La Colombia rural, Iv¨¢n Duque y los acuerdos de paz
La autora expresa su temor por que el nuevo presidente altere lo negociado entre las FARC y el Gobierno y ponga en peligro a las comunidades m¨¢s vulnerables del pa¨ªs
El Cauca es un departamento ubicado en el sur occidente de Colombia. Tierra de ingenios azucareros, comunidades ind¨ªgenas y cuna de Yerri Mina, el centrocampista que con sus goles en el pasado mundial de f¨²tbol se consagr¨® en el Olimpo del futbol colombiano. El Cauca adem¨¢s ha sido uno de los departamentos m¨¢s afectados por el conflicto armado. Ese que hist¨®ricamente han sentido con mayor fuerza las comunidades m¨¢s vulnerables del pa¨ªs. Solo el 3 de julio pasado en Argelia, Cauca, siete campesinos fueron masacrados. Estas v¨ªctimas se suman as¨ª a la larga lista de l¨ªderes comunitarios y defensores de derechos humanos asesinados desde la firma de los acuerdos de paz en el 2016.
Rubricado por las FARC y el gobierno colombiano en 2016, el acuerdo conten¨ªa promesas que buscaban remediar esas injusticias hist¨®ricas. La creaci¨®n de un fondo de tierras para que los campesinos pudieran acceder a t¨ªtulos; medidas de restituci¨®n de tierras para aquellos que fueron desplazados de sus territorios; otras para la sustituci¨®n de cultivos de coca y la promoci¨®n de la econom¨ªa en el campo. Sin embargo, la implementaci¨®n ha sido lenta. La elecci¨®n de Iv¨¢n Duque como nuevo presidente de Colombia, quien durante su campa?a promovi¨® hacer cambios a los acuerdos, hace que el panorama sea a¨²n m¨¢s dif¨ªcil.
En las votaciones presidenciales, Duque perdi¨® en las regiones m¨¢s apartadas de Colombia, donde el conflicto se ha sentido m¨¢s fuerte. Por ejemplo, Guachen¨¦, Cauca, la tierra de Yerri Mina, gan¨® Gustavo Petro, su contrincante. Estas regiones, adem¨¢s, votaron mayoritariamente por los acuerdos de paz en el plebiscito que se realiz¨® para aprobarlos en 2016. Le dijeron s¨ª a un nuevo cap¨ªtulo en la historia. Sin embargo, la promesa de Duque de modificarlos, y lo que eso significar¨ªa, amenaza con continuar afectando en mayor medida a esa Colombia rural.
Los acuerdos de paz propon¨ªan medidas de reconocimiento y protecci¨®n a las organizaciones sociales y de derechos humanos que por a?os han sido estigmatizadas en el pa¨ªs. Sin embargo, las cifras muestran que m¨¢s de 280 l¨ªderes han sido asesinados desde el 2016. La mayor¨ªa campesinos, originarios de las zonas m¨¢s apartadas del pa¨ªs. En el pasado muchas veces las comunidades rurales quedaban entre el fuego cruzado de los dos bandos, siendo acusadas de apoyar a unos o a otros. Eran desplazadas de sus tierras por los actores armados y los hijos eran reclutados para engrosar la fila de los ej¨¦rcitos en disputa. Los recientes atentados y asesinatos contra l¨ªderes sociales muestran que la violencia sigue siendo una constante para la Colombia rural.
En las votaciones presidenciales, Duque perdi¨® en las regiones m¨¢s apartadas de Colombia, donde el conflicto se ha sentido m¨¢s fuerte
El pa¨ªs tiene una deuda hist¨®rica con las comunidades que por d¨¦cadas se han visto afectadas por el desplazamiento forzado. Sin embargo, el proceso de restituci¨®n ha sido lento. Se calcula que solo entre un 4% y un 8% de los millones de hect¨¢reas p¨¦rdidas durante el conflicto han sido devueltas a los colombianos m¨¢s pobres. Los acuerdos de paz adem¨¢s crearon un fondo de tierras para que las comunidades accedan y formalicen sus parcelas. El futuro de estos dos procesos est¨¢ ahora en manos del presidente electo. Lo que es muy preocupante, ya que el Centro Democr¨¢tico, el partido de Duque, representa a los grandes terratenientes y ha sido un cr¨ªtico constante de la restituci¨®n de tierras, y la formalizaci¨®n de los territorios de los campesinos y las comunidades ind¨ªgenas y afro.
Las zonas rurales, adem¨¢s se ver¨¢n inevitablemente afectadas por la agresiva pol¨ªtica de drogas, de la que Duque se ha pronunciado partidario. El aumento de los cultivos de coca en los ¨²ltimos a?os ha atra¨ªdo fuertes cr¨ªticas de Estados Unidos, que incluso ha amenazado con desclasificar a Colombia como uno de sus aliados en la guerra antidrogas. Los acuerdos de paz contemplan medias de restituci¨®n de cultivos y promoci¨®n de la econom¨ªa rural que todav¨ªa no se implementan eficazmente. El nuevo presidente ha amenazado con volver a las pol¨ªticas de aspersi¨®n a¨¦rea de glifosato que por a?os produjeron graves da?os al ambiente y a la salud de los campesinos.
El pasado 7 de agosto, Iv¨¢n Duque tom¨® posesi¨®n como presidente de Colombia. Es el primer presidente del posconflicto. Las poblaciones rurales del Cauca y de todas las dem¨¢s regiones apartadas del pa¨ªs dependen de sus pol¨ªticas para prevenir nuevas oleadas de violencia y mejorar sus condiciones de vida. La Colombia rural ya ha pagado el precio m¨¢s alto en estos 50 a?os. Duque tiene ahora la misi¨®n apremiante de evitar que los colombianos m¨¢s pobres y vulnerables contin¨²en siendo las principales v¨ªctimas de la guerra. La implementaci¨®n de los acuerdos de paz est¨¢ en sus manos, y con ella la vida de cientos de l¨ªderes comunitarios y defensores de derechos humanos.
El pa¨ªs tiene una deuda hist¨®rica con las comunidades que por d¨¦cadas se han visto afectadas por el desplazamiento forzado
Natalia G¨®mez es Oficial de la Coalici¨®n Vuka! para la acci¨®n c¨ªvica, parte de la Alianza global para la Sociedad Civil-Civicus. Natalia es abogada especialista en derechos humanos y medio ambiente.
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