El vuelo maldito de los escritores
Jorge Ibarg¨¹engoitia y otros literatos murieron en el accidente a¨¦reo de Mejorada del Campo, hace ahora 35 a?os
Jorge Ibarg¨¹engoitia sali¨® de su casa en Par¨ªs, abri¨® la puerta del taxi y mir¨® hacia el balc¨®n para despedirse de su esposa. El escritor mexicano iba a tomar un vuelo a Bogot¨¢, con escalas en Madrid y Caracas. Era 26 de noviembre de 1983. A esa misma hora tambi¨¦n part¨ªan hacia el aeropuerto Charles de Gaulle otros literatos latinoamericanos: el peruano Manuel Scorza, la argentina Marta Traba y su marido, el uruguayo ?ngel Rama. A ellos se les sumaba la pianista catalana Rosa Sabater. Un mismo motivo los sub¨ªa a ese avi¨®n rumbo a Colombia: el I Encuentro de la Cultura ?Hispanoamericana. Nunca llegar¨ªan. Tras hora y media de vuelo, en el descenso hacia Barajas, el vuelo 011 de Avianca, un Jumbo bautizado como Olafo, se precipit¨® sobre las lomas de Mejorada del Campo. Murieron 181 personas. Solo 11 sobrevivieron.
A la 1.06 del d¨ªa 27 se escuch¨® un estruendo monstruoso en Mejorada. ¡°Vinimos todos hacia aqu¨ª. Aquello fue una romer¨ªa¡±, cuenta hoy el vecino Pedro Ochoa de Alda sobre la misma vaguada donde se produjo el siniestro. En Madrid, David Aguilar, fot¨®grafo de prensa, se enteraba por la radio en un taxi y sal¨ªa disparado con su c¨¢mara hacia Mejorada. All¨ª se encontrar¨ªa un infierno: ¡°Una mezcla horrible de olor a gasolina y carne quemada, sin m¨¢s luz que los faros de los Land Rover de la Guardia Civil, que solo ten¨ªa para identificar los cuerpos unos banderines de Coca-Cola con el eslogan La chispa de la vida¡±, narra.
La caja negra desvel¨® una cadena de errores iniciada por una negligencia del copiloto, que le marc¨® al comandante una altitud incorrecta en la maniobra de aproximaci¨®n. Nadie se enter¨® hasta el choque, ni siquiera el piloto, que hizo caso omiso de las alarmas anticolisi¨®n. Quienes se salvaron a¨²n viven un trauma que acogot¨® sus vidas para siempre. El chileno Diego Bocca, que ten¨ªa ocho a?os, tard¨® dos d¨¦cadas en descubrir que ¡°nunca hab¨ªa salido del shock¡±. Su madre, Martha Palma, reconoce que llegaron a pensar de todo. ¡°A Diego le dec¨ªa que a lo mejor hab¨ªamos muerto en el accidente y que lo que vivimos ahora es una ?realidad paralela¡±.
Treinta y cinco a?os despu¨¦s, en Mejorada no hay recuerdo alguno de un accidente que inici¨® una retah¨ªla de tragedias en Madrid ¡ªen las siguientes semanas chocaron otros dos aviones en Barajas y se incendi¨® la discoteca Alcal¨¢ 20¡ª. Ni un monumento, ni un reconocimiento a aquel vuelo maldito de los escritores, cuyo final tr¨¢gico vino salpicado de detalles literarios. Ibarg¨¹engoitia llevaba consigo su ¨²ltimo libro, y con ¨¦l se quem¨®, pues nunca guardaba copia de sus manuscritos. Scorza tambi¨¦n transportaba su ¨²ltima creaci¨®n, pero ¨¦l tuvo el recaudo de dejar un borrador en tierra. Sus hijos lo conservan, a¨²n in¨¦dito. A Marta Traba s¨ª le dio tiempo a entregar su ¨²ltima novela, En cualquier Lugar. El libro termina con el protagonista, exiliado como ella, subi¨¦ndose a un avi¨®n para regresar a Latinoam¨¦rica. El p¨¢rrafo final eriza los pelos: ¡°El avi¨®n se mov¨ªa y doblaba. Comenzaba un gran ruido atronador (¡). Luis ech¨® la cabeza hacia atr¨¢s, cerr¨® los ojos y dej¨® que corrieran las l¨¢grimas, hasta que el dolor fue pasando y se adormeci¨®¡±.
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