M¨¢s al sur de lo que nunca se ha ido

Hace sesenta y cinco a?os, en su cuento corto Las doradas manzanas del Sol,?Ray Bradbury ya describi¨® la primera expedici¨®n humana para obtener una muestra de nuestra estrella. A poco de despegar, el capit¨¢n ordena fijar rumbo sur. La sorprendida tripulaci¨®n se queja: ¡°Pero, capit¨¢n, en el espacio no hay puntos cardinales¡±. A lo que ¨¦l responde: ¡°Cuando tu viaje te lleva a regiones cada vez m¨¢s c¨¢lidas y la temperatura aumenta d¨ªa a d¨ªa y el Sol est¨¢ cada vez m¨¢s alto en el cielo es que vas hacia el Sur¡­¡±.

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El desdichado viaje de la sonda `Parker?al Sol

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Este domingo, una nave robot ¨Cla sonda solar Parker- muy distinta de la que imaginara Bradbury ha despegado desde Cabo Ca?averal con rumbo sur. Lo m¨¢s al sur que haya ido nunca un veh¨ªculo espacial.

El viaje ser¨¢ largo. En contra de toda apariencia, caer hacia el Sol exige un gasto de energ¨ªa mucho, mucho mayor que ¨Cpor ejemplo- ir a Marte. La raz¨®n es que la Tierra gira en su ¨®rbita muy deprisa, a unos 100.000 Km/h; para llegar a los planetas interiores (Venus o Mercurio) y, por supuesto, a las cercan¨ªas del Sol, un veh¨ªculo espacial ha de perder, no ganar, velocidad. En este caso, la sonda Parker deber¨¢ reducir casi un 80% esa velocidad.

No existe cohete capaz de ejercer un frenado tan intenso. Por ello, la sonda seguir¨¢ una trayectoria que la lleve a pasar siete veces a poca distancia de Venus. Normalmente, este tipo de aproximaciones se hacen para ganar velocidad, como en el caso en que se utiliza la atracci¨®n de J¨²piter para dirigirse hacia los confines m¨¢s remotos del Sistema Solar. Esta vez, en cambio, Venus har¨¢ de freno. Lo cual forzar¨¢ a que la trayectoria de la Parker se vaya convirtiendo en una elipse muy alargada, cuyo extremo se aproxima cada vez m¨¢s al Sol. La altura m¨ªnima se alcanzar¨¢ en el a?o 2025.

?C¨®mo es posible que la sonda no se funda? Ante todo, gracias a su escudo protector, hecho de fibra de carbono y capaz de resistir temperaturas pr¨®ximas a los 1.400 grados. Adem¨¢s, est¨¢ instalado con una separaci¨®n de casi un metro del resto de equipos. Un metro de vac¨ªo es un muy buen aislante; mientras ning¨²n instrumento sobresalga de la sombra que proyecta el escudo, pueden mantenerse a unos muy confortables 30 grados.

Durante su m¨¢xima aproximaci¨®n al Sol, la Parker estar¨¢ a m¨¢s de cien millones de kil¨®metros de la Tierra. A esas distancias, el retardo de comunicaciones se mide en minutos y, por tanto, es imposible controlar su posici¨®n con suficiente agilidad. Tendr¨¢ que ser aut¨®noma y para ello lleva una serie de sensores instalados justo detr¨¢s del escudo. En cuanto uno de ellos detecte iluminaci¨®n directa, unos peque?os motores se encargar¨¢n de corregir la posici¨®n para que la sombra de la pantalla vuelva a proteger a los equipos de a bordo.

Incluso los paneles fotoel¨¦ctricos est¨¢n dise?ados de forma que durante el perihelio se oculten en la sombra. Se trata de un modelo nuevo, refrigerado por un circuito de agua a presi¨®n, como el radiador de un autom¨®vil. Pero ni con toda esa protecci¨®n podr¨ªan resistir tan solo unos segundos de exposici¨®n al calor del Sol a m¨ªnima distancia. Solo se desplegar¨¢n cuando su alargada ¨®rbita le haya llevado lejos del peligro y el escudo se enfr¨ªe antes de la siguiente zambullida.

Nuestro Sol es la ¨²nica estrella que puede estudiarse de cerca. Y guarda algunos misterios cuyo origen se remonta a m¨¢s de siglo y medio atr¨¢s. Como la paradoja de la corona: ?Por qu¨¦ en esa regi¨®n que corresponde a la alta atm¨®sfera del Sol el gas ¨Cmuy tenue- est¨¢ a millones de grados de temperatura, mientras que en la ¡°superficie¡± solo llega a unos modestos 6.000 grados? El mecanismo que explique esa sorprendente transferencia de energ¨ªa sigue siendo desconocido. Tal vez cuando por fin complete su viaje de siete a?os la Parker ayude a desvelarlo.

Rafael Clemente es ingeniero industrial y fue el fundador y primer director del Museu de la Ci¨¨ncia de Barcelona (actual CosmoCaixa).