Madres que trabajan fuera de casa: entre la culpa y el deseo
Un estudio considera que las hijas de estas progenitoras tienen empleos mejores de adultas. Para la soci¨®loga Lourdes Gait¨¢n es importante resaltar: ?es el trabajo un indicador de felicidad para todos?
Un estudio de la Escuela de negocios Harvard concluye que las hijas cuyas madres desempe?an un empleo remunerado tienen en la edad adulta una mayor probabilidad de encontrar un empleo, siendo adem¨¢s en la mayor¨ªa de los casos puestos de responsabilidad y bien retribuidos. En los hijos se observa una mayor presencia en el hogar y sentido de la corresponsabilidad. Las autoras se han basado en dos encuestas internacionales en las que han participado m¨¢s de 100.000 personas de 29 pa¨ªses distintos.
Una de sus autoras, Kathleen L. McGinn, profesora de la Escuela de negocios Harvard, declara que ¡°tanto las madres empleadas como las madres que se quedan en casa pueden ser modelos positivos¡±. Para la docente, lo que los ni?os ven como "normal" en sus familias a medida que crecen da forma a sus expectativas y preferencias para sus vidas como adultos. ¡°Las madres empleadas buscan la manera de equilibrar el trabajo fuera de casa y las responsabilidades en el hogar, y eso influir¨¢ en que sus hijos, especialmente las hijas, tomen ese mismo camino y lo repitan en sus propias vidas¡±, explica a El Pa¨ªs. El valor del ejemplo.
No siempre grandes profesiones
Para Lourdes Gait¨¢n, doctora en Sociolog¨ªa y socia fundadora del Grupo de Sociolog¨ªa de la Infancia y la Adolescencia (GSIA), aunque la investigaci¨®n est¨¢ bien fundamentada y bien realizada desde el punto de vista metodol¨®gico, cree que solo refleja la realidad de la clase media acomodada urbana de pa¨ªses desarrollados, ¡°que es la que suele estar reflejada en la mayor¨ªa de los estudios de este tipo¡±.
Para explorar la posibilidad de que la asociaci¨®n encontrada en el estudio var¨ªe con la clase social de la familia de origen, sus autoras desglosaron los resultados por categor¨ªas ocupacionales generales de las madres: trabajo manual o equivalente, mano de obra no manual de baja calificaci¨®n, alta destreza, y tambi¨¦n el nivel de educaci¨®n de las madres. Seg¨²n McGinn, la relaci¨®n positiva entre el empleo materno y la probabilidad de empleo de las hijas es independiente de la ocupaci¨®n y educaci¨®n de la madre: ¡°las hijas adultas criadas por madres empleadas tienen m¨¢s probabilidades de ser empleadas que las hijas criadas por madres que se quedaron en casa a tiempo completo¡±. En cuanto a la relaci¨®n positiva entre el empleo materno y el nivel de ingresos, ¡°se aplica principalmente a las hijas criadas por madres que trabajaban en trabajos de alta destreza y que ten¨ªan una educaci¨®n relativamente alta¡±.
La fundadora de GSIA, por su parte, considera que m¨¢s que ¡°lo que demuestra el estudio¡±, es interesante pensar en lo que no se ve: ¡°Tener un trabajo de responsabilidad, de muchas horas y de buena remuneraci¨®n, es un indicador ?de qu¨¦? ?De ¨¦xito? ?De felicidad? ?Qui¨¦n se?ala esto como patr¨®n de logro?¡±, se pregunta. No solo el tipo de trabajo de la madre (y del padre) influyen, seg¨²n Gait¨¢n, en las oportunidades de las hijas e hijos, tambi¨¦n la clase social de origen o la existencia (o no) de recursos y beneficios sociales p¨²blicos, entre otros.
La econom¨ªa familiar es un marcador importante, pero en sentido distinto a los aspectos de ¡°mejores trabajos¡± o de ¡°corresponsabilidad de los hijos¡±. Para Gait¨¢n, en cuanto a los mejores trabajos, si no hay una educaci¨®n igualitaria y de calidad, los econ¨®micamente m¨¢s potentes estar¨¢n mejor situados; adem¨¢s contar¨¢n con un ¡°capital social¡±, que facilitar¨¢ el acceso a mejores empleos. Sobre la corresponsabilidad, cree que esta puede ser mayor en una econom¨ªa familiar m¨¢s precaria, donde es m¨¢s patente la necesidad de colaboraci¨®n de todos los miembros. A?ade la soci¨®loga que una lectura superficial y r¨¢pida de estos estudios suele conducir a una explicaci¨®n causal lineal: a madres trabajadoras y educaci¨®n igualitaria, hijas mejor situadas e hijos m¨¢s colaboradores en el hogar. Sin embargo, lamenta que no se tenga en cuenta a las hijas que fracasan, o que elijen un modelo tradicional, tampoco a las hijas que ¡°triunfan¡± igual partiendo de situaciones totalmente contrarias. Por eso, frente a lo que la soci¨®loga considera ¡°explicaciones deterministas¡±, considera que debe primar la autonom¨ªa de las personas desde ni?as ¡°para marcar y hacer su propio camino¡±.
Ocurre que quiz¨¢s tambi¨¦n la percepci¨®n cuando se habla de t¨¦rminos como ¡°desarrollo profesional¡± o ¡°carrera profesional¡± es la de estar hablando de profesiones bien valoradas y remuneradas, y con una proyecci¨®n enorme o de grandes responsabilidades. En el oc¨¦ano de empleos actuales en los que bucean las mujeres, tambi¨¦n hay trabajos precarios, poco o nada reconocidos. Esto, para Lourdes Gait¨¢n, est¨¢ relacionado con que hay una tendencia a identificar ¡°lo normal¡± con ¡°lo nuestro¡±: ¡°Las muestras no permiten, a veces, desagregaciones m¨¢s finas, o no se buscan, o se cede a la predominancia (y popularidad) de los m¨¦todos cuantitativos, en detrimento de otros m¨¢s largos, costosos y dif¨ªciles como son los de car¨¢cter cualitativo, que permiten mayor aproximaci¨®n a lo que desborda lo normal¡±, explica Gait¨¢n.
La culpa de las madres
Pese a la relaci¨®n positiva entre empleo materno y futuro profesional de las hijas que muestra el estudio elaborado por las docentes de la Escuela de negocios Harvard, muchas mujeres que tienen trabajos remunerados fuera del hogar siguen cargando con cierto sentimiento de culpa por tener que dejar a sus hijos peque?os para reincorporarse a su carrera laboral. Mientras que algunas desean la vuelta al trabajo tras la maternidad, otras hubieran preferido dedicarse m¨¢s tiempo a la crianza y el cuidado de sus hijos. Una decisi¨®n y un sentimiento de culpa que a¨²n hoy sigue siendo mayoritariamente ¡°cosa de mujeres¡±. As¨ª lo demuestra el informe La vida de las mujeres y los hombres en Europa, elaborado por el Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Eurostat. Seg¨²n el mismo, la tasa de empleo entre las mujeres de 15 a 64 a?os en Espa?a (datos de 2016) es del 54,3%, diez puntos y medio menos que la de los hombres (64,8%). Entre las madres con un hijo, la tasa de ocupaci¨®n sube sorprendentemente hasta el 63%, pero la brecha con los hombres empieza a ampliarse (77,7%). Una brecha que se dispara con la llegada del segundo hijo (62,9% por 83,7%), para alcanzar su m¨¢ximo en el caso de las familias con tres hijos (46,5% por 72,7%).
Laura del Valle es del 63% de las mujeres espa?olas con un hijo que tiene un empleo remunerado. Se reincorpor¨® a su puesto de trabajo cuando su hijo ten¨ªa cinco meses y doce d¨ªas porque acumul¨® la lactancia y las vacaciones del a?o anterior. Ella pudo dejar a su hijo con la abuela, pero reconoce que al principio fue muy duro. ¡°Te invaden las dudas, te planteas si estar¨¢ bien, y si tu madre le estar¨¢ cuidando como t¨² deseas. Hab¨ªa d¨ªas que se quedaba llorando y me sent¨ªa muy mal por no poder quedarme con ¨¦l¡±, cuenta. Si no hubiera sido porque ten¨ªa que trabajar a jornada completa, admite que habr¨ªa tenido otro hijo, pero dadas las circunstancias, ha preferido no tener m¨¢s. ¡°Yo no estoy mal en mi trabajo, pero hubiese necesitado alguna ayuda o algo m¨¢s para poder estar con mi hijo al menos hasta el a?o o los dos a?os, porque tampoco me compensa tanto como para dejarle con alegr¨ªa para desarrollarme profesionalmente yo... Si trabajaba entonces era porque no me quedaba m¨¢s remedio, pero hasta que empez¨® el cole me hubiese gustado criarle solo yo¡±, lamenta.
A Gentzane Landa, maestra de educaci¨®n primaria, no la renovaron su contrato por estar embarazada. No fue hasta que su hijo cumpli¨® casi dos a?os cuando volvi¨® al mercado laboral, y lo hac¨ªa en un sector muy distinto al de su formaci¨®n, pero en un puesto en el que pod¨ªa compaginar mejor el cuidado de su hijo. Ahora acaba de ser madre por segunda vez y a punto de reincorporarse tras el permiso de maternidad siente una gran culpabilidad por no poder estar con una beb¨¦ que tendr¨¢ 18 semanas de vida cuando llegue el d¨ªa de su regreso laboral. ¡°La vuelta al trabajo me genera muchos sentimientos. Por una parte me da mucha pena y siento una gran culpabilidad porque no le voy a poder dedicar el 100% de mi tiempo, como s¨ª hice con su hermano. A veces incluso siento ansiedad al pensarlo. Tambi¨¦n me preocupa tener que depender de una guarder¨ªa siendo tan peque?a. Por suerte solo voy a trabajar a media jornada, la guarder¨ªa est¨¢ al lado de mi trabajo, y los d¨ªas de libranza no ir¨¢, por lo que la podr¨¦ disfrutar bastante. En una peque?a parte de m¨ª tambi¨¦n tengo ganas de volver al trabajo porque me gusta mucho lo que hago, son pocas horas, y yo creo que lo podremos llevar bien las dos¡±, cuenta.
Concluye Lourdes Gait¨¢n que nunca utiliza el t¨¦rmino ¡°conciliaci¨®n¡± porque lo considera una falacia y una trampa para las mujeres. Para paliar en parte ese sentimiento de culpa materna con respecto a la reincorporaci¨®n al puesto laboral y para disminuir la brecha entre hombres y mujeres en lo referente al impacto que la llegada de los hijos tiene en sus aspiraciones laborales, la soci¨®loga ve fundamental que ¡°las actitudes igualitarias y los horarios laborales y escolares compatibles para que hombres y mujeres, ni?as y ni?os puedan vivir, convivir y desarrollar sus vidas de forma armoniosa, seg¨²n sus deseos y preferencias, sean una realidad¡±.
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