Bitori, la leyenda viva del funan¨¢
El m¨²sico de 83 a?os se sube con su acorde¨®n al escenario del Festival Med, en la localidad portuguesa de Loul¨¦
Pocos momentos en la vida pueden ser tan emocionantes como encontrarse lado a lado con Victor Tavares Bitori y Chando Graciosa, dos de los m¨²sicos m¨¢s importantes de la historia de los ritmos caboverdianos del funan¨¢. En el marco del Festival Med, encuentro de M¨²sicas del Mundo que se celebra anualmente en la localidad de Loul¨¦ (Portugal) a finales de junio, entrevistamos a los que horas m¨¢s tarde abrir¨¢n con llenazo el escenario principal. A sus 83 a?os, Bitori guarda su energ¨ªa para interpretar esta m¨²sica que hoy ocupa cabezas de cartel de festivales y que durante la ¨¦poca colonial se consider¨® prohibida y de baja clase social.
Hablar de la riqueza cultural y musical de Cabo Verde no es ninguna novedad. Tito Par¨ªs, Mario Lucio o Mayra Andrade se encargan de hacernos bailar y emocionarnos al ritmo del funan¨¢ o la coladeira. Pero sin duda la fallecida reina de la morna, Cesaria ?vora, inmortaliz¨® una de las historias m¨¢s duras y nost¨¢lgicas del exilio y la di¨¢spora caboverdiana en la canci¨®n Sodade (nostalgia). Con este tema, ?vora descubri¨® el dolor de los miles de caboverdianos que partieron a trabajar hacia las Islas de Santo Tom¨¦ y Pr¨ªncipe con la esperanza del volver a su tierra natal.
Cabo Verde y Santo Tom¨¦, hoy pa¨ªses independientes de Portugal, comparten un pasado com¨²n y algunos asuntos a¨²n sin resolver. Se calcula que el 50% de la poblaci¨®n de Santo Tom¨¦ y Pr¨ªncipe tiene ascendencia caboverdiana, seg¨²n recoge un art¨ªculo de la experta Joana Arosa Feio. Sin embargo, este colectivo sufre niveles m¨¢s altos de pobreza y exclusi¨®n social respecto al resto de la poblaci¨®n.
Desde inicios del siglo XX los caboverdianos llegaron a Santo Tom¨¦ para trabajar en la agricultura como ¡°contratados¡± aunque la mayor¨ªa no consigui¨® volver. La historia de V¨ªctor Tavares, aunque todos lo conozcan por Bitori, es una de esas pocas con final feliz. Hoy calificado leyenda viva del funan¨¢, Bitori acept¨® embarcarse rumbo a Santo Tom¨¦ con un claro objetivo: ahorrar lo suficiente comprarse un acorde¨®n o gaita como lo llaman en Cabo Verde. ¡°En la entrada de Rio Douro, la hacienda agr¨ªcola donde trabaj¨¦, estaba escrito: 'Quien entra no sale, quien sale no entra' pero yo sab¨ªa que iba a salir¡± afirma orgulloso Bitori, y as¨ª fue.
Despu¨¦s de tres a?os, consigui¨® dinero suficiente para un acorde¨®n y regres¨® a Cabo Verde. All¨ª le esperaban a?os tambi¨¦n duros, donde altern¨® su trabajo de m¨²sico con el de alba?il y mucho?grogue (bebida local). En 1997 grab¨® el disco?Bitori Nha Bibinha, pero fue en 2016, cuando la firma alemana Analog Africa lo reedit¨® y obtuvo reconocimiento internacional.
El ¨¢lbum Bitori nha Bibinha es considerado por muchos el mejor disco de funan¨¢. Y hoy, de la mano de Miriam Brenner de Kokako Music, Bitori viaja con su acorde¨®n por el mundo y prepara, junto con Chando Graciosa, su segundo disco. Sobre si le gustar¨ªa visitar Santo Tom¨¦ Bitori responde: ¡°S¨®lo si fuese para tocar el acorde¨®n, para vivir de mi m¨²sica y ganar dinero. No para hacer turismo¡±. Durante la entrevista se muestra sencillo y amable pero parco en palabras, dejando espacio para Chando Graciosa, quien reitera su inter¨¦s en difundir la cultura caboverdiana en el mundo, e incide en la amabilidad y la hospitalidad de sus gentes, e invita incluso a visitar Tarrafal, donde vive su familia.?
Desde inicios de junio Bitori est¨¢ de gira en Europa, actuando en cert¨¢menes de primer nivel en Francia, Portugal o Luxemburgo. Los que trabajan con ¨¦l hablan de la seriedad de su trabajo: "se interesa y repasa una y otra vez el orden de los temas que tocar¨¢ con maestr¨ªa en el escenario", dicen los compa?eros. Cuando no est¨¢ de gira, Bitori vive en Praia (capital de Cabo Verde) d¨®nde adem¨¢s de tocar imparte clases de acorde¨®n.? Qu¨¦ bien se siente saber que todo en la vida cambia y que, aunque ya hecho abuelo, Bitori ha podido tener el reconocimiento que se merece.
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