugar llamado Haxim¨², donde la masacre comenz¨®. Luego huimos hacia la selva, pero los buscadores de oro vinieron tras nosotros y mataron a otras diez personas, llegando el total de muertes a diecis¨¦is. Los buscadores de oro mataron a nuestros hermanos y hermanas y tambi¨¦n mataron a nuestro padre con machete; algunos fueron asesinados con pistolas¡±, cuenta una de ellas.
El caso obtuvo mucha atenci¨®n, y una corte brasile?a conden¨® a cinco de los mineros por genocidio, una decisi¨®n sin precedentes. "La miner¨ªa solo destruir¨¢ la naturaleza. Destruir¨¢ los arroyos y los r¨ªos y matar¨¢ a los peces y al medioambiente, y nos matar¨¢ a nosotros. Traer¨¢ enfermedades que nunca existieron en nuestra tierra", Davi Kopenawa, portavoz de los yanomamis y presidente de la asociaci¨®n yanomami Hutukara.
La masacre de Haxim¨² tal vez fue uno de los enfrentamientos m¨¢s violentos y aterradores del pueblo yanomami con los mineros. Pero no fue ni el primero ni el ultimo. Durante el auge de oro en los a?os 80 cerca de 40.000 buscadores de oro invadieron su tierra, transmitiendo enfermedades, agredi¨¦ndolos y contaminando los r¨ªos y bosques con mercurio. El 20 % de los yanomamis brasile?os murieron en solo siete a?os.
Desgraciadamente la inagotable sed por el oro continua. Organizaciones ind¨ªgenas en Brasil y Venezuela estiman que actualmente hay miles de mineros ilegales invadiendo sus tierras a ambos lados de la frontera. Adem¨¢s, las consecuencias de estas invasiones van mas all¨¢ de la intimidaci¨®n y el conflicto. Los mineros ilegales son la probable fuente del actual brote de sarampi¨®n que est¨¢ atacando al pueblo ind¨ªgena yanomami, una crisis humanitaria que contin¨²a sin recibir atenci¨®n adecuada por parte de las autoridades de la salud. Este brote de sarampi¨®n al parecer ha surgido tras a?os del fracaso por parte de los gobiernos responsables de proteger sus territorios.
Si bien el sarampi¨®n es una preocupante enfermedad en cualquier contexto, en las comunidades ind¨ªgenas relativamente aisladas hasta podr¨ªa aniquilar a todo un pueblo. Cientos de ind¨ªgenas podr¨ªan morir. Los yanomamis tienen una poblaci¨®n actual alrededor de 35,000 personas y la mayor¨ªa de los yanomamis no cuentan con inmunidad a enfermedades como el sarampi¨®n. Si una persona la contrae, es muy probable que el resto de la comunidad tambi¨¦n sea afectada si no han recibido vacunas. En estas zonas muy remotas de dif¨ªcil acceso terrestre, se carece de acceso a atenci¨®n m¨¦dica b¨¢sica que podr¨ªa prevenir o controlar complicaciones e infecciones secundarias que conllevan a fatalidades. Desafortunadamente, sus propias medicinas ind¨ªgenas no pueden enfrentarse a estas infecciones for¨¢neas.
Pero ser¨ªa un grave error considerar la actual crisis del sarampi¨®n sin tomar en cuenta el contexto hist¨®rico y pol¨ªtico que la ha creado y las l¨ªneas que lo conectan a la masacre que este a?o conmemoramos. La crisis del sarampi¨®n es un s¨ªntoma de la invasi¨®n de su territorio que se ha venido evidenciando desde hace d¨¦cadas.
El pueblo yanomami necesita atenci¨®n m¨¦dica urgente y es imprescindible que los gobiernos de Venezuela y Brasil respondan a esta emergencia humanitaria de inmediato. Los yanomamis que ya tienen contacto con la sociedad nacional deben de ser atendidos. Para las comunidades yanomamis no contactadas incluso el contacto con personal de salud podr¨ªa ser fatal. La ¨²nica respuesta para ellos es la protecci¨®n de su territorio para evitar el contagio.
La triste realidad es que aunque una respuesta a corto plazo es necesaria, por si sola no ser¨¢ suficiente. Epidemias como estas seguir¨¢n sucediendo mientras el pueblo yanomami no pueda ejercer el pleno y exclusivo uso de sus tierras y territorios. Las constituciones de ambos pa¨ªses garantizan este derecho, y la ley internacional lo precisa.
Las comunidades yanomamis tienen el derecho a un futuro rico y fruct¨ªfero, un futuro que les permita practicar sus maneras de vida y que les garantice espacios para forjar sus propios caminos.
Aunque los primeros casos de sarampi¨®n fueron reportados en marzo de este a?o, las autoridades han hecho o¨ªdos sordos a los llamados de las organizaciones ind¨ªgenas yanomamis que laboran d¨ªa a d¨ªa para garantizar sus derechos. En Survival International, el movimiento global por los pueblos ind¨ªgenas, estamos intentando cambiar esto. Hemos trabajado en colaboraci¨®n con el pueblo yanomami y sus aliados desde los a?os 70 y ahora estamos luchando para garantizar su derecho a prosperar, crecer y cambiar a su propia manera.
??nete al movimiento! Hoy debemos pedir asistencia m¨¦dica, pero para evitar una repetici¨®n de los errores del pasado, tendremos que ampliar nuestras demandas y exigir que los mineros ilegales sean expulsados. Tenemos que seguir construyendo un movimiento global en su defensa que una nuestras voces, demandando que los gobiernos act¨²en ya y salvaguarden sus tierras.
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