No solo Trump en EE UU detiene y deporta a ni?os migrantes, tambi¨¦n M¨¦xico. Y a miles
Miles de menores centroamericanos dejan sus pa¨ªses por la violencia y la pobreza, pero en la ruta migratoria hallan amenazas como la separaci¨®n de sus familiares y la expulsi¨®n
Pilar* es una ni?a hondure?a de 15 a?os. ?Qu¨¦ es lo m¨¢s sorprendente que le ha dicho a su padre con esa edad? Nada de novios, ni de desear un m¨®vil caro o de haber suspendido algunas asignaturas del curso escolar. No. Le dijo: "Pap¨¢, tenemos que dejar el pa¨ªs porque una banda quiere matarme". Se refer¨ªa a Barrio 18, que junto a la Salvatruchas, est¨¢ considerada la m¨¢s peligrosa de Am¨¦rica Latina. Pilar y su familia residen desde el pasado abril en Ciudad de Guatemala, donde han solicitado asilo.
Pilar y otros miles de menores centroamericanos no est¨¢n seguros en casa por todo un rosario de razones, pero marcharse al extranjero tampoco supone una garant¨ªa. A pesar de ello, 82.000 personas de Honduras, Guatemala y El Salvador tomaron esta decisi¨®n en el ¨²ltimo a?o, seg¨²n la Organizaci¨®n Internacional de las Migraciones. Un nuevo informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), realizado con datos e historias de ni?os migrantes de estos tres pa¨ªses, detalla las causas estructurales que los llevan a salir de sus hogares y propone soluciones que preserven su bienestar en el pa¨ªs de origen para ahorrarles pasar por esta experiencia, generalmente traum¨¢tica.
Desarraigados en Centroam¨¦rica y en M¨¦xico, publicado este jueves, plantea medidas para que estos ni?os gocen de la mayor protecci¨®n posible si finalmente se ven obligados a marcharse, pues las rutas que siguen, tanto si viajan solos como acompa?ados, est¨¢ plagada de amenazas. Conseguir llegar al final del camino tampoco significa haber alcanzado el ¨¦xito debido al riesgo a ser expulsados o separados de sus familiares. Unos 63.523 migrantes de Centroam¨¦rica, incluyendo 10.756 mujeres y ni?os, fueron expulsados de los EE UU y M¨¦xico de enero a abril de 2018, un aumento del 39,4% con respecto al mismo per¨ªodo en 2017.
El n¨²mero de solicitudes de asilo presentadas por personas de Centroam¨¦rica en los Estados Unidos tambi¨¦n ha aumentado dram¨¢ticamente de 55.814 en 2016 a m¨¢s de 130.000 el a?o pasado. "Nos encontramos con una situaci¨®n que no es nueva, pero que se sigue cobrando decenas de v¨ªctimas", explica a EL PA?S Marita Perceval, directora regional de Unicef. "Son ni?os y ni?as que, al ejercer su derecho a la migraci¨®n, acaban siendo v¨ªctimas de ella porque no es una migraci¨®n alegre, es una huida de la pobreza y la violencia".
68.409 ni?os migrantes fueron detenidos en M¨¦xico entre 2016 y abril de 2018, el 91% de ellos fueron deportados a Centroam¨¦rica
Isabel* sabe de fracasos, pues fue dos veces deportada a su pa¨ªs de origen, El Salvador, cuando intentaba entrar en Estados Unidos. La primera vez, con 13 a?os, iba con su familia y los separaron. Ella acab¨® en un refugio infantil en M¨¦xico y, al cabo de un mes, la mandaron de vuelta a su pa¨ªs, pero no a sus padres, que s¨ª lograron llegar a Virginia (EE UU).
Como le ocurri¨® a Isabel, muchas familias de migrantes con menores son interceptadas por las autoridades durante el tr¨¢nsito y en los pa¨ªses de recepci¨®n, en este caso M¨¦xico y Estados Unidos, y los ni?os son separados de sus padres. Este acto representa una violaci¨®n de derechos del ni?o y va en contra de su inter¨¦s superior.
Un plan de acci¨®n para los ni?os desarraigados
Con el fin de encontrar soluciones viables para proteger la vida y los derechos de los ni?os migrantes centroamericanos, Unicef ha realizado un llamamiento a los Estados miembros de las Naciones Unidas, gobiernos, aliados, organizaciones e instituciones p¨²blicas y privadas para llevar a cabo un plan de acci¨®n de seis puntos:
- Adoptar medidas para acabar con las causas estructurales de las migraciones, como el conflicto, la violencia y la pobreza extrema en los pa¨ªses de origen.
- Aumentar la calidad y cobertura de centros de acogida y otras modalidades alternativas a la detenci¨®n de ni?os migrantes para acabar con esta pr¨¢ctica.
- Ayudar a que los ni?os migrantes que hayan sido repatriados se integren en sus comunidades y escuelas con atenci¨®n especializada e individualizada como ayuda psicosocial, asistencia m¨¦dica integral, educaci¨®n nivelada, tutor¨ªas, etc¨¦tera.
- Implementar medidas para combatir la xenofobia, la discriminaci¨®n y la marginaci¨®n de migrantes en los pa¨ªses de tr¨¢nsito, destino y retorno.
- Respetar la unidad familiar en el contexto de la migraci¨®n, lo que implica permitir a las familias desplazarse juntas y reunir lo antes posible a las que han sido separadas, as¨ª como dar prioridad a los intereses del ni?o a la hora de evaluar una devoluci¨®n a los pa¨ªses de origen.
- Evitar que se retorne a los ni?os a contextos en los que vean su integridad o sus vidas amenazadas e integrar equipos de atenci¨®n psicosocial en las oficinas consulares, as¨ª como activar mecanismos de emergencia, como tel¨¦fonos de emergencia, para que los menores puedan denunciar cualquier abuso o pedir ayuda.
En abril de 2018, el mundo fue testigo de c¨®mo las pol¨ªticas de tolerancia cero del presidente estadounidense Donald Trump provocaron la separaci¨®n de sus progenitores de 2.600 ni?os (102 menores de cinco a?os) en la frontera, muchos de los cuales siguen en esta situaci¨®n. Pero esta pr¨¢ctica no es exclusiva de Estados Unidos. M¨¦xico, que tambi¨¦n critic¨® la medida, lleva dividiendo familias desde 2014, cuando puso en marcha el programa Frontera Sur.
El resultado constatado por Unicef es que 68.409 ni?os migrantes fueron detenidos en M¨¦xico entre 2016 y abril de 2018, el 91% de los cuales fueron deportados a Centroam¨¦rica. Lo ha hecho pese a que el pa¨ªs ha firmado todos los tratados internacionales de ayuda a ni?os migrantes y dispone de una visa humanitaria para que estos opten a quedarse. Unos 96.216 migrantes del norte de Centroam¨¦rica, entre ellos 24.189 mujeres y ni?os, fueron retornados desde M¨¦xico y Estados Unidos entre enero y junio de este a?o; de ellos, m¨¢s del 90% estaba en el primero. ¡°En M¨¦xico hay una norma formidable: la Ley de Protecci¨®n Integral de ni?os, ni?as y adolescentes, donde se contemplan los derechos de los menores migrantes y se reconoce la migraci¨®n como un derecho humano¡±, recuerda Perceval. ¡°Tambi¨¦n ha tenido un liderazgo ejemplar en el Pacto Mundial de las Migraciones, lo que pasa es que necesitamos derechos legales y reales. No es que falte ley, es que falta realidad¡±.
La ausencia de v¨ªas migratorias seguras debido al f¨¦rreo control fronterizo de M¨¦xico y Estados Unidos lleva a las personas con menos recursos a elegir caminos peligrosos en los que ni?os y mujeres tienen todas las de perder. Desprotegidos y, a veces, solos, son atacados por contrabandistas, bandas organizadas y delincuentes que abusan de ellos, les roban, explotan e incluso matan.
Desde el punto de vista econ¨®mico tambi¨¦n es arriesgado: para evitar ser detenidos, muchos migrantes recurren a los llamados coyotes (traficantes de personas) para que los gu¨ªen por rutas alternativas. El viaje puede costar hasta 3.500 d¨®lares por persona y 15.000 si hay que llevar a un menor no acompa?ado. Para pagar semejantes cantidades, el migrante debe vender sus pertenencias o pedir un pr¨¦stamo y endeudarse. Y ni siquiera esto garantiza el ¨¦xito.
Cuando Isabel regres¨® a El Salvador, sus padres pidieron a una t¨ªa que se la entregara al mismo coyote que los hab¨ªa conducido a la frontera la primera vez, y la ni?a lo volvi¨® a intentar: en esta ocasi¨®n, lleg¨® hasta Ciudad de M¨¦xico. "Nos atraparon cuando est¨¢bamos saliendo. Me llevaron a un lugar donde la comida a veces ten¨ªa gusanos y moscas muertas", cont¨® la adolescente a los autores del informe del Unicef. Despu¨¦s la volvieron a expulsar. Ahora tiene 15 a?os y no quiere repetir la experiencia pese a tener a sus parientes tan lejos. La reunificaci¨®n familiar fue, de hecho, el motivo que empuj¨® a marcharse al 28% de los salvadore?os encuestados por la organizaci¨®n. "Si una ni?a me dijera que va a emigrar, le dir¨ªa que no lo hiciera porque, si la atraparan, sufrir¨ªa mucho y no se har¨ªan realidad sus sue?os", a?adi¨® la joven.
Quedarse no es una opci¨®n
En los pa¨ªses de origen, los menores se enfrentan a la violencia relacionada con las bandas, a la delincuencia organizada, la extorsi¨®n, la pobreza y el acceso limitado a servicios b¨¢sicos como sanidad, saneamiento, alimentaci¨®n adecuada y educaci¨®n de calidad. Y no son pocos: un 74% de los ni?os hondure?os viven en hogares clasificados como pobres, igual que un 68% de los guatemaltecos y un 14% de los salvadore?os. Por eso, escapar de la miseria y obtener una educaci¨®n mejor para los hijos es una de las principales razones que llevan a familias enteras a emigrar. En Honduras, por ejemplo, solo el 28,1% de los adolescentes entre 15 y 17 a?os se matricularon en la escuela en 2017.
Tan importante o m¨¢s que la pobreza es la violencia. Seg¨²n la Fundaci¨®n Insight Crime, en 2017 se registraron en El Salvador 60 homicidios por cada 100.000 habitantes y 365 ni?os fueron asesinados ese a?o. Esta tasa fue del 26,1 en Guatemala, con 942 peque?os muertos, y del 42,8 en Honduras, donde durante la ¨²ltima d¨¦cada se mata una media de un ni?o por d¨ªa. Por comparar, la tasa de homicidios de Espa?a est¨¢ en torno al 0,65. "Am¨¦rica Latina y el Caribe es la regi¨®n sin conflictos armados m¨¢s violenta del mundo y es la que presenta las tasas m¨¢s altas de suicidio adolescente. Un mill¨®n de ni?as al a?o son v¨ªctimas de violencia sexual. Uno de cada cuatro menores asesinados en el mundo pertenece a la regi¨®n", recuerda la representante de Unicef.
En 2017, 365 ni?os fueron asesinados en El Salvador y 942 en Honduras
Los responsables de estos ¨ªndices de violencia son, en gran medida, maras como Salvatrucha o Barrio 18, la que amenaz¨® a Pilar. Estas bandas cuentan en la actualidad con unos 54.000 miembros en Honduras, Guatemala y El Salvador, ejercen el control territorial de los barrios de forma violenta y obtienen su financiaci¨®n mediante los chantajes y la extorsi¨®n.
Algunos ni?os son reclutados a la fuerza, otros se unen voluntariamente para protegerse a s¨ª mismos y otros dejan la escuela para huir de ellas. "Muchas veces se cree en las maras como espacios de protecci¨®n porque no estar en ninguna te deja al desnudo ante la violencia. Se presentan como los salvadores cuando en realidad perpet¨²an los esquemas de violencia", apunta Perceval. As¨ª fue con Pilar. Su pesadilla comenz¨® cuando una compa?era de clase se ennovi¨® con un miembro de Barrio 18 y ambos intentaron convencerla para que se uniera al grupo y trabajara como prostituta para generar fondos, algo que ella rechaz¨®. Entonces comenzaron las amenazas por parte de la alumna: "Me dijo que como yo no le ca¨ªa bien y no quer¨ªa vender mi cuerpo, les pedir¨ªa [a la mara] que me mataran". Dicho y hecho: a partir de ese d¨ªa comenzaron a seguirla. Hasta que Pilar habl¨® con sus padres y estos decidieron marcharse a Guatemala.
Consecuencias psicol¨®gicas
Cuando tu vida corre peligro si te quedas en tu pa¨ªs y emigrar supone una amenaza igual de grave o incluso peor, ?qu¨¦ hacer? Si este es un dilema dif¨ªcil de abordar para un adulto, para un ni?o resulta todav¨ªa m¨¢s traum¨¢tico. M¨¢s all¨¢ del riesgo de ser robado, maltratado o explotado, la detenci¨®n y la separaci¨®n familiar son experiencias que provocan en los peque?os un estr¨¦s t¨®xico que altera el desarrollo del menor a largo plazo.
La doctora Pia Rebello Britto, jefa de Desarrollo del Ni?o de Unicef, indica que estos episodios pueden desencadenar la liberaci¨®n prolongada del cortisol, la hormona del estr¨¦s, que da?a la funcionalidad cerebral. "Las funciones ejecutivas, la resoluci¨®n de problemas y las habilidades sociales pueden verse alteradas", completa el doctor Luis Zayas, profesor de psiquiatr¨ªa en Dell Medical School, en Austin (Texas, Estados Unidos). Este experto a?ade que las situaciones de estr¨¦s intenso tambi¨¦n pueden provocar la aparici¨®n de enfermedades mentales graves.
Y hay otras consecuencias, como la estigmatizaci¨®n que sufren quienes son deportados: a los ni?os se les se?ala y acosa en el colegio, lo que acarrea dificultades para integrarse e incluso pueden padecer una depresi¨®n. En el caso de las ni?as de El Salvador, Unicef ha identificado una forma "especialmente insidiosa" de estigmatizar: "Se piensa de ellas que han sido v¨ªctimas de violencia sexual durante su viaje y que, de alg¨²n modo, est¨¢n mancilladas", afirma Nadine Perrault, representante de Unicef en el pa¨ªs. La p¨¦rdida de la infancia y la desconfianza por haber tenido que enfrentarse a episodios traum¨¢ticos, as¨ª como la amenaza de las maras ¡ªque los convierten en objetivos porque dan por hecho que tienen dinero¡ª, son otros problemas comunes, seg¨²n ha comprobado Unicef durante las entrevistas realizadas para su investigaci¨®n.
¡°S¨¦ de la solidaridad de Espa?a y Am¨¦rica Latina con Unicef, pero realmente no damos abasto. Necesitamos multiplicar infinitamente las acciones para proteger a los ni?os y terminar con esta migraci¨®n que parece un sue?o y acaba siendo una pesadilla. Es un camino dif¨ªcil, pero peor es la indiferencia¡±, advierte Perceval.
*Isabel y Pilar son nombres ficticios elegidos para proteger la privacidad de las menores.
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