?Qu¨¦ pueden hacer las escuelas contra la obesidad?
Nace una red de pa¨ªses latinoamericanos para fomentar h¨¢bitos saludables de alimentaci¨®n en los colegios
Conforme van cumpliendo a?os, los ni?os de Am¨¦rica Latina van sumando ¡ªen promedio¡ª kilos de m¨¢s. Cuando empiezan el colegio, menos de uno de cada 10 sufre sobrepeso, pero cuando salen de primaria, la cifra se ha multiplicado por dos o por tres, seg¨²n los pa¨ªses. Las escuelas y sus comedores, que deber¨ªan ser una herramienta contra la malnutrici¨®n (tanto por exceso como por defecto), no parecen cumplir con su labor. Aunque no se les puede echar la culpa de los aumentos de la obesidad en Latinoam¨¦rica, lo que s¨ª parece claro es que no la evitan.
Alrededor de la mitad de los ni?os y ni?as de Am¨¦rica Latina y el Caribe (unos 85 millones) desayunan, almuerzan o meriendan en el colegio. En ocasiones, no recibir¨¢n otra comida durante el d¨ªa. Tienen as¨ª un importante papel a la hora de paliar los d¨¦ficits nutricionales de los m¨¢s peque?os en la regi¨®n Y, cada vez m¨¢s, los expertos apuntan que deben ser un referente para luchar contra la creciente epidemia de sobrepeso que sufren los menores, algo que ya padecen casi uno de cada cuatro menores de 19 a?os.
El papel de los comedores escolares fue uno de los temas que se abordaron en profundidad durante la Semana de la Agricultura, que se clausur¨® el pasado 23 de noviembre en Buenos Aires. All¨ª naci¨® una red de 12 pa¨ªses que quieren compartir experiencias sobre alimentaci¨®n en el colegio. El referente, sin duda, es Brasil, que hace una d¨¦cada comenz¨® a trabajar en un modelo de escuelas sostenibles cuyo modelo ya se est¨¢ replicando en otros lugares de la regi¨®n.
Una de las bases fundamentales de este programa es que, por ley, desde hace 10 a?os, al menos el 30% de la comida que se sirve en los comedores escolares tiene que provenir de la agricultura familiar cercana a los centros. ¡°Es una forma de promover el desarrollo econ¨®mico de la comunidad, pero tambi¨¦n llevar alimentos de m¨¢s calidad, no procesados¡±, explica Gehysa Lago, analista de la Agencia de Cooperaci¨®n Brasile?a. Se complementa con fomento de huertas escolares, actividad f¨ªsica, educaci¨®n alimentaria en el curr¨ªculum escolar y capacitaci¨®n de maestros.
Alrededor de la mitad de los ni?os y ni?as de Am¨¦rica Latina y el Caribe (unos 85 millones) desayunan, almuerzan o meriendan en el colegio
El objetivo es que estos programas vayan m¨¢s all¨¢ de analizar qu¨¦ ingieren los ni?os, seg¨²n explica Israel R¨ªos, de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaci¨®n (FAO). ¡°La alimentaci¨®n escolar es un programa de protecci¨®n social ampliamente implementado que tiene muchas potencialidades si se cambia el enfoque: en lugar de centrarse en la comida, debemos ver sostenibilidad y desarrollo econ¨®mico. Puede contribuir a que los ni?os vayan m¨¢s a la escuela, contribuyendo al Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (de educaci¨®n de calidad)¡±, asegura.
El problema es que no hay mediciones de hasta qu¨¦ punto estos programas est¨¢n dando frutos. Es una de las fallas que algunos expertos se?alaron en las jornadas celebradas en Argentina: es complicado sacar estad¨ªsticas que analicen este tipo de programas, ya que se deben aplicar a muy largo plazo y es dif¨ªcil establecer causalidades, ya que los ni?os no solo se alimentan en el colegio y muchos otros factores tienen que ver en su alimentaci¨®n.
Por mucho que las escuelas se esfuercen en dar alimentaci¨®n saludable, los ni?os est¨¢n rodeados de productos insanos que muy a menudo se venden en los mismos centros. Una de las intenciones de la FAO es promover regulaciones que proh¨ªban la venta y la publicidad en las escuelas de comidas y bebidas altas en az¨²car y en sal.
Pero, muchas veces, ni siquiera las escuelas est¨¢n dando alimentaci¨®n equilibrada. R¨ªos se?ala que en la mayor¨ªa de los programas escolares no est¨¢n bien definidos los criterios nutricionales de los men¨²s y no est¨¢n preparados para luchar contra la ¡°doble carga¡± que soportan, a menudo de forma simult¨¢nea, muchos lugares: deficiencia de ciertos nutrientes y obesidad.
Buenas pr¨¢cticas
Uno de los prop¨®sitos de la red que ha nacido en Buenos Aires es compartir experiencias que puedan ser replicadas en otros pa¨ªses. El Comit¨¦ de Productores Ca?adita, en Paraguay, recibi¨® un premio precisamente por implementar un sistema de compras a los productores de la zona que consigui¨® mejorar la calidad de los men¨²s escolares y la econom¨ªa de las comunidades. Tuvieron especial protagonismo las mujeres, que eran las encargadas de producir en la huerta y vender a los centros. Adquirieron beneficios que, por lo general, invirtieron en mejoras en sus propios hogares y en las cocinas, lo que a su vez repercuti¨® en beneficios en la nutrici¨®n en casa.
Otra iniciativa destacada fue la de un complejo educativo en el Cant¨®n de San Isidro (El Salvador), que cre¨® una tienda escolar saludable. Las 10 personas que la atienden fueron capacitadas en h¨¢bitos saludables, lo que logr¨® reducir los desechos pl¨¢sticos y eliminar la comida basura.
Una decena de pr¨¢cticas en esta misma l¨ªnea fueron reconocidas: desde potenciar la comida mapuche en centros de Chile, hasta huertos escolares o concursos al estilo Master Chef son ejemplos que se comenzar¨¢n a replicar en otros lugares de la regi¨®n.
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