Personal humanitario y civiles, nuevo objetivo de guerra
La ONU denuncia con la campa?a #NotATarget que ni?os, mujeres, refugiados y quienes les asisten sufren agresiones deliberadas. 313 humanitarios fueron v¨ªctimas de ataques en 2017 en 22 pa¨ªses
Estaban en clase de ingl¨¦s a primera hora de la tarde cuando su escuela estall¨®. Un ataque suicida acab¨® con la vida de casi medio centenar de personas, entre ellas decenas de adolescentes de entre 14 y 18 a?os, dej¨® heridas a otras tantas y destruy¨® el centro educativo. Ocurri¨® en Kabul (Afganist¨¢n) el pasado 15 de agosto. No fue casualidad. "Fue deplorable", declara la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, en un comunicado.
La infancia es, cada vez m¨¢s, blanco de ataques deliberados en contextos de conflicto, desde secuestros, reclutamiento o agresiones sexuales hasta asesinatos. As¨ª lo constata el informe Los ni?os y los conflictos armados, elaborado por Naciones Unidas. En 2016, las fuerzas gubernamentales hab¨ªan cometido al menos 4.000 violaciones verificadas contra menores de edad, y los diversos grupos armados no estatales, m¨¢s de 11.500. El a?o pasado esas cifras aumentaron a 6.000 y 15.000 respectivamente.
Cada 19 de agosto, con motivo de la celebraci¨®n del D¨ªa Mundial de Asistencia Humanitaria, la ONU denuncia que la poblaci¨®n civil es v¨ªctima de ataques deliberados o indiscriminados en guerras que nada tienen que ver con ellos, salvo la coincidencia geogr¨¢fica. En 2017 la organizaci¨®n contabiliz¨® m¨¢s de 26.000 civiles asesinados o heridos en solo seis pa¨ªses en conflicto: 10.000 en Afganist¨¢n, m¨¢s de 8.000 en Irak, unas 2.600 en Somalia y aproximadamente el mismo n¨²mero en Yemen. En la Rep¨²blica Centroafricana fueron m¨¢s de 1.100 y casi 2.000 en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo.
Los ni?os y las mujeres, enfatiza el organismo, son especialmente vulnerables a la violencia. Lo mismo ocurre con los desplazados internos y los refugiados, que ya suman 65,6 millones. Por eso, su protecci¨®n debe ser reforzada. Pero quienes se dedican a ayudarles en los momentos de necesidad tampoco est¨¢n exentos de riesgo. Todo lo contrario: 139 trabajadores humanitarios fueron asesinados mientras realizaban su labor en 2017, un 23% m¨¢s que el a?o anterior (107), seg¨²n los datos que recopila anualmente el Aid Workers Security Report. A los fallecidos hay sumar a aquellos que resultaron heridos (102) y secuestrados (72). En total, 313 v¨ªctimas en 158 incidentes en 22 pa¨ªses.
En 2017, 139 trabajadores humanitarios fueron asesinados, un 23% m¨¢s que el a?o anterior
Con el lema #NotATarget (#NoSonUnObjetivo, en espa?ol), la ONU repite el mensaje de la pasada edici¨®n de este d¨ªa conmemorativo. As¨ª exige el cese de las acciones violentas contra personas ajenas a las partes en conflicto que, aunque representan una violaci¨®n del derecho internacional, no dejan de crecer. "Los ataques contra la poblaci¨®n se han convertido en un arma de guerra. Se fuerzan movimientos de poblaci¨®n hacia territorios de otros grupos, lo que supone m¨¢s presi¨®n para ellos. Lo vemos en el sur de Siria: con ataques se empuja a la gente a huir y se genera tensi¨®n en las zonas a las que llegan, donde no pueden alimentarse y hospedarse", analiza M¨®nica Acosta, jefa de emergencias de la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional para el Desarrollo (Aecid).
"Los ni?os nunca son parte de los conflictos"
Hay seis violaciones graves que pueden sufrir los ni?os en contextos violentos: que les maten o sufran mutilaciones en un ataque, que les recluten para combatir, que les secuestren, que se destruya su escuela, que abusen sexualmente de ellos y que se deniegue el acceso humanitario a la ayuda m¨¦dica y psicol¨®gica para atenderles. Sin dejar de considerar "inaceptables" cada una de ellas, Lorena Cobas, responsable de emergencias del comit¨¦ espa?ol de Unicef, considera especialmente "alarmante" el uso de cr¨ªos para cometer atentados suicidas. Es lo que hace Boko Haram en Nigeria. "?Los secuestran y obligan a cometer ataques contra la poblaci¨®n civil!", se indigna la experta. Esta pr¨¢ctica, que concita varias de las agresiones arriba descritas, es la causa de m¨¢s de la mitad de todas las bajas infantiles verificadas por la ONU en el pa¨ªs africano.
"Los ni?os nunca son parte de los conflictos", recuerda Cobas. Aunque, muchas veces, son forzados a serlo. El a?o pasado, el reclutamiento y utilizaci¨®n de ni?os soldado se multiplic¨® por cuatro en la Rep¨²blica Centroafricana (299) y por dos en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (1.049) con respecto a 2016. En otros pa¨ªses, subraya el informe de la ONU, "se mantuvo un nivel alarmante", como en la Rep¨²blica ?rabe Siria (961), Somalia (2.127), Sud¨¢n del Sur (1.221) y Yemen (842).?
Mientras que normalmente son los chicos quienes son obligados a matar y arriesgar su vida en la contienda, las ni?as est¨¢n en mayor riesgo de ser violadas o forzadas a casarse. Es el caso de Faiza, una adolescente de Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo. Cuando ten¨ªa 15 a?os, su aldea fue atacada y ella capturada, violada y obligada a casarse con su agresor. Durante dos a?os estuvo cautiva, qued¨® embarazada y tuvo una ni?a. "Mi vida se convirti¨® en una pesadilla, llena de problemas y de enfermedades. Sufr¨ª mucho y en ocasiones pens¨¦ en quitarme la vida", relat¨® a la organizaci¨®n World Vision. Cuando tuvo oportunidad de huir, seg¨²n el testimonio recogido por la ONG, dej¨® a su beb¨¦ y cruz¨® tres pa¨ªses para llegar a un campamento de refugiados en Kenia.
Se perpetran agresiones sexuales en p¨²blico o en presencia de seres queridos de las v¨ªctimas con el fin de aterrorizar a las comunidades, denuncia la ONU
El impacto de todas estas experiencias y agresiones tiene consecuencias a largo plazo, advierte Cobas. "Esto puede suponer generaciones perdidas en los pa¨ªses donde los ni?os est¨¢n sufriendo la violencia". En este sentido, se?ala, la atenci¨®n m¨¦dica y psicosocial es fundamental. Tambi¨¦n lo es que puedan continuar su formaci¨®n, lo que que normaliza su vida diaria y les garantiza un futuro mejor. Sin embargo, la destrucci¨®n de instalaciones sanitarias y educativas es, como se?alaba Acosta, un arma de guerra cada vez m¨¢s com¨²n. Un ejemplo: a ra¨ªz del brote de violencia surgido en la regi¨®n de Kasai, el n¨²mero de ataques a escuelas y hospitales ocurridos en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo en 2017 se multiplic¨® por casi ocho (515 casos), seg¨²n datos de la ONU.
Las mujeres, campo de batalla
La periodista congole?a Caddy Adzuba ha sido una de las activistas que mayores esfuerzos ha puesto en explicar que los cuerpos de las mujeres han sido, son y ser¨¢n (si no se remedia) un campo de batalla en las contiendas. Hace 10 a?os, el Consejo de Seguridad de la ONU aprob¨® una resoluci¨®n que le daba la raz¨®n, reconoc¨ªa este problema e instaba a ponerle fin. Una d¨¦cada despu¨¦s, el ¨²ltimo estudio al respecto del organismo, que analiza los datos disponibles de 2017, constata que "la violencia sexual se sigui¨® empleando como t¨¢ctica de guerra, terrorismo, tortura y represi¨®n". Y describe: "En todas las regiones se han perpetrado agresiones en p¨²blico o en presencia de seres queridos de las v¨ªctimas con el fin de aterrorizar a las comunidades y fragmentar a las familias mediante la violaci¨®n de tab¨²es, dando a entender que nada es sagrado y nadie debe sentirse seguro".
La envergadura real del problema se desconoce porque la mayor¨ªa de mujeres, coinciden los expertos, optan por no denunciar para evitar el estigma. Eso, si no se quedan embarazadas, algo considerado una deshonra en muchas culturas y motivo suficiente para que sean repudiadas. Las v¨ªctimas y sus comunidades necesitan apoyo psicosocial, subraya Acosta. Y no solo en los casos de violaci¨®n. La responsable de emergencias de la Aecid recuerda el caso de una refugiada siria en Jordania cuyo marido, traumatizado por los horrores de la guerra, "la tomaba con ella". Ambas se conocieron el pasado junio, precisamente en un centro de apoyo a v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero gestionado por Alianza por la Solidaridad al que la mujer hab¨ªa acudido en busca de ayuda profesional para lidiar con los ataques violentos de su esposo.
"Aumenta la violencia de g¨¦nero; sobre todo en entre la poblaci¨®n desplazada y refugiada, porque los hombres est¨¢n frustrados y se descargan con las mujeres", resume Acosta. En otros casos, contin¨²a la experta, "se ven abocadas a la prostituci¨®n en busca de sustento, sobre todo las que son cabeza de familia".
Salvar vidas, arriesgar la propia
Todos los a?os de los ¨²ltimos diez, salvo alguna excepci¨®n, han aumentado el n¨²mero de trabajadores humanitarios asesinados o heridos por ataques deliberados. Las 313 v¨ªctimas de 2017 son un 42,3% m¨¢s que las 220 de 2007, seg¨²n los registros de la Aid Work Security Database. Los datos reflejan la mayor dificultad que enfrentan quienes dedican a ayudar a otros en contextos de conflicto, pese a que su labor es cada vez m¨¢s necesaria. La ONU estima que este a?o 136 millones de personas necesitar¨¢n asistencia urgente para sobrevivir.
Anna Nieto, responsable del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU para cooperaci¨®n con ONG en Yemen, conoce bien los obst¨¢culos. "Tenemos muchas dificultades para salir a terreno, debido a la falta de permisos para poder viajar y al hecho de que el pa¨ªs est¨¢ controlado por partes en conflicto distintas. Un ejemplo: hasta el mes pasado, para poder ir al sur, ten¨ªamos que salir del pa¨ªs, ir a ?frica (Yibuti) y entrar otra vez a Yemen por aire o por mar. Poder salir a terreno es esencial para mantener la perspectiva de la situaci¨®n humanitaria", detalla.?
Su primera salida en Yemen era ya un aviso de lo que le esperaba. "Cuando me destinaron a cubrir el puesto de jefa de delegaci¨®n, al d¨ªa siguiente mis colegas organizaron una visita a unos hospitales y puntos de distribuci¨®n de alimentos en zonas rurales. Nunca llegamos a esos sitios porque nuestros veh¨ªculos fueron detenidos en el primer punto de control antes de salir de la ciudad. Por lo visto ?las autoridades no estaban de acuerdo en que no les hubiera ido a visitar antes de salir de misi¨®n!"
Es un poco parad¨®jico, especialmente en contextos con grandes necesidades como en Yemen, pero la ayuda humanitaria no siempre es bienvenida Anna Nieto, Programa Mundial de Alimentos en Yemen
La movilidad no es su ¨²nico problema. "Mi trabajo consiste en gestionar la relaci¨®n con las ONG con las que trabaja el PMA. Sin ellos no podr¨ªamos facilitar alimentos a casi ocho millones de personas al mes", destaca Nieto. Sin embargo, a veces se encuentra que las organizaciones con las que trabaja han sido obligadas a cerrar sus oficinas por una parte en conflicto que acaba de controlar el territorio e impone otras ONG m¨¢s afines pol¨ªticamente. "Hay mucha desinformaci¨®n y tenemos que programar en funci¨®n de varios escenarios posibles, cambiar el tipo de asistencia, preposicionar alimentos...".
Para llevar a cabo su labor con seguridad, los actores humanitarios insisten en la importancia de negociar su presencia y labor con las comunidades, autoridades, grupos... Ganarse su confianza. "No es realista pensar que podemos llegar a un pa¨ªs y hacer lo que creemos que tenemos que hacer, aunque sea con las mejores intenciones. Es un poco parad¨®jico, especialmente en contextos con grandes necesidades como en Yemen, pero la ayuda humanitaria no siempre es bienvenida", asegura Nieto.??
El personal expatriado de las organizaciones cuenta, adem¨¢s, con fuertes protocolos de seguridad que contemplan desde el toque de queda hasta la evacuaci¨®n. Los trabajadores locales, sin embargo, est¨¢n m¨¢s expuestos al riesgo. De los 313 cooperantes v¨ªctimas de ataques en 2017, 285 eran de los pa¨ªses donde se produjeron. A todos ellos, se les rinde homenaje cada 19 de agosto, aniversario del atentado en 2003 contra la sede de la ONU en Bagdad, en el Hotel Canal, en el que fallecieron 22 trabajadores de la organizaci¨®n.
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