El gesto de dos minutos que te ayuda a ganar confianza en ti mismo
Las emociones influyen en nuestro cuerpo, pero nuestro cuerpo tambi¨¦n influye en nuestras emociones
Las emociones influyen en nuestro cuerpo, pero las ¨²ltimas investigaciones revelan que nuestra postura corporal tambi¨¦n influye en lo que sentimos. El estudio del lenguaje no verbal viene ya de lejos. El an¨¢lisis de los gestos sirve para identificar qu¨¦ pensamientos o sensaciones se esconden m¨¢s all¨¢ de lo que decimos. Por ejemplo, si algo nos gusta, nuestras pupilas se dilatar¨¢n (puedes comprobarlo con un amigo o pareja. Ens¨¦?ale fotos y observa sus ojos¡ ejercicio arriesgado dependiendo de las fotos que muestres, claro). Si estamos con alguien a quien queremos agradar, sonreiremos mucho m¨¢s que ¨¦l (y si no, v¨¦ase a Trump y su cara con respecto a los que le rodean en el despacho oval). Si estamos enfadados, frunciremos el ce?o y miraremos fijamente al objetivo. Estos son ejemplos del lenguaje no verbal y de c¨®mo nuestras emociones influyen en nuestros gestos. Pero lo que ha demostrado la ciencia es que esta relaci¨®n tambi¨¦n es inversa y que existe un gesto de solo dos minutos y medio que te ayuda a ganar confianza en ti mismo.
En 2010, se public¨® una conclusi¨®n interesante: Si modificamos nuestra postura corporal durante ciento ochenta segundos somos capaces de alterar nuestra testosterona y cortisol. No est¨¢ mal. La testosterona es la hormona que tenemos tanto hombres como mujeres, que nos hace ponernos el mundo por montera y ganar autoconfianza. No es de extra?ar que los machos alfa de los primates tengan m¨¢s porcentaje de testosterona que el resto. El cortisol, sin embargo, es la hormona que se activa con el miedo y que nos llega a paralizar. Pues bien, dos investigadoras, Amy Cuddy y Dana Carley, analizaron c¨®mo cambia nuestra qu¨ªmica con dos sencillas posturas: la postura del poder o la postura de debilidad.
Existen varias posturas de poder cl¨¢sicas: levantar los brazos en forma de victoria imitando el gesto de los atletas en la l¨ªnea de meta, poner los brazos en jarra o colocar los brazos detr¨¢s de la cabeza y los pies encima de una mesa (o bailar la haka de los neozelandeses, algo que no suele ser tan habitual en estas latitudes). La postura de debilidad es lo opuesto: encoger el cuerpo o cerrar los brazos en se?al de protecci¨®n. Cuddy y Carley analizaron qu¨¦ nos sucede cuando nos colocamos en ambas posturas durante solo dos minutos y su conclusi¨®n es reveladora: si ponemos nuestro cuerpo con el gesto del poder conseguiremos aumentar un 20% la testosterona y reducir un 25% el cortisol. Sin embargo, si colocamos el cuerpo en postura de debilidad, la testosterona desciende un 10% y aumenta un 15% el cortisol. ?Y solo con un gesto de dos minutos! Estas conclusiones se intentaron trasladar a personas con miedo a hablar en p¨²blico. Se solicit¨® que adoptaran una postura de poder y que valoraran su efecto. Reconocieron cierta mejor¨ªa de la ansiedad.
En definitiva, tenemos la capacidad de influir en nuestra qu¨ªmica y por ello, en nuestras emociones, con gestos sencillos. Si nos estamos enfrentando a una entrevista de trabajo, a una reuni¨®n dif¨ªcil o a un examen, convendr¨ªa prestar atenci¨®n a nuestra postura. Y no solo por lo que transmite a otros, sino por la qu¨ªmica del cerebro que se despierta en nosotros. Por ello, presta atenci¨®n a tu espalda, y si ves que est¨¢s encogido, est¨ªrala. Si puedes hacer alg¨²n gesto de poder en p¨²blico de un modo discreto, hazlo. O si no, vete a un sitio c¨®modo como un ba?o, y toma dicha postura durante ciento ochenta segundos. De este modo le estar¨¢s echando una mano a tu qu¨ªmica cerebral para ganar confianza y conseguir tu objetivo.
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