Jane Fonda: ¡°He llegado a no sentirme real¡±
Un documental de HBO profundiza en la personalidad de una actriz, mito sexual, activista pol¨ªtica y feminista enconada
Puede que la pel¨ªcula m¨¢s arriesgada de Jane Fonda haya sido La juventud y no por la envergadura del papel, sino porque la alegor¨ªa de la decadencia que estren¨® Paolo Sorrentino en 2015 expone a la actriz en una despiadada faceta crepuscular. Se aviene Fonda a mirar al otro lado del retrato de Dorian Gray y acepta mostrar una coqueta decreptitud, no tan extrema como la de Gloria Swanson (El cresp¨²sculo de los dioses) o la de Bette Davis (Que fue de Baby Jane), pero ilustrativa de un ejercicio de sinceridad en el umbral de los 80 a?os.
Los cumpli¨® el pasado mes de diciembre con todos los s¨ªntomas de un pacto mefistof¨¦lico y conservan la actualidad en el documental que estrena HBO el 25 de septiembre en Espa?a con la implicaci¨®n absoluta de la diva. No representa los 80 a?os y se ha esmerado el maquillaje y la iluminaci¨®n para edulcorar los atisbos de ancianidad, pero la biograf¨ªa accidental permite a la propia Jane Fonda rescatarse de su propia confusi¨®n: ¡°He llegado a no sentirme real¡±, confiesa en un pasaje introspectivo de la entrevista. Y reconoce que la ¨²nica manera de afrontar el ¨²ltimo acto de su vida consiste en saber qui¨¦n ha sido ella en los anteriores porque no est¨¢ segura.
La estructura teatral, mixtificaci¨®n de la vida y de la obra, se describe en el enunciado del documental con esfuerzo cartesiano: Jane Fonda en cinco actos, aunque la pentalog¨ªa alude en realidad a todas las existencias reales, imaginarias, ajenas y propias que ha explorado la hija de Henry Fonda. Una actriz carism¨¢tica y pluricondecorada ¡ªdos Oscar, cuatro Globos de Oro¡ª, un mito sexual transgeneracional, una activista pol¨ªtica, una feminista enconada, una mujer emancipada y superviviente, incluso una madrina del aerobic en la est¨¦tica ochentera de los calentadores.
Puede entenderse as¨ª que el arcano de Jane Fonda necesite no tanto una radiograf¨ªa de s¨ª misma ni una hagiograf¨ªa como una biopsia, de tal manera que el documental de HBO aspira a encontrar el camino que lleva de Barbarella a Klute, como si fuera Fonda un personaje inasible al que hemos visto re¨ªr (C¨®mo eliminar a su jefe) o alcoholizarse (A la ma?ana siguiente) desde una credibilidad que se ha impuesto a las convenciones del tiempo o de las modas.
No le serv¨ªa su propia versi¨®n de los hechos. La tiene recogida en un best seller que repercuti¨® en su talento como escritora ¡ª(My life so far, 2005)¡ª y que atribu¨ªa a la devoci¨®n de Cristo el m¨¦rito de haberla transformado. Fonda se describ¨ªa orgullosa de c¨®mo ha sido y arrepentida de sus errores, pero no le conced¨ªa la iniciativa del retrato a una voz exterior con cualidades inquisitivas.
Es el inter¨¦s que reviste el documental de HBO, sustraerla a su espacio de confort, confrontarla con el criterio de otros protagonistas ¡ªRobert Redford, entre ellos¡ª y someterla a una mirada retrospectiva en la que se le aparecen sus tres maridos: Roger Vadim, Tom Hayden y Ted Turner.
¡°Ninguno de mis matrimonios fue democr¨¢tico porque se esperaba de m¨ª que fuera de una cierta manera. Ten¨ªa que comportarme no tanto como Jane Fonda, sino con la idea que ellos ten¨ªan de c¨®mo deb¨ªa ser Jane Fonda. Ten¨ªa que ser perfecta para ser amada¡±, evoca en el documental, sin miedo a ¡°reconocer¡± el perfeccionismo de las operaciones quir¨²gicas.
Guerra de Vietnam
Era Hanoi Jane el apodo que le atribuyeron cuando se opuso a la guerra de Vietnam. Volvi¨® a expresarlo en la guerra de Irak y se ha multiplicado en el inventario de las causas justas, no solo desde la militancia y el idealismo, sino como remedio al solipsismo de la vida interior.
Le resultaba repugnante a su padre que los hijos manifestaran sus emociones, ni siquiera cuando la madre de la diva, Frances Seymour, se vali¨® de una cuchilla para rebanarse la garganta en la instituci¨®n psiqui¨¢trica donde estaba recluida. Jane Fonda ten¨ªa 12 a?os y tuvo que esperar casi otros tantos para desmentir la teor¨ªa del ataque al coraz¨®n que le hab¨ªa contado el patriarca.
Es el acto oscuro, igual que la crisis de bulimia. O que la violaci¨®n de la que fue v¨ªctima siendo ni?a. O que su batalla contra el c¨¢ncer de mama. No habr¨ªa llegado a la plenitud sin haber tocado fondo. Y se observa a los 80 a?os Jane Fonda en la posici¨®n de loto, mascullando una conclusi¨®n herm¨¦tica de la propia existencia: ¡°Soy quien soy¡±.
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