Y ahora, ?qu¨¦?

Pedro S¨¢nchez vino a la cumbre migratoria de Marrakech. Vino cuando casi todos los dem¨¢s l¨ªderes europeos se escond¨ªan bajo la mesa camilla o criticaban abiertamente un pacto en el que, parad¨®jicamente, sus gobiernos hab¨ªan estado trabajando durante dos a?os. Ese s¨ªmbolo pol¨ªtico es poderoso y, con seguridad, la principal aportaci¨®n de Espa?a al accidentado comienzo de este proceso.

En todo lo dem¨¢s, el discurso del presidente espa?ol ante el plenario ha sido perfectamente plano, casi marianista, fiel a la m¨¢xima de que todo cambie para que todo siga igual. El Pacto Mundial por una Migraci¨®n Segura, Ordenada y Regular habla de los beneficios de un planeta en movimiento, de facilitar la movilidad laboral, de optimizar su impacto en el desarrollo o de reconsiderar las distorsiones ¨¦ticas de las pol¨ªticas de fronteras. S¨¢nchez ha elegido ignorar todo ello para referirse a un vago plan de integraci¨®n y pasar enseguida a lo que cuenta: lo que la UE va a gastarse en desarrollo para evitar que la gente emigre y c¨®mo van a luchar contra las mafias, cuyo negocio fabuloso tanto le debe a las medidas de control que imponen los propios pa¨ªses europeos.

Vamos a necesitar algo m¨¢s. La buena noticia es que este acuerdo no ha llegado para sostener el statu quo. Aunque se trata de un marco no vinculante y esencialmente cooperativo, el Pacto supone el primer esfuerzo multilateral por reconsiderar el modo en el que hemos trabajado hasta ahora. Como recordaba en su apertura el Secretario General de la ONU, Ant¨®nio Guterres, su hip¨®tesis de partida es simple: la gente se mueve, porque la aspiraci¨®n a la dignidad, la seguridad y la prosperidad es connatural al ser humano. Nosotros podemos incrementar los riesgos y las amenazas asociadas a este proceso, o trabajar para que todas las partes afectadas ganen m¨¢s de lo que arriesgan. Esto ¨²ltimo es lo que pretende este acuerdo, que, pese al ruido, apoya la inmensa mayor¨ªa de los miembros de Naciones Unidas.

?Qu¨¦ va a ocurrir a partir de ahora? El Pacto cuenta con un mecanismo de seguimiento que permitir¨¢ evaluar sus avances cada cuatro a?os. Tambi¨¦n se establecer¨¢ una Red Migratoria de la ONU con la participaci¨®n de todas las agencias bajo la coordinaci¨®n de la Organizaci¨®n Internacional de Migraciones. Los detalles de estas medidas est¨¢n a¨²n por decidir. Pero cada uno de los pa¨ªses y las regiones pueden ponerse a trabajar ya para definir el aterrizaje de los 23 objetivos del acuerdo en su propio contexto. Esa suerte de planes nacionales pueden ser una excelente plataforma para definir objetivos propios, involucrar a actores no tradicionales como las ciudades y el sector privado, y realizar el ejercicio de innovaci¨®n que va a necesitar el desarrollo de estas pol¨ªticas.

Es solo el comienzo, pero a este primer paso en la direcci¨®n correcta pueden seguirle otros muchos en el futuro. Ahora solo falta que gobiernos como el espa?ol se lo tomen en serio.