Ces¨¢reas, solo las necesarias
Una enfermera de M¨¦dicos sin Fronteras cuenta c¨®mo muchas veces se practica esta operaci¨®n en Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo aunque no sea necesaria y en condiciones precarias
En la provincia congole?a de Kivu Sur, muchas mujeres son sometidas a ces¨¢reas innecesarias por diversos motivos a veces tan injustos como el puro inter¨¦s econ¨®mico: el precio de una ces¨¢rea es de 100 (85 euros) d¨®lares mientras que la asistencia a un parto cuesta 10 (8,5 euros).
En esta regi¨®n, la situaci¨®n de la mujer es precaria y su aceptaci¨®n social es determinada por su capacidad como progenitora y posteriormente como cuidadora de toda la familia. Teniendo en cuenta que pasar¨¢n por una media de seis partos a lo largo de su vida, el peligro de ser v¨ªctimas de la agresi¨®n que supone una ces¨¢rea innecesaria forma parte de su d¨ªa a d¨ªa.
En nuestros proyectos tratamos a mujeres que no han cumplido los 20 a?os y que ya han sido sometidas a dos de estas intervenciones. La tendencia de los centros sanitarios con los que colaboramos es realizar de nuevo esta operaci¨®n. Esta l¨®gica hace posible que mujeres con m¨²ltiples embarazos nunca tengan un parto vaginal pues al llegar a la tercera cicatrizaci¨®n del ¨²tero, la ces¨¢rea se convierte en la ¨²nica opci¨®n. El limitado n¨²mero de infraestructuras sanitarias con profesionales formados y la falta de carreteras para llegar hasta ellas en este pa¨ªs de naturaleza indomable convierten el acceso a un parto seguro en una odisea.
Jules Cizungou Bizimwa, promotor de salud de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) en el proyecto de Lulingu, en el este del pa¨ªs, nos explica que ¡°muchas madres acuden a chambres de pri¨¨re (salas de rezo) en las que son tratadas con medicamentos tradicionales porque tienen miedo a las ces¨¢reas. All¨ª son enga?adas. Por ejemplo, estos tratamientos no corrigen la posici¨®n fetal, una de las indicaciones para una ces¨¢rea. Esto solo retrasa su ingreso en el hospital y empeora su estado de salud. Queremos explicarles los motivos por los que ciertos embarazos acaban en ces¨¢reas y les proponemos que acudan a la binyola (el centro de espera maternal del hospital donde las mujeres son acogidas durante el ¨²ltimo mes de gestaci¨®n) para garantizar su seguridad y que sean asistidas en un centro con los medios adecuados¡±.
Jules enfatiza este ¨²ltimo punto, pues parte de su trabajo consiste en conocer a los distintos actores de las comunidades en las que trabajamos, desde curanderos tradicionales hasta trabajadores de las estructuras sanitarias. ¡°En una ocasi¨®n visitamos una cl¨ªnica clandestina en Byangama (otra ciudad de la misma regi¨®n). Estos centros son casetas construidas de bamb¨², con los medios disponibles en la comunidad, donde personal sin cualificaci¨®n realiza consultas, examina a los enfermos y administra tratamientos, pero en ocasiones va a¨²n m¨¢s all¨¢¡±.
Las ces¨¢reas clandestinas son habituales en esta regi¨®n y suponen riesgos a todos los niveles: una anestesia inadecuada que puede atravesar la membrana placentaria afectando al reci¨¦n nacido; una infecci¨®n postquir¨²rgica por la falta de asepsia o una hemorragia por una mala t¨¦cnica quir¨²rgica que puede culminar en una histerectom¨ªa (una intervenci¨®n para extirpar ¨²tero) que estigmatizar¨ªa a la mujer de por vida.
Los centros clandestinos son casetas de bamb¨², donde personal sin cualificaci¨®n realiza consultas, examina a los enfermos y administra tratamientos, pero en ocasiones va a¨²n m¨¢s all¨¢
En la cl¨ªnica, nos encontramos a una mujer con sus dos gemelos que hab¨ªa sido sometida a una ces¨¢rea. Nos explic¨® que hab¨ªa seguido las consultas prenatales del programa de maternidad avanzado y que, al tener un embarazo gemelar, hab¨ªa sido derivada por la partera a la binyola. Sin embargo, la familia se neg¨® a que se separara del marido tanto tiempo. Cuando comenzaron las contracciones, acudi¨® al centro de salud e intentaron trasladarla al hospital, pese al riesgo que supone recorrer los 87 kil¨®metros que les separaban del centro hospitalario y que se traducen en ocho horas de moto. La familia no acept¨® y acab¨® en la cl¨ªnica clandestina.
Conscientes de que muchas mujeres son dependientes de sus maridos hasta para aspectos tan b¨¢sicos como el acceso a la salud, ponemos especial ¨¦nfasis en la importancia de incluir a los hombres en las sesiones de educaci¨®n sexual.
Desde nuestros proyectos, solventamos los obst¨¢culos que dificultan el acceso al parto seguro y proporcionamos los medios para alcanzar una tasa ideal de ces¨¢reas en la poblaci¨®n. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, a medida que las tasas de esta intervenci¨®n aumentan hasta un 10% o 15%, se reduce la mortalidad materna y neonatal. Sin embargo, por encima de este nivel, las tasas dejan de estar asociadas a una reducci¨®n de la mortalidad.
En MSF sabemos que las ces¨¢reas son esenciales en la batalla contra la mortalidad maternal y neonatal, pero en los contextos en los que trabajamos el riesgo/beneficio debe ser sopesado para evitar futuras complicaciones. Por ello, la lucha contra este fen¨®meno, conocido como violencia obst¨¦trica, es clave para salvar vidas, aliviar el sufrimiento y devolver la dignidad en uno de los momentos m¨¢s felices de una madre.
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