Sastres del siglo XXI
Un pu?ado de artesanos reivindica la existencia de una identidad espa?ola en sastrer¨ªa. Precisi¨®n, riqueza de las formas y tejidos ligeros los definen frente a los gigantes ingleses e italianos y se atreven a plantarles cara
LA SASTRER?A ARTESANAL es un oficio silencioso y casi lit¨²rgico. Se realiza en la intimidad del taller y, en su versi¨®n m¨¢s pura, requiere de un ¨²nico profesional, el maestro sastre, capaz de tomar medidas, cortar el tejido, probarlo sobre el cliente y coserlo a mano, con aguja, dedal e hilo, hasta el momento de la entrega. En Espa?a, como en el resto de Europa, hay sastres desde hace 200 a?os. Aunque su actividad decreci¨® a partir de los a?os setenta con la llegada de los grandes almacenes y la ropa de confecci¨®n, nunca han desaparecido del todo. Y, sin embargo, durante d¨¦cadas no se han atrevido a definirse como tales. Hab¨ªa sastres espa?oles, pero su estilo y su identidad solo se juzgaba con relaci¨®n a las grandes tradiciones inglesa e italiana, las ¨²nicas con carta de ?naturaleza.
¡°Cuando empezamos a acudir a ferias internacionales de moda masculina en 2014, nadie hab¨ªa o¨ªdo hablar de ning¨²n sastre espa?ol¡±, recuerda Paul Garc¨ªa de Oteyza, el fundador de la firma madrile?a Oteyza. ¡°Por eso pensamos que hab¨ªa que dar un golpe de efecto¡±. En enero de 2016, Garc¨ªa de Oteyza y su socia, Caterina Pa?eda, inauguraron la feria florentina Pitti Uomo, la m¨¢s importante del sector, con una performance en la que cortaron una capa espa?ola en directo. La alianza entre artesan¨ªa, historicismo, teatralidad, marketing y p¨²blico internacional dio resultado. Su imagen se volvi¨® viral.
¡°La sastrer¨ªa inglesa es conservaci¨®n de la tradici¨®n. La italiana, la desestructura. La espa?ola defiende la riqueza de las formas¡±
Lo mismo sucedi¨® con el desfile que celebraron en Madrid el pasado 6 de julio, un espect¨¢culo coreografiado por Antonio Najarro y los bailarines del Ballet Nacional de Espa?a. La colecci¨®n buceaba en el arte y en la indumentaria hist¨®rica para hallar tonos, formas, movimientos y prendas rescatadas como la capa, la alzada, la galerna o las chaquetas de tres cuatros. ¡°Yo s¨ª creo que hay algo t¨ªpicamente espa?ol¡±, explica Garc¨ªa de Oteyza. ¡°La sastrer¨ªa inglesa es la conservaci¨®n de la tradici¨®n. La italiana, la riqueza de los tejidos, la desestructura. Lo espa?ol, sin embargo, se ha definido desde el siglo XVI por una cierta riqueza en las formas. Eso es lo que defendemos¡±.
En la sastrer¨ªa tradicional, la moda es casi una palabrota. Por eso el discurso de Oteyza, que coquetea con la creaci¨®n de colecciones y los desfiles, es un caso de heterodoxia consciente. Cierto es que tampoco el itinerario de sus fundadores ha sido el habitual; Paul y ?Caterina llegaron a la sastrer¨ªa desde el ?marketing y la traducci¨®n, respectivamente, tras una periodo formativo en las academias de rigor, movidos por el amor al oficio y a la artesan¨ªa.
A Antonio Puebla, sin embargo, la vocaci¨®n le sorprendi¨® en la adolescencia. ¡°Iba para sacerdote y me sal¨ª del seminario porque, aunque ten¨ªa vocaci¨®n, me mareaba y no pod¨ªa estudiar. Puede que fuera el subconsciente¡±, explica. Viaj¨® a Londres y Barcelona antes de regresar a Madrid y empezar a trabajar como jefe de sastrer¨ªa para El Corte Ingl¨¦s. All¨ª visti¨® a uno de sus clientes m¨¢s especiales, Salvador Dal¨ª, lo que le vali¨® el apodo de El Divino Puebla. Asentado en su propio taller en Valencia desde 1988, es due?o de un estilo propio al que ¨¦l quita hierro diciendo que se basa en la sencillez. ¡°Marca la silueta y sin embargo es m¨¢s c¨®modo, redondo, suavemente entallado y con muchos detalles¡±, explica. Asegura que, si algo define a la sastrer¨ªa espa?ola, es que se las ha tenido que ver con tejidos m¨¢s finos, que tambi¨¦n son m¨¢s dif¨ªciles de trabajar que los gruesos.
¡°Nuestros maestros desempe?aron su oficio con alta calidad, pero no salieron a contar qui¨¦nes eran¡±
Puebla es un cl¨¢sico. Uno de los pocos maestros sastres (se pueden contar con los dedos de las dos manos) en activo en Espa?a. Tambi¨¦n el hecho de mencionar sin ambages los nombres de sus clientes m¨¢s c¨¦lebres le coloca en un plano diferente. Durante d¨¦cadas, los profesionales espa?oles han trabajado desde la discreci¨®n. Algunos clientes quitaban las etiquetas de sus trajes para que nadie supiera la identidad de su creador. ¡°El problema de los sastres espa?oles es que no nos hemos dado a conocer¡±, explica Joaqu¨ªn Fern¨¢ndez Prats, que hace ocho a?os se hizo cargo del departamento de sastrer¨ªa de la camiser¨ªa Langa. ¡°Antes que sastre hay que ser empresario¡±, explica.
Fern¨¢ndez Prats ha sido pionero a la hora de llevar a cabo gestos aparentemente innatos en la moda pero in¨¦ditos entre sus colegas: abrir una cuenta de Instagram y organizar eventos con blogueros. ¡°Hay gente joven que por desconocimiento no se hab¨ªa acercado antes¡±, explica. ¡°Nuestros anteriores maestros de?sem?pe?aron su oficio con mucha calidad, pero no salieron del taller para buscar p¨²blico ni para contar qui¨¦nes eran¡±. Fern¨¢ndez Prats, desde un taller de 11 personas, ha incorporado nuevas generaciones de clientes adaptando su estilo a los nuevos tiempos. ¡°La sastrer¨ªa espa?ola est¨¢ en medio de la italiana y la inglesa. Tenemos la buena hechura de los ingleses con la modernidad de los italianos¡±, explica. ¡°Se ve en las solapas con forma y vuelo, con las puntas redondeadas, y en el corte del traje, entallado pero c¨®modo¡±.
¡°Durante muchos a?os no se ha cuidado la formaci¨®n. Y no es sencillo. El sastre debe tener cabeza, gusto y coraz¨®n¡±
El taller de Fern¨¢ndez Prats forma parte de una veterana camiser¨ªa madrile?a. El que dirige el catal¨¢n Marc Munill, de la hist¨®rica tienda de lujo barcelonesa Santa Eulalia. Con 15 empleados, es el m¨¢s grande de Espa?a. ¡°Hacemos moda, pero sin pasarnos¡±, responde Mu?nill cuando habla de la experiencia de trabajar en un establecimiento que, actualmente, tambi¨¦n comercializa numerosas firmas de lujo. ¡°Nuestro trabajo se basa en la especializaci¨®n m¨¢xima. Tenemos conocimiento y recursos para hacer distintos tipos de encargos para cada cliente. Y ello desde la artesan¨ªa pura¡±.
Bajo la atenta mirada de Luis Sans, director de Santa Eulalia, Munill capitanea un equipo en el que tambi¨¦n trabajan los sastres Jari M?kel?, Ra¨²l Perera y el camisero Manuel Manobens. ¡°La sastrer¨ªa a medida no morir¨¢ mientras haya sibaritas que quieran vestir bien¡±, explica Munill. ¡°Pero durante muchos a?os no se ha cuidado la formaci¨®n. Y no es algo sencillo. El sastre debe tener cabeza, gusto y coraz¨®n. La aguja se empuja por detr¨¢s, pero requiere una cierta sensibilidad. As¨ª que ser sastre consiste en coser, coser y coser durante a?os¡±.
Agust¨ªn Garc¨ªa Montero, de 36 a?os, descubri¨® la magia que entra?aba empujar la aguja casi por casualidad. Quer¨ªa ser bi¨®logo marino, pero empez¨® a trabajar como botones en la sastrer¨ªa madrile?a Mart¨ªn Arana. Un d¨ªa su jefe, el sastre Cecilio Serna, le propuso probar suerte como aprendiz. Hace 20 a?os de aquello. Su maestro le traspas¨® el taller hace cuatro, y Garc¨ªa Montero la llam¨® Sastrer¨ªa Serna en su honor. Hoy es el maestro sastre m¨¢s joven de Espa?a, y el suyo es el ¨²nico taller especializado en sastrer¨ªa militar, que supone el 15% de su producci¨®n. Es el ¨²nico, por ejemplo, capaz de confeccionar el complicad¨ªsimo uniforme de secretario de embajada, un prodigio t¨¦cnico que exige decenas de horas de trabajo manual.
De ah¨ª que sea uno de los pocos talleres en recibir el sello de calidad artesanal que otorga la Asociaci¨®n Espa?ola de Sastrer¨ªa, una instituci¨®n cuyo presidente es hoy Paul Garc¨ªa de Oteyza, y cuya labor es crucial en un mercado, el del lujo, en el que la sastrer¨ªa debe competir para sobrevivir. El precio m¨ªnimo de un traje artesanal en Espa?a (en Londres o N¨¢poles se duplican) oscila entre los 2.000 y los 3.500 euros. Del taller m¨¢s grande de Espa?a, el de Santa Eulalia, salen 400 trajes al a?o. De uno peque?o como el de Serna, alrededor de 200. Los plazos de espera para la entrega de un traje van de las cinco semanas a los tres meses.
En la era de la inmediatez, estos tiempos son puro exotismo. Cuenta Garc¨ªa Montero que los blogs y los foros han adquirido un papel esencial para llevar a los clientes a las sastrer¨ªas. ¡°Quieren vivir algo diferente. Experimentar el proceso, las pruebas¡±. Garc¨ªa Montero, con su aspecto pulcro y su taller contempor¨¢neo, simboliza la pen¨²ltima reencarnaci¨®n de un oficio casi m¨ªstico en el que importa tanto la prenda como el proceso que lleva detr¨¢s. Y, a trav¨¦s de sus redes sociales y sus viajes a ferias extranjeras, tambi¨¦n la primera generaci¨®n de sastres peninsulares embarcada en una aventura de dos direcciones: internacionalizarse sin perder la identidad secreta y po¨¦tica de la sastrer¨ªa espa?ola.?
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