Listas de espera que matan
Dotar de mayor rapidez al sistema sanitario es una de las asignaturas pendientes en Chile, donde incluso se investigan irregularidades para disminuir las cifras oficiales
Una leve cojera marca el caminar de Amanda Hormaz¨¢bal, de 66 a?os. Hace y deshace en su cocina, en el barrio de Lo Espejo, uno de los m¨¢s pobres de la zona metropolitana de Chile. Sale a comprar, limpia, prepara comida, y cuida a sus nietos sin permitir que su rodilla interrumpa el ritmo de la actividad. Se acostumbr¨® tanto a vivir con ese dolor permanente que ahora ya tiene que sentirlo muy agudo para detenerse. Convive con ¨¦l.
Lo hace desde aquel d¨ªa de 2016, cuando despert¨® con la rodilla hinchada como un tomate y no pod¨ªa colocar el pie al suelo. La atendi¨® un traumat¨®logo en el Hospital del Trabajador, un centro privado de Santiago. El diagn¨®stico fue claro: una artrosis estaba carcomi¨¦ndole el cart¨ªlago de la rodilla. La ¨²nica opci¨®n era implantarse una pr¨®tesis por 10 millones de pesos chilenos, unos 13.500 euros. Su pensi¨®n no llega para pagar eso, as¨ª que sigui¨® con analg¨¦sicos.
As¨ª aguant¨® hasta el a?o pasado, cuando acudi¨® al hospital p¨²blico Barros Luco: ¡°El doctor me advirti¨® que se estaban atendiendo a los pacientes que estaban en la lista desde 2014¡±. Aun as¨ª, su comprobante indicaba que su operaci¨®n se realizar¨ªa en diciembre de 2018. No ha tenido m¨¢s noticias de su proceso y, s¨®lo por casualidad, supo que la lista a la que fue inscrita en su d¨ªa ya no existe porque el doctor que la atendi¨® dej¨® de trabajar en el hospital. Hoy desconoce cu¨¢l es su nueva lista de espera y tampoco tiene seguimiento alguno de su enfermedad.
A cuatro manzanas de la casa de Amanda vive Elisabeth Rojas (65). Fue diagnosticada en 2014 de artrosis en la rodilla y m¨¢s tarde tambi¨¦n en la cadera. Tras varios intentos frustrados, el a?o pasado logr¨® conseguir una visita al Hospital Barros Luco: ser¨ªa la primera y la ¨²ltima. Desde entonces, no ha tenido ning¨²n otro control ni contacto con su especialista y no tiene ni idea de cu¨¢nto tendr¨¢ que esperar para sus pr¨®tesis. Mientras, se alivia a base de paracetamol que le entregan gratis en el consultorio y un antiinflamatorio que le cuesta cada mes casi la mitad de los 120 euros que recibe de pensi¨®n. Por eso, aunque se retuerza de dolor y formalmente est¨¢ jubilada, no abandona su trabajo como auxiliar de limpieza en un colegio.
Muertos y borrados de las listas
Casi dos millones de personas est¨¢n en las listas de espera de la salud p¨²blica en Chile, seg¨²n datos del Ministerio de Salud. M¨¢s del 80% necesita una consulta con un especialista y el resto, una cirug¨ªa. El promedio de espera es de 13 meses, mientras en la lista por intervenci¨®n quir¨²rgica, el promedio es de un a?o y cuatro meses. En Espa?a, el m¨¢ximo es de medio a?o.
Las situaciones que se indagan van desde pacientes que no fueron atendidos, hasta irregularidades econ¨®micas o la desaparici¨®n de 30.000 pacientes de las listas
Seg¨²n los ¨²ltimos datos oficiales, una de cada siete personas que fallecieron durante el 2017 esperaba una atenci¨®n en el sistema p¨²blico de salud. 14.695 pacientes murieron en esa situaci¨®n, entre ellos 118 ni?os menores de 14 a?os. El ministro de Salud, Emilio Santelices, anunci¨® que abrir¨¢ una investigaci¨®n para esclarecer los casos.
No es la primera investigaci¨®n. En 2016, durante el gobierno de Michelle Bachelet, 16 personas murieron aguardando una atenci¨®n m¨¦dica tras ser excluidas de los registros del Hospital Regional de Rancagua. Un informe de Contralor¨ªa revel¨®, a principios de a?o, que esta pr¨¢ctica se repiti¨® en otras ocasiones en la red de salud p¨²blica.
Los casos llegaron hasta la C¨¢mara de Diputados, donde se cre¨® una comisi¨®n investigadora sobre la llamada ¡°reducci¨®n artificial de las listas de espera¡±. Las situaciones que se indagan van desde pacientes que no fueron atendidos por el especialista que esperaban, sino por m¨¦dicos generales; hasta pagos adicionales a servicios no realizados; irregularidades econ¨®micas o la desaparici¨®n de 30.000 pacientes de las listas de los hospitales p¨²blicos del pa¨ªs.
¡°Fueron eliminados con la excusa de que ya hab¨ªan sido atendidos en esas consultas irregulares o que no respondieron al tel¨¦fono cuando iban a ser convocados. A partir de los informes del propio Ministerio de Salud, nos dimos cuenta de que murieron sin ni siquiera ser convocadas, ni recibir la atenci¨®n que estaban esperando¡±, explica la presidenta de la comisi¨®n investigadora y diputada Karol Cariola. ¡°Es una vulneraci¨®n profunda del derecho a recibir una atenci¨®n de salud digna, adecuada y a tiempo¡±, a?ade.
Un reportaje emitido por la televisi¨®n p¨²blica (TVN) en julio, asegur¨® que la eliminaci¨®n de los 30.000 pacientes gener¨® en los directivos m¨¦dicos bonificaciones por casi dos millones de pesos (unos 2.700 euros). El caso est¨¢ hoy en manos de la Fiscal¨ªa, que investiga los delitos de falsificaci¨®n, fraude fiscal, malversaci¨®n de caudales p¨²blicos y de homicidio.
¡°Si se llegara a establecer que ha habido irregularidades, [los implicados] tienen que ser sancionados porque no se puede permitir que instituciones tan s¨®lidas como la salud de un pa¨ªs sean comprometidas¡±, responde al otro lado del tel¨¦fono la ex subsecretaria de Redes Asistenciales (2013-2017), Gisela Alarc¨®n, al ser preguntada por el caso.
Falta de recursos y problemas de gesti¨®n
En Chile, el promedio de camas hospitalarias es de 2,2 por cada 1.000 habitantes, mientras que la media de los pa¨ªses de la OCDE es de 4,8 camas por 1.000 habitantes. En proporci¨®n de m¨¦dicos, el pa¨ªs suramericano dispone de 1,9 por cada 1.000 habitantes mientras que en la OCDE el promedio es de 3,4 por 1.000 habitantes.
Con m¨¢s de 30 a?os de experiencia en el sistema de salud p¨²blico chileno, ?scar Arteaga, desmenuza los or¨ªgenes del escenario actual. El m¨¦dico, que adem¨¢s dirigi¨® (2011-2017) la Escuela de Salud P¨²blica de la Universidad de Chile, cuenta que el problema de financiamiento en salud empez¨® con la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). ¡°En los 10 primeros a?os de democracia, el aporte creci¨® un 200%, pero fue insuficiente¡±, explica. "En la d¨¦cada de los ochenta el pa¨ªs destinaba en salud un 0,89% del PIB, mientras que hoy se llega al 4%, a¨²n sin llegar al 6% recomendado por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) o al 8% promedio de la OCDE.
Seg¨²n los ¨²ltimos datos oficiales, una de cada siete personas que fallecieron durante el 2017 esperaba una atenci¨®n en el sistema p¨²blico de salud
M¨¢s all¨¢ de la falta de financiamiento, existen un d¨¦ficit de especialistas y problemas de gesti¨®n que el acad¨¦mico atribuye a los ciclos pol¨ªticos de los directivos de salud y altos cargos de hospitales: ¡°Ocupan el cargo cuatro a?os, mientras est¨¢ el gobierno de turno, y con cada cambio llega una nueva etapa de aprendizaje que dura m¨¢s de un a?o y medio¡±, cuenta. ¡°Eso dificulta hacer una reforma sustantiva de la gesti¨®n¡±, concluye.
Seg¨²n ¨¦l, cuando el panorama es desalentador no se derivan los pacientes, pero cuando se asignan recursos para mejorar, ¡°la gente conf¨ªa, los m¨¦dicos empiezan a derivar y las listas de espera aumentan¡±.
Promesas para la resignaci¨®n
Precisamente, la reducci¨®n de las listas de espera fue uno de los primeros desaf¨ªos que quiso abordar Emilio Santelices, el ministro de Salud de la administraci¨®n de Sebasti¨¢n Pi?era, cuando ocup¨® su cargo en marzo. Lo hizo con una propuesta para atender a pacientes (consultas, pruebas y operaciones) en hospitales p¨²blicos los s¨¢bados y domingos, para disminuir ¨Cdijo¨C las listas un 25% en tres meses.
Adem¨¢s, el ministro anunci¨® la creaci¨®n de un registro de espera con tiempos m¨¢ximos de 18 meses y seg¨²n criterios de riesgo que permitan resolver, en primer lugar, los problemas de los enfermos m¨¢s graves. Otra iniciativa ser¨¢ el nuevo registro unificado, que permitir¨¢ a los pacientes hacer el seguimiento de su espera y que estar¨ªa operativo en septiembre.
Sin embargo, ni Amanda ni Elisabeth tienen mucha confianza en las promesas de los pol¨ªticos.? ¡°El Estado me tiene que entregar el derecho a mi salud, tiene que hacerse cargo de esto¡±, dice enojada Amanda mientras, mientras se?ala varias veces su comprobante de inscripci¨®n a la lista¡±.
Amanda habla de ¡°la conformidad del tonto¡± porque cree que lo ¨²nico que le queda es aceptar la situaci¨®n y, mientras no llega su momento, tratar de aliviar el dolor como pueda. Su vecina, lo piensa igual: ¡°?Qu¨¦ puedo hacer? De repente, lo ¨²nico que me repito es que hay gente que lo necesita m¨¢s, y que est¨¢ peor que yo¡±.
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