La arquitectura liberada de la obligaci¨®n de ser ¨²til
Marina Otero Verzier, directora de Investigaci¨®n en Het Nieuwe Instituut en Rotterdam, explica la arquitectura l¨²dica
La arquitecta Marina Otero Verzier es, desde 2015, directora de Investigaci¨®n en Het Nieuwe Instituut en Rotterdam, un museo de arquitectura, dise?o y cultura digital, que contiene el archivo nacional de arquitectura holandesa. Cambi¨® Nueva York, donde hab¨ªa vivido gracias a una beca Fullbright, por Rotterdam para fundar un departamento de investigaci¨®n de car¨¢cter interdisciplinar, y que media entre la academia, la profesi¨®n, la pol¨ªtica y la sociedad.
Antes hab¨ªa estudiado arquitectura en Madrid (ESTAM) y en Delft (TU Delft), y realizado el Masters of Science in Critical, Curatorial and Conceptual Practices in Architecture en Columbia University. Al terminar su tesis fue nombrada Directora de Programaci¨®n de Studio-X. De estudiante se convirti¨® en directora de una red global de centros de investigaci¨®n sobre el futuro de las ciudades con sedes en Amman, Beijing, Estambul, Johannesburgo, Mumbai, Nueva York, Rio de Janeiro y Tokio adscritos a la universidad de Columbia. En la Bienal de Venecia ha dise?ado el pabell¨®n de Holanda titulado WORK, BODY, LEISURE, un recinto en el que los visitantes abren taquillas, (que resultan ser ventanas o puertas) para ir descubriendo fragmentos de otras vidas, escenarios concebidos diversos pensadores, de Amal Alhaag a Beatriz Colomina,
Pregunta. ?Qu¨¦ tiene eso que ver con la arquitectura?
Respuesta. Lo l¨²dico no est¨¢ re?ido con lo relevante. Es parte indispensable de la sociedad en la que la diferencia entre trabajo y ocio sea hace cada vez m¨¢s difusa.
Por eso, como respuesta al tema general de la Bienal, FREESPACE, el pabell¨®n holand¨¦s, revisita obra del artista Constant Nieuwenhuys. En su proyecto New Babylon (1956¨C1974) ¡ªun paradigma de espacio libre y el ocio posibilitado por la automatizaci¨®n del trabajo¡ª la sociedad, liberada de la obligaci¨®n de ser ¨²til, dedica su energ¨ªa a la creatividad y el juego.
Constant visualiz¨® el mundo post-laboral, pero tambi¨¦n revel¨® el sistema que lo har¨ªa posible: la explotaci¨®n e invisibilidad de la mano de obra. La libertad, en New Babylon, se construye a expensas del control y la explotaci¨®n de "el otro".
New Babylon es una de las arquitecturas que se presentan en el pabell¨®n, y que los visitantes descubren tras la ret¨ªcula de taquillas naranjas. Abriendo y cerrando puertas, est¨¢n jugando y tambi¨¦n haciendo trabajo intelectual y f¨ªsico, al servicio de otros.
P. ?La arquitectura actual necesita utop¨ªas o propuestas? ?C¨®mo trasladar su discurso a obra construida?
R. Una buena propuesta siempre tiene algo de ut¨®pico. Tambi¨¦n ocurre con los proyectos de los que hablamos en el pabell¨®n. En ellos es evidente que no hay innovaci¨®n sin conflicto. Se trata de construcciones que, hasta ahora, no han supuesto una prioridad para el discurso arquitect¨®nico, los estudios de arquitectura, o las universidades. Y, sin embargo, es donde se est¨¢n definiendo los nuevos paradigmas del trabajo y, por tanto, la sociedad del futuro.
La arquitectura de la plena automatizaci¨®n est¨¢ implement¨¢ndose en Holanda, desde la escala del territorio a la de la cama. El paisaje cartesiano, productivo holand¨¦s, dise?ado para una eficiencia sin precedentes, es la imagen de nuestros sue?os y ansiedades sobre lo que est¨¢ por venir.
En Columbia, las clases y conferencias son un revulsivo del pensamiento cr¨ªtico y pol¨ªtico, algo que echaba de menos en mi formaci¨®n en Espa?a
Por ejemplo, la nueva terminal de contenedores del puerto de Rotterdam est¨¢ totalmente automatizada. La introducci¨®n de esta tecnolog¨ªa ha permitido maximizar el rendimiento. Pero tambi¨¦n ha resultado en protestas de los operadores de gr¨²as portuarias que han sido reemplazados. Ahora son oficinistas los que, desde la sala de control, supervisan las operaciones ininterrumpidamente.
En los invernaderos, la productividad tambi¨¦n se controla mediante tecnolog¨ªas automatizadas. En estos interiores de belleza sublime, flores y frutas crecen ba?adas por luz led de colores, y sin restricciones impuestas por las condiciones exteriores. Pronto, del trabajo humano.
Mientras, en los centros de producci¨®n de leche, las vacas son asistidas por robots y los granjeros gestionan las operaciones desde la nube.
Al poner el foco en estos espacios donde se est¨¢ reinventado el futuro del trabajo, nuestro objetivo es iniciar un debate sobre los reg¨ªmenes tecnol¨®gicos que lo hacen posible y sobre nuestra posibilidad de desafiarlos. La automatizaci¨®n es un dominio de investigaci¨®n que todav¨ªa carece de una perspectiva espacial cr¨ªtica.
P. ?Qu¨¦ ha aprendido y de qui¨¦n y que ha tenido que desaprender form¨¢ndose como arquitecta y actuando como comisaria?
R. La ETSAM es una jungla que imprime tes¨®n, precisi¨®n y creatividad. Fue una suerte aprender con Atxu Amann, Luis Rojo, Emilio Tu?on y Luis Moreno Mansilla, Luis Fern¨¢ndez-Galiano, Juan Herreros, y del trabajo de Nerea Calvillo, Uriel Fogu¨¦ o Andr¨¦s Jaque, entre otros. Hacen falta m¨¢s mujeres en la escuela, por cierto.
En Columbia, las clases y conferencias son un revulsivo del pensamiento cr¨ªtico y pol¨ªtico, algo que echaba de menos en mi formaci¨®n en Espa?a. Transformaron mi manera de entender la arquitectura, m¨¢s all¨¢ de la construcci¨®n de edificios, y me permitieron desarrollar proyectos como la Trienal de Oslo, junto con mis compa?eros de After Belonging.
Rotterdam es una ciudad fascinante, en plena transformaci¨®n, y llena de experimentos tan maravillosos como fallidos. Por ello, sigue siendo un lugar en el que poder innovar modelos arquitect¨®nicos, sociales y pol¨ªticos sin tener miedo al fracaso. Ese es el espacio que me ofrece Het Nieuwe Instituut.
P. ?Ve alg¨²n peligro en que la arquitectura se exponga en museos? ?La arquitectura te¨®rica expuesta en museos es instalaci¨®n o arquitectura?
R. Es importante reclamar la figura de la arquitecta como alguien que piensa antes de construir. Hubi¨¦ramos ahorrado sufrimiento a gran parte de la poblaci¨®n si hubi¨¦ramos debatido los efectos de las arquitecturas que dise?amos, antes de poner nuestra firma en edificios de baja calidad espacial y medioambiental, caros, e inaccesibles.
El verdadero peligro no es que la arquitectura se exponga en museos, sino que se haga arquitectura al servicio de los especuladores inmobiliarios. El gran porcentaje de los edificios que se construyen en nuestro pa¨ªs no presenta un compromiso con las realidades sociales, pol¨ªticas y econ¨®micas. La construcci¨®n y las l¨®gicas del desarrollo urbano responden a procesos de acumulaci¨®n desigual de capital entre la poblaci¨®n. Procesos que, al mismo tiempo, han transformado la arquitectura en un mero objeto de inversi¨®n.
Si los museos prueban ser foros relevantes para debatir e imaginar maneras responsables de hacer arquitectura, ¡ªuna arquitectura inclusiva y asequible con valor c¨ªvico, cultural y est¨¦tico¡ª pues bienvenidos sean. Entonces, nos dar¨¢ igual si se denomina o no instalaci¨®n.
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