Otras 13 mentiras de la historia que nos tragamos sin rechistar
Cre¨ªamos que eran episodios inmutables... hasta que llegaron estudios que cuestionaron su fundamento. Esta es la segunda entrega de falsedades que han sido entendidas como hechos hist¨®ricos
Las hemos le¨ªdo en libros de texto, visto en pel¨ªculas, escuchado en conferencias... Pero las investigaciones posteriores las han puesto en cuesti¨®n. Hace unas semanas publicamos 14 episodios hist¨®ricos que cre¨ªamos inmutables, pero que ahora no est¨¢n tan claros. Como que Van Gogh no se arranc¨® la oreja entera, que los emperadores romanos no sentenciaban a muerte a los gladiadores bajando el dedo o que no existen evidencias de que Cervantes fuera manco. Hoy, volvemos con otros 14 casos.
- Los cascos de los vikingos no ten¨ªan cuernos
Lo que nos contaron. Las pel¨ªculas han mostrado a estos hombres rudos y feroces del norte de Europa con hacha en mano frente al enemigo, lanzas, espadas y escudos con grandes tachuelas. Y en la cabeza, un casco con grandes cuernos. As¨ª han sido representados los vikingos: desde los atuendos de los int¨¦rpretes de ¨®peras de Wagner como El ocaso de los dioses hasta personajes infantiles como Vicky El Vikingo.
Lo que realmente ocurri¨®. La imagen de portadores de cascos coronados con cuernos con la que se ha identificado a los antiguos pobladores de Escandinavia se debe a una inspiraci¨®n del dise?o del vestuario de las obras de Wagner, a cargo del artista Carl Emil D?pler. Este se inspir¨® en las creaciones del pintor sueco August Malmstr?m, conocido por ilustrar el poema ¨¦pico La Saga de Frithiof, en el que los cascos de los vikingos aparec¨ªan adornados con alas, un detalle que fue reinterpretado con el tiempo en forma de cuernos. ¡°Los trabajos arqueol¨®gicos no han permitido afirmar que los cascos de aquellos guerreros escandinavos llevaran cuernos¡±, se?ala Alfonso L¨®pez Borgo?oz, expresidente de ARP Sociedad para el Avance del Pensamiento Cr¨ªtico. De hecho, los cascos con cuernos hallados en Europa no datan de la era de los vikingos, entre 700 y 1100, sino que se atribuyen a la cultura celta de la Edad de Hierro, entre 800 a.C. y 100 d.C. El ¨²nico yelmo vikingo completo encontrado hasta la fecha es el Gjermundbu (Noruega), dise?ado a base de placas de hierro y que se asemeja a de una gorra c¨®nica con protectores oculares, que muy probablemente solo llevasen los altos mandos. Pero sin rastro de cornamenta.
- Los c¨ªrculos de los campos de cultivo no los hicieron extraterrestres, sino dos sexagenarios bromistas
Lo que nos contaron. En los a?os 70, en Reino Unido empezaron a encontrarse unos misteriosos c¨ªrculos de grandes dimensiones en plantaciones de trigo o ma¨ªz formados por las plantas tumbadas en el suelo. R¨¢pidamente se propag¨® una espectacular versi¨®n del origen de estos patrones: obedec¨ªan a alg¨²n tipo de huella dejada por formas de vida extraterrestre. La pel¨ªcula Se?ales, protagonizada por Mel Gibson y Joaquin Phoenix, ha seguido alimentando esta historia propia de Cuarto milenio en la que insisten hoy los grupos aficionados a los fen¨®menos paranormales y al estudio de supuestas visitas alien¨ªgenas.
Lo que realmente ocurri¨®. Dos brit¨¢nicos sexagenarios, Doug Bower y Dave Chorley, admitieron en 1991 ser los bromistas responsables del fen¨®meno. ¡°Estos dos amigos utilizaban una tabla de madera para aplastar las plantas. Buscaron puntos de inter¨¦s tur¨ªstico para tener m¨¢s visibilidad y as¨ª se popularizaron los supuestos mensajes extraterrestres o huellas de aterrizaje alien¨ªgena. Bower y Chorley demostraron que no hace falta recurrir a una inteligencia superior para explicar el fen¨®meno¡±, se?ala el bi¨®logo Mariano Collantes.
- Los dinosaurios ni volaban ni nadaban y no eran todos grandes
Lo que nos contaron. Lo hemos visto a lo largo de la historia de la literatura y del cine, sobre todo en la saga Parque Jur¨¢sico: un gran n¨²mero de animales enormes con cuellos largos comen hojas bajo la atenta mirada de pterod¨¢ctilos que sobrevuelan la escena, mientras otros m¨¢s amenazantes, como el tiranosaurios o el velocirraptor, cazan animales m¨¢s peque?os y algunos terribles gigantes marinos se alimentan de ballenas y tiburones.
Lo que realmente ocurri¨®. El t¨¦rmino dinosaurio, recuerda el bi¨®logo Mariano Collantes, describe a un grupo de reptiles que incluye varios cientos de especies, pero ninguno ten¨ªa alas ni pod¨ªa nadar. ¡°Todos los dinosaurios eran terrestres. Eran carn¨ªvoros, como el famoso tiranosaurio; herb¨ªvoros, como los enormes diplodocus de cuello largo; y omn¨ªvoros, como el pachycephalosaurus, con un cr¨¢neo muy duro que utilizar¨ªa para dar cabezazos. Una de sus? caracter¨ªsticas comunes es la disposici¨®n de sus patas. Al igual que los humanos, los codos de los dinosaurios se proyectan hacia atr¨¢s y las rodillas hacia delante, nunca hacia los costados ni hacia afuera, como cocodrilos o salamandras. Esta disposici¨®n permitir¨ªa aguantar mejor su peso, correr m¨¢s r¨¢pido e incluso facilitar¨ªa caminar sobre las dos patas traseras¡±, explica Collantes.
"Aunque muchos de los dinosaurios conocidos son de gran tama?o (porque los huesos grandes se conservan mejor), tambi¨¦n los hab¨ªa tan peque?os como un zorzal, indica este bi¨®logo. ¡°Los pterod¨¢ctilos y otros animales voladores que vemos representados son reptiles que convivieron con los dinosaurios, pero pertenecen a otro grupo, el de los pterosaurios ('lagarto con alas', en griego). Exist¨ªan tambi¨¦n reptiles gigantes que nadaban, como el mosasaurio, pero no se incluyen en el grupo de los dinosaurios. Y en el caso del megalod¨®n no es ni siquiera un reptil, es un tibur¨®n. Ning¨²n dinosaurio volaba o nadaba, pero s¨ª convivieron con otros reptiles que eran capaces de hacerlo¡±, recalca este bi¨®logo.
- El famoso lema "?No pasar¨¢n!" no es obra de La Pasionaria
Lo que nos contaron. En el Ministerio de Gobernaci¨®n, un d¨ªa despu¨¦s del golpe de estado del 18 de julio de 1936, la diputada del Partido Comunista de Espa?a Dolores Ib¨¢rruri, La Pasionaria, hizo un llamamiento a los ciudadanos para frenar ¡°la sublevaci¨®n militar fascista¡±. Y entona, por primera vez, el famoso lema: ¡°Todo el pa¨ªs vibra de indignaci¨®n ante esos desalmados que quieren hundir la Espa?a democr¨¢tica y popular en un infierno de terror y de muerte. Pero, ?no pasar¨¢n!¡±. Desde entonces aquel grito de libertad conocido en todo el mundo se ha atribuido a La Pasionaria, vinculado al m¨ªtico lema de la defensa de Madrid durante la Guerra Civil. Hoy adorna desde las camisetas del modesto club de f¨²tbol ingl¨¦s Clapton FC a grupos musicales como las punkis feminista Pussy Riot.
Lo que realmente ocurri¨®. Anterior a la contienda civil espa?ol, el famoso lema tiene su origen en la Primera Guerra Mundial, durante la batalla de Verd¨²n, la m¨¢s larga de la Gran Guerra y la segunda m¨¢s sangrienta, entre febrero y diciembre de 1916. La frase fue pronunciada por el general franc¨¦s Robert Nivelle, que lleg¨® a alcanzar el rango de general¨ªsimo y comandante en jefe del ej¨¦rcito franc¨¦s.
- A Keith Richards no le cambiaron la sangre
Lo que nos contaron. Entre las toneladas de an¨¦cdotas que se cuentan del forajido guitarrista de los Rolling Stones, seguramente la m¨¢s comentada es la de su cambio de sangre. Recordemos: Richards fue heroin¨®mano hasta mediados de los setenta. ?C¨®mo borraba el rastro de la potente sustancia de su cuerpo? Haci¨¦ndose una limpieza de sangre en una cl¨ªnica de Suiza.
?Lo que realmente ocurri¨®. Lo cuenta el propio Richards: ¡°Alguien me pregunt¨® c¨®mo me hab¨ªa desenganchado, y le dije que hab¨ªa ido a Suiza y me hab¨ªa cambiado completamente la sangre. Era solo una broma. Me abr¨ª la chaqueta y dije: ¡®?Qu¨¦ te parece mi cambio de sangre?¡¯. No fue nada m¨¢s que una broma¡±. Lo que hizo el rockero en esa cl¨ªnica suiza fue tratarse contra su adicci¨®n, pero no mudar la sangre.
- El ser humano no tiene razas
Lo que nos contaron. La piel de Beyonc¨¦ o los ojos rasgados de Jackie Chan se atribuyen a los rasgos que hacen visible la existencia de las razas humanas. Las primeras clasificaciones raciales se remontan al siglo XVII, coincidiendo con el imperialismo de ultramar o per¨ªodo colonial de la conquista de extensas ¨¢reas continentales alrededor del mundo por un pu?ado de reinos europeos. El viajero y m¨¦dico franc¨¦s Fran?ois Bernier public¨® en 1684 la primera clasificaci¨®n de las distintas razas o especies humanas y su distribuci¨®n en la Tierra. As¨ª, estableci¨® cuatro grupos: 1) los europeos, africanos del norte, persas, ¨¢rabes, habitantes de India y de Insulindia. A ellos se sumaban los americanos, 2) el resto de los africanos, 3) los asi¨¢ticos amarillos y 4) los lapones.
Lo que realmente es. Aunque rasgos como la piel negra o los ojos rasgados se han utilizado para clasificar a las personas dentro de la raza blanca, negra o amarilla (como recogieron antiguos estudios cient¨ªficos cuyos autores estaban influidos por sus propios prejuicios), la gen¨¦tica moderna ha demostrado que subdividir la especie humana en razas es err¨®neo. ¡°No existen razas en nuestra especie. Si tenemos muestras de humanos de distinto color de piel o tipos de ojos, ser¨ªamos incapaces de separarlos en base al ADN, por lo que muchos 'blancos' son m¨¢s parecidos gen¨¦ticamente a 'negros' o a 'orientales' que a otros 'blancos', y viceversa. La raz¨®n es que estos rasgos f¨ªsicos, que son muy llamativos, est¨¢n controlados por una ¨ªnfima fracci¨®n de nuestro ADN. Unas pocas letras pueden determinar nuestro color de piel, pero contamos con 3.000 millones de otras letras que suelen ser exactamente iguales. Para aquellos grupos que son culturalmente muy distintos de otros, se suele preferir la denominaci¨®n ¡®etnia¡¯, grupos que comparten caracter¨ªsticas comunes como el idioma, la vestimenta o la religi¨®n, que no tiene nada que ver con la gen¨¦tica¡±, resalta el bi¨®logo Mariano Collantes.
- La etiqueta Generaci¨®n del 27 es un concepto interesado
Lo que nos han contado. La fotograf¨ªa que plasm¨® el encuentro de poetas y escritores en homenaje al 300? aniversario de la muerte de Luis de G¨®ngora, organizado por Jos¨¦ Mar¨ªa Romero en el Ateneo de Sevilla en 1927, dio lugar al grupo literario que en las clases de literatura espa?ola se denomina Generaci¨®n del 27. En ella coincidi¨® un brillant¨ªsimo grupo de poetas: Federico Garc¨ªa Lorca, Rafael Alberti, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Pedro Salinas o Vicente Aleixandre.
Lo que realmente ocurri¨®. "La etiqueta literaria que agrupa a estas laureadas firmas no es ni la adecuada ni la m¨¢s precisa hist¨®ricamente", se?ala Carlos Hermida, profesor de Historia de la Comunicaci¨®n de la Universidad Complutense de Madrid. ¡°Hay elementos sustanciales para mantener que no solo no es afortunada, sino que trata de despojar ideol¨®gicamente a ese conjunto de poetas que escribi¨® buena parte de su obra en los a?os de la Segunda Rep¨²blica y que, en su mayor¨ªa, se identific¨® con el r¨¦gimen republicano. Un breve repaso a su producci¨®n literaria muestra que los a?os de la Rep¨²blica coinciden con su madurez creativa. Durante la Guerra Civil se alinearon con la legalidad republicana, con las excepciones de Gerardo Diego y D¨¢maso Alonso. Este compromiso lo pag¨® con su vida Garc¨ªa Lorca, asesinado por los falangistas en los comienzos de la contienda. El resto march¨® al exilio. La denominaci¨®n que mejor define al conjunto es ¡®Generaci¨®n de la Rep¨²blica¡¯, de la que tambi¨¦n forma parte fundamental Miguel Hern¨¢ndez, a quien en los manuales se sit¨²a al margen del grupo generacional¡±, destaca Hermida.
El homenaje a G¨®ngora en Sevilla de 1927 apenas tuvo trascendencia y ning¨²n participante pens¨® que la lectura de unos poemas tuviera mayor importancia, como propone Gregorio Mor¨¢n en su El maestro en el erial. ¡°El franquismo no pod¨ªa ignorar a esos poetas de renombre internacional, aunque hab¨ªa hecho todo lo posible para eliminarlos. Se trataba de despojar a su obra literaria de la actitud pol¨ªtica de los autores. La denominaci¨®n de D¨¢maso Alonso de Generaci¨®n del 27, que acu?¨® en 1948, cubr¨ªa tal prop¨®sito. Se eliminaba cualquier alusi¨®n a la Rep¨²blica y se les asociaba con la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), de la que discrepaban ideol¨®gicamente. As¨ª se velaba una trayectoria personal que resultaba demasiado inc¨®moda. La denominaci¨®n hoy parece inamovible, pero una iniciativa audaz, innovadora, como la publicaci¨®n de una Antolog¨ªa po¨¦tica de la Generaci¨®n de la Rep¨²blica contribuir¨ªa a recuperar la memoria hist¨®rica¡±, sugiere Hermida.
- No est¨¢ claro que Newton desarrollara la teor¨ªa de la gravedad al caerle una manzana en la cabeza
Lo que nos contaron. La escena del f¨ªsico y matem¨¢tico Isaac Newton sentado bajo un manzano del cual cae la fruta sobre su cabeza se encuentra grabada en el imaginario colectivo. La idea que se ha popularizado, y que han recogido series tan conocidas como ?rase una vez¡ los inventores, es la que se refiere al golpe de una manzana cayendo sobre tan privilegiada cabeza que habr¨ªa inspirado al cient¨ªfico a formular la gravitaci¨®n universal.
Lo que realmente ocurri¨®. Aunque la an¨¦cdota es una de las m¨¢s bellas de la ciencia, no se ha encontrado ning¨²n registro escrito del propio Newton afirmando tal experiencia. ¡°El arque¨®logo William Stukeley, muy cercano al f¨ªsico brit¨¢nico, fue uno de sus primeros bi¨®grafos. En 1752, a 25 a?os del fallecimiento de Newton, Stukeley escribi¨® que, conversando con el anciano cient¨ªfico, ¨¦ste le describi¨® algunos pensamientos que le llevaron a su descubrimiento, pero ninguno relacionado con una manzana que le golpeaba la cabeza¡±, describe el bi¨®logo Mariano Collantes. En realidad, nadie sabe lo que pas¨®: todo apunta a que no deja de ser una leyenda que ha pasado de biograf¨ªa en biograf¨ªa.
- La foto del monstruo del lago Ness es un fraude
Lo que nos contaron. La primera referencia sobre el supuesto monstruo del lago escoc¨¦s Ness, popularmente conocido como Nessi, apareci¨® en 565, en un manuscrito sobre la Vida de San Columba. Narra el enfrentamiento de este santo con un extra?o animal que hab¨ªa atacado a un ni?o. Con el paso de los a?os, diversos relatos alimentaron el mito hasta llegar al siglo XX. En 1933, el peri¨®dico Daily Mail contrat¨® a Marmaduke Wetherell, un famoso cazador, para encontrar al legendario monstruo. A finales de ese mismo a?o se hallaron unas huellas en la orilla del lago que desataron la locura, pero finalmente qued¨® demostrado que hab¨ªan sido realizadas con un pie? de hipop¨®tamo. La humillaci¨®n que sufri¨® Wetherell fue enorme. Pero un a?o despu¨¦s se realiz¨® la instant¨¢nea m¨¢s famosa hasta la fecha, mostrando en blanco y negro una criatura de cuello largo emergente del lago. La foto, conocida como la ¡°fotograf¨ªa del cirujano¡±, que probaba presuntamente la existencia del monstruo, fue tomada por R.K Wilson, considerado como un respetado cirujano de la ¨¦poca.
Lo que pas¨® realmente. Todas las supuestas evidencias de la existencia de Nessie han demostrado ser grandes fraudes o falsas interpretaciones, algunas de lo m¨¢s ex¨®ticas: desde restos de sets de rodajes interpretados como partes del esqueleto del monstruo a ramas de gran envergadura que imitan su preconcebida silueta. Pero la foto del cirujano se lleva la palma: el mayor fraude hist¨®rico relacionado con esta famosa leyenda dur¨® 60 a?os. ¡°La verdad la destap¨® Chris Spurling, hijo adoptivo de Wetherell, en su lecho de muerte, cuando le confes¨® su participaci¨®n en la conspiraci¨®n para tomar la foto. Wetherell, tras ser humillado, hab¨ªa decidido vengarse: involucr¨® a sus dos hijos adoptivos, Ian y Chris (este ¨²ltimo escultor experto), y al cirujano R. K Wilson, para que dijera que hab¨ªa tomado la fotograf¨ªa y darle credibilidad a la historia. Su enga?o consisti¨® en crear un submarino de juguete equipado con una cabeza de serpiente marina de madera. Al final, el mismo Wetherell tambi¨¦n confes¨® haber falsificado la fotograf¨ªa. Sin embargo, a pesar de las confesiones, la fotograf¨ªa ya formaba parte de la cultura popular¡±, explica Lidia Monz¨®, investigadora del Instituto de Investigaci¨®n Sanitaria INCLIVA. Aunque el monstruo del Lago Ness no cuente con pruebas que apoyen su existencia, el mito representa un negocio tur¨ªstico bien tangible para Escocia, pa¨ªs donde est¨¢ el lago: seg¨²n la publicaci¨®n Management Today aporta 130 millones de libras (180 millones de euros) anuales a las arcas escocesas.?
- La Gran Muralla China no se ve desde el espacio
Lo que nos contaron. En 1754, el anticuario ingl¨¦s William Stukeley escribi¨® en una carta que la muralla de Adriano solo era superada por la Gran Muralla China, ¡°que forma una considerable figura sobre el globo terrestre y que podr¨ªa ser vista desde la Luna¡±. En los a?os 30, los impresionantes 21.196 kil¨®metros de la Gran Muralla China tambi¨¦n suger¨ªan para algunas publicaciones que la enorme construcci¨®n, ¡°el m¨¢s asombroso trabajo del hombre, era el ¨²nico que ser¨ªa visible desde la superficie de la Luna¡± (Ripley¡¯s Believe it or not!, de 1932, o el libro Second Book of Marvels, de Richard Halliburton, de 1938, que repet¨ªa la misma idea). En 2004, la NASA y la Agencia Espacial Europea publicaron unas fotograf¨ªas donde supuestamente se distingu¨ªa la muralla, aunque el mismo astronauta que las realiz¨®, Leroy Chiao, no estaba muy convencido.
Lo que realmente sucedi¨®. Estas fotos crearon un gran revuelo pero, poco tiempo despu¨¦s, ambas agencias espaciales tuvieron que recular: lo que se hab¨ªa considerado como la Gran Muralla China era en realidad un r¨ªo. ¡°Se reiteraba lo que tantos astronautas hab¨ªan declarado. Neil Armstrong, el primer astronauta en pisar la superficie lunar, afirm¨® que pese a haber visto lagos, r¨ªos y continentes, no hab¨ªa sido capaz de distinguir ninguna estructura levantada por el ser? humano. Jeffrey Hoffman, otra astronauta de la NASA, neg¨® haber distinguido la muralla en ninguno de sus viajes espaciales entre 1985 y 1996. El mayor golpe a este mito fue cuando el astronauta chino, Yang Liwei, afirm¨® en 2003 que la Gran Muralla China era invisible para los ojos que estuvieran a semejante altura, algo no sent¨® nada bien a las autoridades chinas¡±, relata Lidia Monz¨®,?investigadora del Instituto de Investigaci¨®n Sanitaria INCLIVA, que recuerda que los seis o siete metros de grosor de la famosa muralla equivalen a los de una carretera convencional: ¡°Por lo que a poco que nos alejemos de la Tierra, se vuelve imperceptible al ojo humano. La tecnolog¨ªa actual facilita la observaci¨®n de todo el globo terrestre, pero la imposibilidad de ver la Gran Muralla China con nuestros propios ojos, o la dificultad de fotografiarla, queda m¨¢s que demostrada¡±, sentencia.
- La pasta no la trajo Marco Polo de sus viajes a China
Lo que nos contaron. Aunque para una mayor¨ªa representa un plato de origen italiano, la Organizaci¨®n Internacional de la Pasta reconoce que hay tantas teor¨ªas sobre el origen de la pasta como diferentes preparados culinarios para degustarla. Una de las versiones m¨¢s difundidas atribuye a Marco Polo la introducci¨®n del estandarte de la cocina italiana actual en 1271 al regresar de uno de sus viajes por China. La idea se basa en su conocida obra el Libro de las maravillas del mundo, donde el mercader y viajero veneciano hace referencia a la pasta en el pa¨ªs oriental.
Lo que realmente ocurri¨®. La divulgadora gastron¨®mica italiana Anna Mayer no da credibilidad a Marco Polo y sus viajes por China como origen de la pasta. "Es una an¨¦cdota bonita y f¨¢cil de recordar. Sin m¨¢s", se?ala. La masa de harina y agua, los constituyentes principales de la pasta, representan lo m¨¢s b¨¢sico en la historia culinaria, por lo que los ancestros de este popular alimento no hay que buscarlos solo en el lejano Oriente, sino bastante m¨¢s cerca. ¡°Ya se encuentran en la cultura griega a partir del siglo III a.C., con preparados con los nombres de ¦Ë¦Á¦Ã¦Á¦Í¦Ï¦Í, ¦Ì¦Á¦Ê¦Á¦Ñ¦É¦Á o ¦Ð¦Á¦Ò¦Ó¦Á (escotilla, caballa y pasta). En el siglo I, bajo la cultura romana, los laganum, macari y pasta representan los g¨¦rmenes de los contempor¨¢neos lasa?a, macarrones y pasta. Tambi¨¦n est¨¢ la palabra ¨¢rabe itriyah, de la que deriva tria, un tipo de pasta de masa fina presente en platos del sur de Italia¡±, explica esta experta, que sit¨²a el origen de la pasta en el Mediterr¨¢neo, alrededor de Sicilia, Campania, Calabria y Apulia, ¨¢reas por las que se extendi¨® la Magna Grecia y que m¨¢s tarde recibieron la influencia de los musulmanes. M¨¢s all¨¢ de los trozos de masa fresca de la cocina cl¨¢sica de griegos y romanos los ¨¢rabes dieron un paso fundamental: secar la pasta, lo que prolong¨® su fecha de caducidad y facilit¨® su transporte, comercio y consumo. ¡°Era un alimento muy ¨²til en las caravanas del desierto en el norte de ?frica, y se prestaba a ser transportada por mar a Oriente Medio, Magreb y Levante espa?ol. En el siglo XIII, en N¨¢poles y Liguria empez¨® a desarrollarse una industria floreciente a cargo de los genoveses por imitaci¨®n de los ¨¢rabes, que produc¨ªa sobre todo fidellini (espagueti)¡±, indica Mayer.
- Los reinos cristianos no reconquistaron la pen¨ªnsula Ib¨¦rica
Lo que nos contaron. Los libros de texto, y algunas personalidades p¨²blicas, hablan de la Reconquista para referirse al proceso hist¨®rico, entre los siglos VIII y XV, en el que los reinos cristianos de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica buscaron el control peninsular en manos del dominio musulm¨¢n. ?Recuerdan la famosa conferencia de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en la Universidad de Georgetown en la que compar¨® la Reconquista con la lucha contra al-Qaeda? El t¨¦rmino Reconquista data del siglo XIX, cuando la Historia se constituy¨® como disciplina universitaria y cuando surgi¨® el nacionalismo espa?ol, nacido de las revoluciones burguesas, que busc¨® sus presuntos or¨ªgenes en la provincia romana de Hispania y, sobre todo, en el reino visigodo de Toledo. ¡°La Reconquista era el enlace entre el reino visigodo y los Reyes Cat¨®licos, lo que implic¨® dejar al-Andalus fuera de la historia nacional. El historiador Claudio S¨¢nchez-Albornoz, exiliado durante el franquismo pero con una ideolog¨ªa nacionalista y cat¨®lica, se encarg¨® de poner la Reconquista en el centro de la Edad Media hispana a nivel acad¨¦mico, como sigui¨® siendo para los historiadores formados hasta los a?os 70¡±, describe el medievalista Ferran Esquilache, profesor asociado de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
Lo que realmente ocurri¨®. Reconquista implica recuperar algo arrebatado. La conquista de al-Andalus no fue en ning¨²n caso la recuperaci¨®n de un territorio perdido, sino un movimiento m¨¢s de expansi¨®n del modelo de sociedad feudal en la Europa de aquel tiempo. ¡°La aparici¨®n del feudalismo explic¨® el cambio profundo en las sociedades norte?as, casi tribales y poco romanizadas, que resistieron a la conquista musulmana. La conquista cristiana de al-Andalus se entiende como un proceso hist¨®rico de car¨¢cter europeo, la expansi¨®n del feudalismo, similar a la conquista y colonizaci¨®n inglesa de Irlanda y a la conquista y colonizaci¨®n alemana del B¨¢ltico¡±, se?ala este historiador. A nivel acad¨¦mico, apenas quedan historiadores que defiendan el concepto Reconquista. Sin embargo, el t¨¦rmino sigue suscitando discrepancias. ¡°Hay quien prefiere seguir us¨¢ndolo por comodidad, por ser reconocible para todos. Y tambi¨¦n hay historiadores que lo rechazan por seguir llevando impl¨ªcita la carga ideol¨®gica original. En cualquier caso, el debate deber¨ªa trasladarse a los libros de texto escolares como un cambio profundo en la explicaci¨®n de la expansi¨®n feudal sobre al-Andalus¡±, reconoce Esquilache.
- Los vaqueros no llevaban 'jeans'
Lo que nos contaron. Los luci¨® Lucky Luke, el vaquero de Marlboro y los protagonistas de Brokeback Mountain. Los vaqueros americanos enfundados en tejido denim en medio del Lejano Oeste empezaron a cautivar en los a?os 30 a los seguidores de las pel¨ªculas del oeste protagonizadas por los m¨ªticos John Wayne o Gary Cooper. Una visi¨®n que cre¨® un nuevo mercado con las variantes que introdujo H. D. Lee Mercantile Co. (el Lee moderno) creando el conocido "101 Cowboy pant" para los vaqueros, jinetes de rodeo y aficionados. Con lemas como: ¡°En el interior de cada americano late un anhelo por el Lejano Oeste¡±.
Lo que sucedi¨® en realidad. Si los famosos western hubieran reflejado el vestuario real de los vaqueros, sus protagonistas deber¨ªan haber vestido pantalones de cuero o de lino, el material de los cowboys de verdad. Sin embargo, el pantal¨®n vaquero (por cierto, la prenda m¨¢s vendida del mundo) tiene su origen como ropa de trabajo, pero no entre vacas. ¡°El origen es confuso desde su etimolog¨ªa. El t¨¦rmino jeans proviene de G¨ºnes (G¨¦nova en franc¨¦s), donde sus marineros eran conocidos por llevar pantalones muy resistentes de fust¨¢n (algod¨®n con mezcla o de lino o de lana). En el siglo XVI el tejido se termin¨® llamando jene fustyan y en el siglo XVIII se fabricaba completamente con algod¨®n y se te?¨ªa de muchos colores, creando los "pantalones jean" como ropa de trabajo. Sin embargo, a partir del XIX se hacen de denim (mezclilla), una sarga de algod¨®n m¨¢s resistente tejida en una cara con un hilado de color azul ¨ªndigo y entretejido con otro sin te?ir o gris, lo que permit¨ªa mostrar en zonas espec¨ªficas de la prenda signos de desgaste¡±, relata el especialista en moda y cultura visual Fernando Aguileta. Los aut¨¦nticos jeans, los pantalones de denim con remaches de cobre para evitar los desgarros, fueron patentados por Levis Strauss & Co. en 1873. ¡°Hablamos de ropa de trabajo para los mineros de California, que tambi¨¦n llevaron obreros y presos. A partir de los a?os 30 se asociaron al ocio y el tiempo libre por la influencia de artistas como Ginger Rogers, que usaba jeans para la pesca o la salidas en campamento, hasta entrar en el mundo de la moda, con el vestido envolvente de Claire McCardell¡±, a?ade.
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