El mayor disolvente de Europa
La Italia oficial de hoy transpira una profunda corriente de antipat¨ªa hacia Bruselas
Ni el contagio de Turqu¨ªa, ni un hipot¨¦tico default de Argentina, ni las guerras comerciales en curso con EE UU o China. Ni un Brexit total o ciego, ni otro descarrilamiento griego, ni una definitiva insurrecci¨®n de algunos pa¨ªses del este de Europa por la cuesti¨®n migratoria o por los derechos humanos incumplidos. El mayor disolvente de la Uni¨®n Europea y sus estructuras se encuentra ahora en la explosiva Italia. De lo que se destile de las retortas pol¨ªticas del Gobierno amarillo-verde italiano en las pr¨®ximas semanas (en resumen, su relaci¨®n con Europa) depender¨¢ en primera instancia el futuro geopol¨ªtico de nuestra zona.
Italia goza en la historia reciente de abundantes ejemplos en su construcci¨®n como laboratorio de la pol¨ªtica. Lo fue, por ejemplo, en los recuelos de Mayo de 1968, cuando aparecieron en sus calles las Brigadas Rojas y se multiplic¨® el terrorismo de acci¨®n-reacci¨®n entre la extrema izquierda y las cloacas de los servicios secretos del Estado y de otros organismos supranacionales; lo fue en el periodo del ¡°compromiso hist¨®rico¡± y del eurocomunismo de Berlinguer, tan sugerentes; o tambi¨¦n en los precedentes de ese fen¨®meno populista-medi¨¢tico de antes de ayer que fueron Berlusconi y sus mariachis. Y lo vuelve a ser hoy con esa coalici¨®n at¨ªpica entre el antiestablishment Movimiento 5 Estrellas y la derecha extrema de La Liga, que gobierna desde hace unos meses. La m¨¢s temida en los cuarteles generales europeos.
De hacer efectivas las promesas del programa conjunto con el que han decidido gobernar (el m¨ªnimo com¨²n denominador de la coalici¨®n, a veces contradictorio y, ya se sabe, cuantas m¨¢s contradicciones, mayor agresividad), Italia se pondr¨ªa en un d¨¦ficit p¨²blico del 7,4% de su producto interior bruto (PIB), seg¨²n el banco de inversi¨®n Goldman Sachs. Y ello en el contexto de una brutal deuda p¨²blica de un 132,5% de su PIB (casi tres billones de euros, en t¨¦rminos absolutos). Ambos porcentajes de d¨¦ficit y de deuda doblan ampliamente los objetivos del Tratado de Maastricht.
C¨®mo administrar esta situaci¨®n explosiva en el marco de la UE y de la eurozona, a la que Italia pertenece como pa¨ªs fundador y como cuarta econom¨ªa por su fortaleza. Aunque la mayor parte de los movimientos pertenecen por ahora al territorio de la ret¨®rica y no de los hechos (estos se han hecho presentes, sobre todo, en las decisiones antiinmigratorias tomadas), no deja de expresarse una profunda corriente de antipat¨ªa hacia lo que supone Bruselas.
Tres ejemplos: primero, cuando hace unas semanas los pa¨ªses comunitarios no llegaban a un acuerdo para repartirse el centenar y medio de inmigrantes depositados en la patrullera Diciotti, el Gobierno de Roma amenaz¨® con la bomba at¨®mica: retirar su aportaci¨®n del presupuesto europeo, lo que hubiera supuesto una violaci¨®n de las obligaciones de los tratados comunitarios; lo que ning¨²n pa¨ªs ha hecho jam¨¢s. Segundo: cuando la prima de riesgo sub¨ªa y sub¨ªa, traduciendo la desconfianza de los inversores en la deuda p¨²blica, el primer ministro y el ministro de Econom¨ªa viajaron allende de Europa, a Washington, Pek¨ªn y Mosc¨², buscando el apoyo de las principales potencias competidoras de Europa, algunos de cuyos mandatarios (Trump y Putin, sobre todo) se significan por cuanto debilite las posiciones europeas. El ministro de Asuntos Exteriores, el eur¨®fobo Paolo Savona, declar¨® entonces: ¡°Si ocurre lo peor, la fantas¨ªa ir¨¢ al poder¡±. Tercero: el ministro del Interior, Salvini, el vicepresidente Luigi Di Maio, o el propio Savona, han manifestado la posibilidad de que cuando Italia presente a la Comisi¨®n Europea en unas semanas sus programas de estabilidad y reformas, lo hagan con el d¨¦ficit p¨²blico por encima de lo autorizado; el pretexto surgi¨® a ra¨ªz del hundimiento del puente Morandi en G¨¦nova: se necesita m¨¢s dinero para mantener la seguridad en las infraestructuras y en las escuelas.
No es extra?o que el comisario de Asuntos Econ¨®micos y Financieros viaje a Madrid y a pesar de los problemas del Gobierno de Pedro S¨¢nchez para presentar unas cuentas macroecon¨®micas propias, no heredadas, y en plazo para el pr¨®ximo a?o, Moscovici declare aliviado: ¡°Espa?a no es Italia, tiene un Gobierno que cumple las reglas¡±.
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