Fatiga por compasi¨®n: "Los problemas de los dem¨¢s me superan"
C¨®mo canalizar los sentimientos para ser de verdadera ayuda
Siempre atento, siempre dispuesto. Siempre encima, escuchando, sustentando. Dicen de con usted da gusto, que su hombro es m¨¢s que confortable para apoyarse y llorar. Y usted lo hace con gusto; le sale de natural. Sobrelleva con solvencia cualquier situaci¨®n, sabe lo que hay que hacer. Es capaz de ponerse en la piel de los dem¨¢s. Un ser emp¨¢tico.
Pero todo tiene un l¨ªmite.
"Empat¨ªa es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, aunque yo siempre he pensado que esa definici¨®n no es demasiado certera", comienza Mar¨ªa Dolores Sobrino, psic¨®loga y responsable del ?rea de Intervenciones de la Asociaci¨®n Aragonesa Pro Salud Mental (ASAPME), que matiza: "Nadie puede colocarse en el lugar del otro, porque ya est¨¢ ocupado". M¨¢s bien, ella entiende que empat¨ªa es la capacidad de comprender lo que le sucede a otra persona para, desde nuestra posici¨®n, estar a su lado, junto a ella, apoy¨¢ndola.
Y entiende tambi¨¦n que sentir al 100% lo mismo que los dem¨¢s es imposible. Aunque nos podamos aproximar mucho. Es en esos casos cuando podemos sufrir las consecuencias asociadas a un s¨ªndrome al que los profesionales sanitarios est¨¢n m¨¢s expuestos, pero que cualquiera puede desarrollar: el S¨ªndrome de Desgaste por Empat¨ªa (SDE). El psic¨®logo Charles Figley le puso este nombre, altern¨¢ndolo con el de Fatiga por Compasi¨®n, para referirse al "agotamiento emocional que determinados profesionales sufren por trabajar con clientes traumatizados", tras analizar el comportamiento de un grupo de voluntarios neoyorkinos tras los atentados del 11 de septiembre.
A diferencia de otros s¨ªndromes que tambi¨¦n acaban en agotamiento ¡ªcomo el burnout, asociado al trabajo, que se manifiesta de forma repentina, cuando una ¨²ltima gota colma el vaso¡ª, el SDE cala poco a poco, de forma silenciosa, en nuestra mente y emociones. Y, aunque sea m¨¢s habitual en terapeutas, m¨¦dicos y sanitarios en general, puede desplegar su oscura sombra con casi cualquier persona que se vanaglorie de ser incre¨ªblemente sensible a los dramas ajenos.
Cu¨¢ndo s¨¦ que 'sus' problemas son ya 'mis' problemas
"La empat¨ªa es siempre una buena cualidad pero, como todo, conviene ajustarla al t¨¦rmino medio para encontrar la virtud", sostiene la psic¨®loga Mar¨ªa Dolores Sobrino. Su labor conlleva el contacto directo, diario, con enfermos mentales; cuadros cl¨ªnicos e historias de vida potencialmente duras, combinadas con el trabajo sobre las familias y el entorno del paciente. "Hasta que te habit¨²as, es normal llevarte los problemas a casa, pero aprendes a racionalizar. De lo contrario, ser¨ªa imposible desarrollar esta especialidad".
Su perfil es profesional, lo que le hace estar preparada para ello. No as¨ª los dem¨¢s. "Este desgaste es m¨¢s frecuente en personas un tanto dependientes, un tanto obsesivas, que cuentan con un rasgo de la personalidad no lo suficientemente fuerte", avanza la psic¨®loga. El SDE se revela, seg¨²n el propio padre del t¨¦rmino, Charles Figley, en forma de tres s¨ªntomas: la re-experimentaci¨®n constante, el embotamiento afectivo y la hiperactivaci¨®n, el estado sostenido de nervios.
En su estudio Compassion fatigue and resilience: A qualitative analysis of social work practice (Fatiga por compasi¨®n y resiliencia: un an¨¢lisis cualitativo del trabajo social), los psic¨®logos Kapoulitsas y Corcoran a?aden m¨¢s consecuencias a esta lista y profundizan en las de Figley: irascibilidad y cambios de humor repentinos, sentimientos de culpabilidad e, incluso, sue?os angustiosos. Hablan tambi¨¦n de problemas para conciliar el sue?o o concentrarse. Adem¨¢s, este s¨ªndrome puede conducir a la anhedonia ¡ªincapacidad para experimentar placer o disfrute¡ª y a la p¨¦rdida de inter¨¦s en cualquier contexto. Y, sobre todo, se representa en forma de losa; la adquirida y contagiada por los problemas del otro entendidos como propios.
El tiempo cuenta, seg¨²n Sobrino: "Si una persona a la que quieres sufre una tragedia, l¨®gicamente, esta situaci¨®n impactar¨¢ en nosotros de forma negativa. El problema llega cuando esta afecci¨®n se prolonga en el tiempo", sostiene. La aut¨¦ntica empat¨ªa llega cuando, tras el trauma, el ajeno es capaz de tomar distancia y aplicar la racionalidad para, desde ella, servir de sustento a aquel que realmente ha padecido el problema en primera persona.
C¨®mo ayudar (y ayudarse) sin bloquear los sentimientos negativos
Es l¨®gico pensar que ser¨¢ imposible curar al otro si se tiene la misma dolencia. Y es l¨®gico que situaciones as¨ª nos lleven a la tentaci¨®n de bloquear las emociones, dejar de prestarles atenci¨®n. Error: "Es important¨ªsimo, fundamental, atender todas las emociones, puesto que constituyen las alarmas que nos conducen a las herramientas con las que afrontar las situaciones y solucionarlas", asegura Sobrino.
La soluci¨®n al S¨ªndrome por Desgaste de Empat¨ªa no viene dada por el bloqueo de los sentimientos negativos, sino por el paso de estos por el filtro de la racionalidad. "Entender que la desgracia humana forma parte de la vida y adoptar los est¨ªmulos negativos ser¨¢ el primer paso para convertirse en un ser emp¨¢tico realmente sano y predispuesto a colaborar", completa Sobrino, y a?ade: "En un d¨²o en el que uno est¨¢ aquejado de un dolor y el otro quiere contribuir a su sanaci¨®n, deber¨¢ ser este segundo quien, con la cabeza fr¨ªa, establezca el criterio para levantar al dolorido".
As¨ª que, primero, afrontar y entender. La psic¨®loga acude de nuevo a la idea de que es imposible calzarse los zapatos del otro, puesto que ya est¨¢n ocupados. Y, para no terminar encajando el pie a presi¨®n, contagiado de la pena del otro, resulta fundamental operar desde la mejor versi¨®n de uno mismo. Para eso, la meditaci¨®n y la atenci¨®n plena, el mindfulness, "presentan muchos beneficios, puesto que ayudan a conectar con la racionalidad y la tranquilidad interior", contin¨²a Sobrino. Lo mismo sucede con las actividades de ocio y con ejercicios que salvaguarden el equilibrio emocional, como las cuatro C que le contamos en BuenaVida para encontrar la felicidad en lugar del placer.
Aunque el consejo b¨¢sico sigue siendo el de practicar "la reflexi¨®n, mantener la calma; darse tiempo para, desde la serenidad de ser un elemento externo, poder actuar como ser emp¨¢tico equilibrado", concluye Sobrino. Porque si se trata de enjugar l¨¢grimas, m¨¢s vale que no se presente como un pa?uelo ya empapado.
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