La realidad detr¨¢s de las palabras
Los l¨ªderes deber¨ªan transmitir siempre informaci¨®n veraz. El otro trabajo, el de la escucha cr¨ªtica y activa, corresponde a la ciudadan¨ªa
Contemplamos estos d¨ªas la vuelta del viejo eje franco-alem¨¢n, con una Merkel y un Macron tan unidos entre s¨ª como Trump a sus tuits en una semana en la que se ha dedicado a perseguir al presidente franc¨¦s piando como un p¨¢jaro enjaulado. El presente nos devolv¨ªa al pasado para rememorar el fin de la Gran Guerra, las cicatrices de las trincheras, el terror del nacionalismo o esa distop¨ªa tan avasalladora a la que nos llev¨® la t¨¦cnica y su mecanizaci¨®n del combate. El espaldarazo de Merkel a Macron al calor de la complicidad surgida durante el aniversario se confirmaba en Estrasburgo con un sonoro discurso donde la canciller, haciendo autocr¨ªtica, reivindic¨® la tolerancia como el alma de Europa. El anuncio de un ej¨¦rcito com¨²n fue la nota a pie de p¨¢gina del mensaje de complicidad entre Berl¨ªn y Par¨ªs en un momento en el que el mundo transatl¨¢ntico se aleja del continente.
Frente a los ego¨ªsmos nacionales, se?alaba Merkel, la tolerancia permite entender las necesidades del otro como comprendemos y vemos las propias. Por eso en su n¨²cleo est¨¢ la solidaridad, que constituye el motor esencial para que una comunidad pueda funcionar. Despu¨¦s de vivir la crisis de la deuda, el espanto del terrorismo, los movimientos de refugiados, los conflictos b¨¦licos en pa¨ªses que est¨¢n cerca de nuestras casas seguras, el cambio clim¨¢tico o la digitalizaci¨®n que nos desborda, es imposible actuar en solitario, dec¨ªa la canciller. Y es cierto que esta interdependencia no es algo de lo que nos podamos deshacer: no hay acto de soberan¨ªa, por desgarrador y violento que sea, que nos pueda librar de ella.
Y, sin embargo, esta semana volv¨ªamos al Brexit, que simboliza todo lo contrario: Take back control! es ya la met¨¢fora del fracaso de ese ¡°mejor solos¡± al que conduce el ego¨ªsmo nacional, y confirma la vieja premisa de Philipp Blom: en pol¨ªtica, las grandes promesas casi siempre son falsas. Quiz¨¢s por eso mismo, se?alaba May, el liderazgo consiste en tomar las decisiones correctas, no las f¨¢ciles. Mientras hace su aterrizaje forzoso en la realidad en pleno s¨¢lvese quien pueda tory, sabe que el acuerdo alcanzado es el ¨²nico posible. Y, sin embargo, no gusta a nadie.
El mensaje de Merkel impact¨® por su fuerza moral; el de May, por lo descarnado del necesario ajuste de las palabras a la realidad. Y, con todo, ambos pueden situarse en un terreno pol¨ªtico objetivable, una forma de hablar veraz que es esencial para la democracia: los l¨ªderes siempre deber¨ªan hablar as¨ª. Al otro lado, el de la ciudadan¨ªa, tambi¨¦n le corresponde la escucha cr¨ªtica y activa. Esa es la otra parte que completa la democracia, y algo que rara vez nos planteamos: ?c¨®mo escuchamos?
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