Once cosas que los espa?oles hacemos mal todos los d¨ªas en el trabajo
Estamos en el ojo del hurac¨¢n: Espa?a es el pa¨ªs europeo donde m¨¢s se alarga la jornada laboral. Los expertos nos gu¨ªan con dos objetivos: ser m¨¢s productivos y ganar en calidad de vida
Los espa?oles somos diferentes (y a mucha honra) en cualquier situaci¨®n. Hablando ingl¨¦s, por ejemplo, somos ¨²nicos. Eligiendo atuendo para hacer turismo en el extranjero, tambi¨¦n (quiz¨¢ la elecci¨®n de camisetas de f¨²tbol se deba a su car¨¢cter transpirable). Tampoco nos parecemos a nadie en el ¨¢mbito laboral. Los debates de los lunes por la ma?ana comentando la jornada de Liga del domingo, la costumbre de irnos siempre despu¨¦s de nuestro jefe, las comilonas de dos horas (que poco a poco se van perdiendo, todo hay que decirlo) o el febril peloteo tipo Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez son algunas de las manifestaciones de la vena ib¨¦rica en el trabajo. Ahora bien, de ah¨ª a decir que somos unos vagos amantes de la siesta¡
En t¨¦rminos de productividad, estamos lejos de habitantes de otros pa¨ªses de Europa (producimos por valor de 31,5 euros/hora, de media, seg¨²n Eurostat; los irlandeses, 61,1 euros, y los belgas y franceses, cerca de los 50), pero a los griegos, b¨²lgaros, chipriotas, croatas y estonios les damos sopas con onda. Aun as¨ª, hay cosas que hacemos mal; h¨¢bitos heredados de otros tiempos que nos cuesta abandonar y nos hacen rendir menos. Hemos analizado unos cuantos.
Error 1: Pasarnos una hora comentando el partido o el programa de televisi¨®n del d¨ªa anterior
No hay nada m¨¢s espa?ol que socializar. ¡°Te vas a Suecia y no tienen esa necesidad. Los latinos somos mucho m¨¢s sociables. Sentirnos integrados en nuestro mundo laboral es vital. Y no est¨¢ mal, porque refuerza el sentimiento de pertenencia, fomenta el trabajo en equipo¡¡±, dice Carlos Mart¨ªnez, presidente de IMF Business School, experto en recursos humanos y prevenci¨®n de riesgos laborales. La parte mala es que, si prolongamos esas charlas amistosas, se reduce nuestra productividad. ¡°Por ley tenemos 20 minutos de descanso. Con ese tiempo deber¨ªa ser suficiente. Porque si dedicamos m¨¢s, aparte de que hay una mala organizaci¨®n del trabajo, luego nos vamos a las ocho de la tarde porque se nos acumulan las cosas¡±, a?ade.
Error 2: Dedicar dos horas a comer
Es una costumbre de otros tiempos que, aunque tiende a perderse ¡ªla crisis nos llev¨® a reivindicar el tupper¡ª a¨²n tiene muchos adeptos que no se saltan el men¨² del d¨ªa, con caf¨¦ y chupito. Afecta sobre todo a la conciliaci¨®n: si nos reincorporamos a las cuatro a la oficina no podemos pretender irnos a las cinco. En consecuencia, tambi¨¦n repercute en la satisfacci¨®n y la productividad. ¡°Un promedio saludable para ayudar al equilibrio entre el tiempo laboral y personal ser¨ªa de no m¨¢s de una hora y media. Hay muchos pa¨ªses que lo extreman a media hora (sobre todo en comedores dentro de las empresas); en pa¨ªses en los que se para la jornada tres horas, la productividad est¨¢ seriamente afectada¡±, concede Daniel Colombo, m¨¢ster coach especializado en CEOs, alta gerencia, profesionales y equipos de trabajo.
Error 3: Comer con un ¡®tupper¡¯ encima del escritorio
Hay personas que se van al otro extremo, m¨¢s por necesidad que por gusto, y almuerzan mientras contestan emails o se documentan para un informe. No es bueno sencillamente porque es necesario hacer pausas, como explic¨® un estudio publicado en 2016: abandonar el puesto de trabajo para comer permite resetear el cerebro y retomar las obligaciones menos cansado y con una mayor satisfacci¨®n. ¡°Lo que solemos recomendar a las empresas es que se den 45 minutos como m¨ªnimo para comer, y salgas o no salgas, se te computan. Eso hace que la gente salga s¨ª o s¨ª¡±, comenta Carlos Mart¨ªnez.
Error 4: Darle siempre la raz¨®n al jefe
Como indica el experto Daniel Colombo, la irreverencia de los millennial lo est¨¢ cambiando poco a poco, pero contradecir al superior sigue generando cierto temor¡, por si hay represalias. ¡°Si hay un directivo que quiere que siempre le den la raz¨®n, no es un l¨ªder¡±, dice este experto. ¡°El l¨ªder (que es la figura m¨¢s buscada hoy por todo tipo de organizaciones) es alguien que inspira, motiva, invita a que lo sigan, marca tendencia, acompa?a, contiene, dirige casi en forma persuasiva, para hacer que las cosas funcionen. Lo opuesto es aquella imagen que todos tenemos del jefe: el que da ¨®rdenes, se enfada si las cosas no se hacen a su manera, y quien mantiene distancia con las personas porque le parece que pierde poder¡±. Una buena idea de un subordinado siempre ser¨¢ mejor que una mala de un jefe.
Error 5: Hacer constantemente la pelota
¡°Francisco Galindo, un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo¡±, recitaba Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez a la esposa de su jefe en la genial pel¨ªcula Atraco a las tres (Jos¨¦ Mar¨ªa Forqu¨¦, 1962). No es necesario. Si un jefe lo promueve, est¨¢ haci¨¦ndole un flaco favor a la empresa, pues ¡°no registra la ineptitud de quienes integran su equipo¡±, advierte Daniel Colombo. En cuanto al empleado, no es uno productivo, ¡°sino un cumplidor de tareas¡±, a?ade el coach, quien pone en valor todo lo contrario, al empleado eficaz: ¡°A diferencia del eficiente, que se limita a cumplir, el eficaz se siente satisfecho por haber dado un poco m¨¢s de s¨ª. Cumple los plazos, y a su vez, se autorreconoce por un trabajo bien hecho. Eso le genera autoconfianza y satisfacci¨®n personal¡±.
Error 6: Irnos despu¨¦s que el jefe
El presentismo es lo contrario del absentismo: calentar la silla aunque hayamos terminado el trabajo, aunque solo sea para que el jefe, cuando se vaya, vea que seguimos ah¨ª. Seg¨²n OCDE (Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®micos), los espa?oles trabajamos de media 1.691 horas al a?o, bastantes m¨¢s que los alemanes (1.366 horas), holandeses (1.420 horas) o franceses (1.473 horas); y sin embargo nuestra productividad (como ve¨ªamos antes) es menor. Como dice Carlos Mart¨ªnez, ¡°desgraciadamente, muchos jefes siguen teni¨¦ndolo en cuenta. Pero la gesti¨®n empresarial es cada d¨ªa m¨¢s sofisticada, y existen indicadores para medir la productividad de un trabajador. Es absurdo, porque en la sociedad de hoy el equilibrio entre la vida laboral y personal, para rendir m¨¢s, es b¨¢sico. No puedes estar 12 horas en la oficina, porque al final no eres feliz¡±. Desde la Asociaci¨®n para la Racionalizaci¨®n de los Horarios Espa?oles se esgrime que nuestras jornada laborales ¡°son ineficientes desde el punto de vista empresarial y ello arrastra a los horarios de nuestra vida personal¡±.
Error 7: Hacer reuniones de dos horas
?Alguna vez has salido de una reuni¨®n con la sensaci¨®n de haber perdido el tiempo, o de que lo que ha necesitado dos horas se pod¨ªa haber ventilado en media? ¡°Una reuni¨®n productiva regular no deber¨ªa durar m¨¢s de media hora. Para esto, hay que prepararla, anticiparla, dise?arla y corregirla¡±, dice Daniel Colombo. ¡°Aprovechar mejor la tecnolog¨ªa (como las videoconferencias), distribuir informaci¨®n previamente y poner el foco en lo esencial, ayudar¨¢n a mejorar mucho este despilfarro de tiempo, energ¨ªa, y, consecuentemente, de dinero¡±, a?ade. Carlos Mart¨ªnez recomienda la app Brilliant Meeting, que valora lo que le ha costado a la empresa la reuni¨®n. ¡°Se pone el contador a cero, la app tiene cargado lo que cobra cada trabajador al a?o y hace un c¨¢lculo. Al t¨¦rmino de la reuni¨®n, te dice: ¡®Nos ha costado 800 euros¡¯. La gente debe concienciarse de que no hay que perder tiempo dando vueltas, porque tiene un coste¡±, explica.
Error 8: No planificar la jornada
Pocas veces tenemos en cuenta el funcionamiento de nuestro reloj interno a la hora de organizar nuestras tareas. En su libro ?Cu¨¢ndo? (Alienta, 2018), el consultor Daniel H. Pink recomienda averiguar, antes de nada, si somos alondras o b¨²hos; es decir, si rendimos m¨¢s por las ma?anas o por las tardes. ¡°Si eres un abogado alondra, haz tus investigaciones y escribe bastante pronto por la ma?ana; si eres un ingeniero de software b¨²ho, pasa tus tareas menos esenciales a la ma?ana y empieza las m¨¢s importantes a ¨²ltima hora de la tarde¡±, propone Pink. Daniel Colombo enumera una serie de consejos para que la jornada no se convierta en un batiburrillo: ¡°Llevar la agenda al d¨ªa, mantener ordenados la bandeja de entrada y el espacio de trabajo, aprender a realizar las acciones de menos de un minuto en el momento, crear bloques de tiempo, planificar los descansos¡¡±.
Error 9: Enviar cadenas de 'emails' sin personalizar
Como explica Daniel Colombo, ¡°un problema en las organizaciones es que se copia a cualquier cantidad de personas, sin mediar un criterio inteligente de selecci¨®n. Esto hace m¨¢s compleja la operativa del manejo del tiempo de todos. Es preferible elegir cuidadosamente aquellas personas que, s¨ª o s¨ª, deben estar al tanto de los contenidos¡±. Carlos Mart¨ªnez aconseja distinguir entre el ¡°para¡± y ¡°en copia¡± de los emails: ¡°Si es para m¨ª, ya s¨¦ que debo interiorizarlo y dedicarle tiempo; si estoy en copia, solo estar informado y no tengo que contestar. Algo tan sencillo puede ayudar a evitar que se genere confusi¨®n¡±.
Error 10: Estar conectado desde casa y los fines de semana
Algunas grandes empresas en Espa?a, como Santander o IKEA, ya han regulado en sus convenios colectivos el derecho a la desconexi¨®n. Pero no es la norma. Esa pr¨¢ctica se retroalimenta: muchos jefes consideran normal asediar a sus subordinados en sus horas libres y muchos trabajadores han terminado asumi¨¦ndolo como normal. Pero nos impide desconectar y, por tanto, nos sume en un malestar continuo que merma nuestro rendimiento. ¡°Por defecto, no se deber¨ªan contestar emails fuera del horario de trabajo. Puede darse algo puntual que nos obligue a hacerlo¡±, dice Mart¨ªnez, quien tampoco es partidario de cortar la comunicaci¨®n en todos los casos: ¡°Hay gente a la que le puede suponer m¨¢s estr¨¦s no verlo que verlo. En todas las compa?¨ªas deben existir unas normas escritas que dejen claro que a partir de cierta hora no hay obligaci¨®n de contestar ning¨²n correo electr¨®nico o mensaje. Es importante que est¨¦ por escrito, porque si tenemos un jefe que quiere abusar de eso, no podr¨¢ hacerlo¡±.
Error 11: Pensar que trabajar desde casa es de listillos
Quien trabaja desde casa todav¨ªa es visto en algunas empresas como un caradura que se pasa la jornada enganchado a Netflix. Aparte de ser igual de duro o m¨¢s que hacerlo en la oficina, ¡°puede llegar a perjudicar al trabajador, que pierde arraigo con la empresa y se convierte en alguien invisible. No es la panacea¡±, advierte Mart¨ªnez. Los jefes chapados a la antigua, piensan, en su af¨¢n por tener el control, que todo el mundo debe estar en la oficina. ¡°Sin embargo, el home-office es una excelente oportunidad de contratar fuerza laboral sin sobrecargar la estructura f¨ªsica. A la hora de solicitarlo, lo ideal es hacerlo sin rodeos, mostrar que no se ver¨¢ afectado el rendimiento y cu¨¢l ser¨¢ el beneficio para la empresa y plantear un periodo de prueba, por ejemplo de un d¨ªa a la semana durante un mes y evaluar los resultados¡±, dice Daniel Colombo.
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