Elvira de Hidalgo, la soprano espa?ola que descubri¨® a Maria Callas
Tuvo una carrera como soprano a la altura de las grandes divas. Se retir¨® para dedicarse a la docencia en Grecia. All¨ª conoci¨® a una joven Maria Callas y se convirti¨® en su maestra, amiga y confidente.
Se le acaban las ovaciones a Elvira de Hidalgo (Valderrobres, Teruel; 1891-Mil¨¢n, 1980). Atr¨¢s quedan las tardes de gloria en las que seduc¨ªa al p¨²blico de los mejores teatros de ¨®pera con agudos de infarto. Ese sobreesfuerzo ha minado su voz y ya no est¨¢ para exhibirla al m¨¢s alto nivel, pero s¨ª para transmitir su sabidur¨ªa a j¨®venes dispuestos a seguir sus pasos. La soprano pasa de los 40 y la ense?anza de canto en Atenas ocupa ahora la mayor parte de su tiempo. De Hidalgo se instala en Grecia en los a?os treinta del siglo XX.
Por entonces, Evangelia Dimitriadis deja a su marido en Estados Unidos y emprende un viaje a Grecia con dos hijas adolescentes. La mayor presenta mejores dotes. La peque?a se ve bajita, regordeta y tosca, pero su voz no es fea, quiz¨¢ pueda sacarle rentabilidad. No ha cumplido a¨²n la edad necesaria para ingresar en el Conservatorio de Atenas, as¨ª que falsean su fecha de nacimiento. Y entonces se alinean los astros. De Hidalgo conoce a esa muchacha, que al abrir la boca le muestra el brillo de un diamante en bruto. La profesora lo pule y lo mima hasta convertir esa piedra ruda en una de las mejores sopranos de la historia: Maria Callas.
D¨¦cadas despu¨¦s, con la cantante griega convertida en un fen¨®meno, De Hidalgo describe en franc¨¦s para un programa de televisi¨®n los primeros encuentros con su alumna m¨¢s c¨¦lebre. ¡°Ten¨ªa una expresi¨®n en su mirada¡ Aunque ella no entend¨ªa el idioma, cantaba en italiano. Me miraba todo el tiempo. Con esa boca. Esa enorme boca. Y sus ojos¡ hablaban. Me llam¨® mucho la atenci¨®n¡±. La soprano es ya una se?ora gruesa de pelo cardado y edad avanzada. Se recuesta sobre el sof¨¢ con gafas de cristal ahumado y un pitillo siempre en su mano derecha que aprovecha para acercarse a los labios cuando el periodista pregunta. ?C¨®mo era Maria Callas de alumna? ¡°?Ah! Perfecta. Obediente, inteligente y trabajadora. En eso s¨ª que era formidable. No me hac¨ªa falta repetir una frase dos veces. Me dec¨ªa: ¡®Comprendo¡¯, y al d¨ªa siguiente todo estaba en su sitio. Llegaba la primera y se iba la ¨²ltima. Era asombroso. Ella escuchaba a todos los alumnos. Por eso ten¨ªa esa idea de cantar las notas agudas. (¡) Yo le dec¨ªa: ¡®Si contin¨²as as¨ª podr¨¢s hacerlo todo. ?Todo!¡±. ?C¨®mo fue su debut? ¡°Ella no sent¨ªa miedo y lo extraordinario es que yo tampoco. Ten¨ªa una sensaci¨®n de tranquilidad que no me daban los dem¨¢s alumnos. Estaba segura de ella y contenta de que fuera a cantar. Pens¨¦: ¡®?Ah! Puedo relajarme y disfrutar de esto¡±.
La maestra habla con devoci¨®n de la estrella que ella hizo brillar. Enseguida adivin¨® el potencial que escond¨ªa. De Hidalgo hab¨ªa estudiado la figura de Mar¨ªa Malibr¨¢n, una importante cantante l¨ªrica del siglo XIX que fue formada para ser soprano sfogato. Explica el t¨¦rmino Miguel ?ngel Santolaria, presidente de la Asociaci¨®n de Amigos de la M¨²sica de la Biblioteca de Arag¨®n: ¡°Quiere decir: todos los registros. Sin l¨ªmites. Elvira, al estudiar la voz de Callas, adivin¨® que pod¨ªa conseguir una sfogato del siglo XX. Era capaz de cantar desde El barbero de Sevilla a Carmen. Pero ?qu¨¦ pasa al querer alcanzar todos estos registros? Que la voz de Callas dur¨® poco¡±. Santolaria aprovecha para reivindicar a De Hidalgo: ¡°A Elvira se la conoce por haber sido la maestra de Maria, pero no se puede olvidar que tuvo una carrera grandiosa¡±.
El padre de Elvira de Hidalgo se interes¨® por que sus hijos estudiasen m¨²sica y, ya de ni?a, la futura soprano demostr¨® habilidades. Ingres¨® muy joven en el conservatorio del Liceo de Barcelona y consigui¨® una beca para continuar sus estudios en Mil¨¢n. Tuvo un precoz debut a los 16 a?os en el San Carlo de N¨¢poles con el que ser¨ªa su papel m¨¢s aclamado: Rosina, de El barbero de Sevilla. Conquistaba al p¨²blico con sus movimientos de abanico y con unos agudos intens¨ªsimos. Cant¨® en los mejores teatros y con estrellas como Caruso, Miguel Fleta o Titta Ruffo. Apunta Manuel Siurana, presidente de la Fundaci¨®n Valderrobres Patrimonial, que la soprano fue una mujer muy deseada por los hombres m¨¢s ricos del mundo: ¡°Tuvo como pretendientes al Aga Khan III y a un Romanov, primo del zar de Rusia. Este ¨²ltimo le regal¨® un medall¨®n que sol¨ªa lucir. En 1915 acab¨® cas¨¢ndose con un marqu¨¦s italiano. Durante el poqu¨ªsimo tiempo que dur¨® el matrimonio, Elvira dej¨® los escenarios y, al enviudar, retom¨® su carrera musical¡±. Se cas¨® una segunda vez, en 1928, con Armand Bette, secretario del primer ministro franc¨¦s Georges Clemenceau, del que vivi¨® alejada porque esta vez no estaba dispuesta a abandonar los teatros.
Como maestra, De Hidalgo era muy rigurosa. Si el alumno no val¨ªa, se lo hac¨ªa saber. Pero en Callas volc¨® todo su empe?o. Raquel Sala, sobrina de la profesora, asegura que su t¨ªa le coste¨® toda la carrera: ¡°Su familia no pod¨ªa pagarla y ella no quiso que se perdiera esa voz. El hermano de Elvira, Luis, se dedicaba a la moda y Maria estaba muy gruesa cuando empez¨® las clases de canto. Luis le hizo adelgazar 22 kilos¡±. De Hidalgo se convirti¨® en un pilar important¨ªsimo para Callas y de ella obtuvo el apoyo que no encontr¨® en su propia madre. Durante el tiempo que coincidieron en Grecia se fragu¨® entre ambas una amistad que dur¨® toda la vida. Completa Santolaria que, incluso cuando Callas comenz¨® a volar sola y su voz y fama recorr¨ªan el mundo, la gran diva segu¨ªa buscando a su maestra cuando le venc¨ªa la flaqueza: ¡°Si ten¨ªa un recital o una ¨®pera complicada, Maria llamaba a Elvira por tel¨¦fono y juntas vocalizaban, ensayaban. O Callas le ped¨ªa que cogiera un avi¨®n y acudiera a su hotel o a donde fuera para estudiar el papel. As¨ª adquir¨ªa esa seguridad que necesitaba, que Elvira le transmit¨ªa. Por eso la buscaba tanto. Exist¨ªa una absoluta dependencia alumna-profesora¡±.
¡°Si ten¨ªa una ¨®pera complicada, Callas llamaba a Elvira por tel¨¦fono y juntas vocalizaban, ensayaban. Exist¨ªa una absoluta dependencia alumna-profesora¡±
Y la dependencia cruz¨® los m¨¢rgenes de lo profesional para colarse en el ¨¢mbito personal. De Hidalgo se convirti¨® en amiga y confidente, hasta el punto de mantener una correspondencia de por vida en la que Callas le confiesa a su maestra sus vaivenes amorosos. En 1949, De Hidalgo recibe una carta de la soprano griega en la que le comunica su reciente matrimonio con el empresario Giovanni Battista Meneghini. Y en 1968 se desahoga en una misiva porque, tras nueve a?os de relaci¨®n con Arist¨®teles Onassis, acaba de descubrir que este se ha casado con Jacqueline Kennedy: ¡°Es cruel, no es sincero, pero pagar¨¢n los dos; ya lo creo que pagar¨¢n, lo ver¨¢s t¨² misma. Lo peor de todo es que no me ha dicho ni siquiera una palabra de su matrimonio¡±.
De Hidalgo no quer¨ªa que Callas se casara con Meneghini. Tampoco le gustaba Onassis. ¡°Se qued¨® horrorizada porque com¨ªa la ensalada con las manos¡±. Bruno Antoniolli mira con unos ojos azul¨ªsimos y vitales a pesar de sus casi 80 a?os y habla en italiano desde la nueva sala que el museo de Valderrobres le dedica ahora a la soprano. Asisti¨® como secretario a la soprano espa?ola durante los ¨²ltimos a?os de su vida. ¡°Todas las ma?anas ten¨ªa cuatro o cinco lecciones de canto. Daba clases a muchos japoneses. Despu¨¦s com¨ªa en la cocina con su hermano. Iba siempre a cenar fuera y todos los martes organizaban una fiesta con los personajes m¨¢s importantes de la sociedad italiana, como Luchino Visconti, Wanda Toscanini, hija del m¨²sico Arturo Toscanini, periodistas, empresarios¡ Callas llamaba siempre. Hab¨ªa d¨ªas que incluso pod¨ªa telefonear tres veces, desde Par¨ªs. Y los ¨²ltimos a?os, le mandaba dinero a Elvira, poco porque quiz¨¢s ten¨ªa miedo de que se perdiera al mandarlo por correo ordinario. Cuando muri¨® Maria, Elvira sufri¨® mucho. Siempre que se hablaba de ella le ven¨ªan l¨¢grimas a los ojos¡±. Callas muri¨® a los 53 de un infarto. De Hidalgo tres a?os m¨¢s tarde, con 88.
Antoniolli sube ¨¢gil y sin resoplar las endemoniadas cuestas de Valderrobres, el pueblo natal de la soprano espa?ola. Ha venido a enterrarla por cuarta vez. La primera fue en una tumba familiar sin l¨¢pida. La segunda, una sepultura temporal a la espera de colocar sus huesos en una osera, esta vez con l¨¢pida, en Mil¨¢n. Pero los derechos de sepultura caducaban en 2020, a?o en el que los restos de la soprano deb¨ªan pasar a una fosa com¨²n. La Fundaci¨®n Valderrobres Patrimonial ha conseguido exhumar por fin a la soprano y el pueblo se engalana un caluroso fin de semana de julio para darle sepultura definitiva en su cementerio. Entierran a su vecina m¨¢s ilustre aunque saben que resulta muy probable que su nacimiento en este municipio de Teruel fuera casual. Pero la alternativa era el olvido. Quieren hacer saber que De Hidalgo fue una diva a la altura de las m¨¢s grandes que, al abandonar los escenarios, decidi¨® verter su conocimiento en una joven con talento para que su nombre brillara, por encima del suyo, en lo m¨¢s alto del pabell¨®n l¨ªrico.?
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