La explosi¨®n del f¨²tbol femenino

DOMINGO DE oto?o, seis de la tarde. La grada se va llenando de familias, de ni?os con camisetas de f¨²tbol, de gente que se trae el bocadillo y comparte bolsas de patatas. En uno de los extremos se ha colocado un grupo de hombres de mediana edad con un bombo y un meg¨¢fono. Se oyen c¨¢nticos: ¡°El frente ya est¨¢ aqu¨ª / Voy a morir por ti / Atleti de Madrid¡± o ¡°?ngela Sosa, la, la, la¡± con la melod¨ªa de Can¡¯t Take My Eyes Off You, popularizada por Gloria Gaynor. Los goles se celebran a lo grande, con m¨²sica disco por los altavoces, aplausos, el p¨²blico en pie. ¡°Madre m¨ªa, si entra eso¡­¡±, comenta el de la fila de atr¨¢s sobre una jugada. ¡°Pasa el bal¨®n como Dios¡­¡±, dice otro.

A este partido de Primera Divisi¨®n, un derbi entre el Atl¨¦tico de Madrid y el Madrid CFF, han acudido unas 800 personas, que solo han ocupado una de las tres gradas que hay en la Ciudad Deportiva Wanda, a las afueras de la capital. Hasta aqu¨ª ha venido Sof¨ªa, de siete a?os. En su colegio hay un equipo mixto y sigue la Liga por la tele. ¡°Yo quer¨ªa que viera como algo normal que las chicas juegan¡±, dice su padre. ¡°Me gusta que haya referentes femeninos¡±. Los hay: ¡°?Lola Gallardo!¡±, ¡°?[Silvia] Meseguer!¡±, ¡°?Esther [Gonz¨¢lez]!¡±, gritan revolucionadas varias cr¨ªas de la cantera atl¨¦tica a la pregunta de a qui¨¦n admiran. Mateo, de nueve a?os y ataviado con todo tipo de s¨ªmbolos de su equipo, no ve diferencia entre animar en un partido jugado por mujeres o por hombres. ¡°Me da igual. El a?o pasado vine a uno de chicos y ahora a uno de chicas. En el colegio jugamos al f¨²tbol juntos en el recreo¡±.

A la salida del partido, que ganaron las colchoneras por 6 goles a 1, Marta G¨®mez, de 32 a?os, se?ala el gran cambio que ha visto en los siete a?os que lleva viniendo a verlas correr, sudar, caerse y levantarse, protestar, sufrir y celebrar. ¡°Antes jugaban all¨¢, al fondo, en un campo con graditas al que no iba casi nadie¡±. Hoy este partido lo han visto 99.000 personas en televisi¨®n, en el canal Gol. Ha venido con su pareja, a la que contagi¨® su emoci¨®n por el f¨²tbol, y el beb¨¦ de ambas. Tiene grabada una imagen que resume la transformaci¨®n: las jugadoras del Atleti recorriendo el centro de Madrid en un autob¨²s propio para celebrar que son las campeonas de Liga. Fue en mayo. Detr¨¢s iba el equipo masculino, que acababa de proclamarse vencedor de la Liga Europea. ¡°Fue un orgullo verlas ah¨ª, como tiene que ser¡±.

El f¨²tbol femenino se agranda a un ritmo asombroso. En los ¨²ltimos 15 a?os ¡ªel periodo en el que hay registros, entre 2002 y 2017¡ª, el n¨²mero de jugadoras federadas en Espa?a se ha multiplicado por cuatro. Solo entre 2014 y 2017 ha crecido un 41%, aunque ellas todav¨ªa representan solo el 5,8% del total de todos los futbolistas que juegan en competiciones oficiales. El hecho de que los partidos se retransmitan por televisi¨®n (105 este a?o) ha detonado el fen¨®meno: 105.071 espectadores de media por partido esta temporada, un 37% m¨¢s que la anterior, seg¨²n datos de LaLiga. Y cuando juegan en estadios ¡ª?algo que se ha empezado a impulsar¡ª re¨²nen a miles de personas, como ocurri¨® en el Wanda Metropolitano la temporada pasada con 22.202 asistentes en el Atl¨¦tico de Madrid-Madrid CFF. Llevan a?os ah¨ª, pero hasta hace dos apenas se les ve¨ªa. Con el inter¨¦s social en lo que hacen ellas, llegaron las marcas, el dinero y los cimientos para montar una industria alrededor. En ella ya hay un pu?ado de estrellas a las que admirar. Y las cr¨ªas que hoy juegan en equipos de barrio las ven por la tele y se apuntan a escuelas de f¨²tbol para parecerse a ellas.

En 15 a?os, el n¨²mero de jugadoras federadas en Espa?a se ha multiplicado por cuatro

La historia del f¨²tbol femenino en Espa?a se aceler¨® cuando las mujeres de La Roja se clasificaron por primera vez para un Mundial. Fue en 2015, en Canad¨¢. El a?o que viene jugar¨¢n el de Francia. Acaban de proclamarse campeonas del mundo en Uruguay en la categor¨ªa sub-17 y en agosto fueron subcampeonas del mundo sub-20, tambi¨¦n en Francia. Sin embargo, el partido crucial para las futbolistas, el que tiene que ver con la igualdad y con alcanzar unas condiciones profesionales m¨ªnimas para todas las de Primera Divisi¨®n, no ha hecho m¨¢s que empezar.

La abuela de Melanie Serrano, de 29 a?os, defensa del Bar?a, no le ve¨ªa mucho sentido al f¨²tbol. Se preguntaba aquello de qu¨¦ le ven a 11 hombres corriendo detr¨¢s de una pelota. Hasta que su nieta dijo que quer¨ªa jugar. Que le apasionaba el bal¨®n. Entonces ella y su hija empezaron a llevar a la ni?a a los entrenamientos. Cada d¨ªa. Hace dos d¨¦cadas, aquello era muy raro. ¡°Era la ¨²nica que jugaba con chicos. Me pas¨® lo t¨ªpico: se re¨ªan de ti, te insultaban¡­ sobre todo los padres. Se burlaban de un ni?o si yo le hac¨ªa un ca?o [pasarle el bal¨®n entre las piernas] o si le hac¨ªa una jugada buena. Padres diciendo: ¡®?Vete a fregar los platos!¡±, recuerda Serrano por tel¨¦fono. En cambio, sus compa?eros, los ni?os, no le dec¨ªan nada. A los 12 a?os se mud¨® con su madre a Blanes, cerca de Barcelona, y dos a?os despu¨¦s recibi¨® una llamada que cambi¨® su vida. ¡°Estaba en el cole. Era un ojeador del Bar?a. Colgu¨¦ y me volv¨ª loca: corr¨ª, chill¨¦, llor¨¦, todo a la vez. ?Que me ficha el Bar?a!¡±. Ahora es la jugadora que m¨¢s a?os lleva en la plantilla de uno de los clubes m¨¢s poderosos de los 16 de la Liga Iberdrola, como se llama la m¨¢xima competici¨®n del f¨²tbol femenino.

El Bar?a, junto con otros como el Atl¨¦tico de Madrid, ha se?alado el camino de c¨®mo es un equipo profesional de f¨²tbol femenino. La mayor¨ªa de los grandes clubes europeos tienen uno, excepto el Real Madrid. El equipo de Serrano tiene dos fisioterapeutas, un m¨¦dico a pie de campo, tres entrenadores y uno de porteras, dos preparadoras f¨ªsicas, dos analistas de v¨ªdeo, un encargado del material para los viajes y un delegado de equipo. El Atl¨¦tico, casi igual. Hace 10 a?os, recuerda Serrano, no ten¨ªan gimnasio, ni campo, ni vestuario propio. Hace tres a¨²n se entrenaban por la noche porque muchas ten¨ªan que estudiar o trabajar, o las dos cosas, y despu¨¦s jugar. ¡°Hasta 2015 estaba empleada en un colegio como monitora de extraescolares. Era dif¨ªcil compatibilizarlo, as¨ª que me empezaron a pagar m¨¢s para que el f¨²tbol me diera para vivir¡±. En la actualidad, su jornada laboral empieza a las 8.30 con un desayuno de equipo, entrenamientos hasta mediod¨ªa y sesiones de gimnasio hasta la hora de la comida junto con el resto de las jugadoras.

Las condiciones que describe Serrano no son, ni mucho menos, las de la mayor¨ªa de las jugadoras de Primera Divisi¨®n. La disparidad de sueldos que se puede encontrar va de los 300 euros mensuales a los 7.000 u 8.000 de algunas futbolistas de los principales equipos, as¨ª que es dif¨ªcil hacerse una idea de cu¨¢l es la media. ¡°Hasta la llegada de la Liga Iberdrola [hace dos a?os], muchas ni siquiera cotiz¨¢bamos a la Seguridad Social¡±, cuenta Laura del R¨ªo, de 36 a?os, delantera del Madrid Club de F¨²tbol Femenino y miembro de la Asociaci¨®n de Futbolistas Espa?oles, el sindicato en el que est¨¢n representadas el 70% de las jugadoras. ¡°Muchas compaginan su carrera futbol¨ªstica con otros trabajos para llegar a fin de mes. El 80% estudia y el problema es que, cuando acaba tu ciclo deportivo, te presentas en un trabajo sin experiencia laboral¡±, explica Del R¨ªo, cuya misi¨®n es llevar la voz de las futbolistas a la mesa en la que se negocia un convenio que cubra, al menos, a las que est¨¢n en esa ¨¦lite. Quieren aprovechar la visibilidad que est¨¢n ganando porque, como las marcas y las instituciones que de pronto se han fijado en el f¨²tbol femenino, ellas tambi¨¦n han visto que el momento es ahora. ¡°Debe haber unos m¨ªnimos: que te hagan reconocimientos m¨¦dicos, que puedas cobrar el salario m¨ªnimo interprofesional [de 735,90 euros al mes], que te paguen el 100% del sueldo en caso de lesi¨®n, medidas de conciliaci¨®n y que te puedas plantear un embarazo, que el club se haga cargo de esos meses de recuperaci¨®n tras la baja maternal¡±, enumera.

No hace mucho, el f¨²tbol masculino era el f¨²tbol. A secas. Un partido de Primera Divisi¨®n de hombres retransmitido en televisi¨®n de pago tiene una audiencia de cientos de miles de espectadores. La industria que mueven ha generado este a?o a LaLiga 3.662 millones de euros. Mientras ellas pelean por unos derechos laborales b¨¢sicos, ellos flotan en realidades de cinco y seis ceros. Cosas de los negocios. ¡°No se puede comparar¡±, dice Pedro Malabia, director de f¨²tbol femenino en LaLiga. ¡°Las marcas hoy pagan m¨¢s por el Bar?a de Messi que por el femenino. Son matem¨¢ticas¡±, dice este ejecutivo de 38 a?os, tambi¨¦n director general de la entidad que funciona como patronal en la negociaci¨®n con las futbolistas, la Asociaci¨®n de Clubes de F¨²tbol Femenino.

Los sueldos en el f¨²tbol femenino espa?ol van de los 300 a los 8.000 euros al mes

Malabia habla r¨¢pido, directo. De c¨®mo traducir todos esos sue?os, triunfos y pasi¨®n de las jugadoras al lenguaje de la industria. ?Por qu¨¦ se empez¨® a activar la maquinaria para tener una Liga profesional hace tres a?os? ¡°Hay una tendencia mundial al reconocimiento del deporte femenino, por una evoluci¨®n de la sociedad y porque los clubes y marcas empezaban a ver el valor de la mujer¡±, explica. Hace tres a?os, cuenta, hab¨ªa ¡°una competici¨®n sin ning¨²n tipo de visibilidad, sin estrategia audiovisual, sin patrocinadores, sin plan comercial¡±. Varios clubes les dijeron: ¡°Oye, esto se est¨¢ muriendo¡±. Aunque la encargada de gestionar la competici¨®n femenina es la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol, en ese momento no les prestaba atenci¨®n. Por eso, dice Malabia, entr¨® LaLiga para impulsarlo, para ¡°inyectar gasolina¡±. ¡°Necesit¨¢bamos una ventana televisiva. Sin ella no exist¨ªamos. Y tambi¨¦n un patrocinador¡±. Era Iberdrola. ¡°Cuando lo conseguimos, esto no val¨ªa nada. Lo que ahora vemos cualquiera te lo va a comprar: audiencias, partidos bonitos, grandes estadios¡­ Iberdrola vio la oportunidad. Les dijimos: ¡®Mira, puedes ser recordado hist¨®ricamente como la empresa que ha impulsado la Liga femenina¡¯. Ellos est¨¢n trabajando mucho el tema de la igualdad¡­¡±. En la negociaci¨®n final estuvieron Javier Tebas [presidente de LaLiga, su jefe] y el presidente de Iberdrola, Ignacio S¨¢nchez Gal¨¢n. Tebas le dijo: ¡°No s¨¦ lo que vas a invertir, no me lo digas. Pero lo mismo que inviertas t¨², invierto yo¡±. La compa?¨ªa el¨¦ctrica comprometi¨® dos millones de euros, y LaLiga, otro tanto. ¡°Con eso cerrado ¡ªno el contrato con Iberdrola, sino el acuerdo¡ª, fuimos a la Federaci¨®n y dijimos: ¡®Aqu¨ª est¨¢ Iberdrola, que quiere patrocinar, y ?LaLiga va a poner lo mismo¡¯. Claro, la Federaci¨®n abri¨® los brazos y dijo: ¡®?Fant¨¢stico! Gracias, lo hacemos¡¯. Firm¨® el contrato la Federaci¨®n. No quer¨ªamos ponernos la medalla, sino que esto entrara¡±, dice mientras chasquea los dedos. Iberdrola matiza que se dirigi¨® a la Federaci¨®n en primer lugar porque ¡°es la propietaria de la competici¨®n¡±.

Con esa gasolina de cuatro millones de euros por temporada arranc¨® la Liga Iberdrola en 2016 y cre¨® un horizonte profesional en Primera Divisi¨®n, un lugar al que llegar que empez¨® a transformarlo todo. La el¨¦ctrica hab¨ªa visto en el deporte femenino un valor con el que comprometerse en 2015, tras haber patrocinado a La Roja masculina. ¡°Creemos que el impulso del f¨²tbol femenino crea m¨¢s igualdad y empoderamiento a la mujer¡±, explica por escrito Juan Luis Aguirrezabal, responsable de patrocinios de Iberdrola.

El sue?o de los 112 equipos que compiten en Segunda es llegar a la Liga Iberdrola. Pero cuando se cumple, supone un desaf¨ªo brutal. ¡°En junio, cuando volv¨ªamos a Logro?o despu¨¦s de ganarle al Tac¨®n [club de Madrid] y subir a Primera, le dec¨ªa al otro responsable del club: ¡®?D¨®nde nos hemos metido?¡±, cuenta Iv¨¢n Anto?anzas, de 42 a?os, presidente del Club Deportivo Escuelas de F¨²tbol Logro?o. Se hab¨ªan metido en una competici¨®n en la que la profesionalizaci¨®n se juega a varias velocidades. Una historia con ricos y pobres. Con ricos porque ah¨ª est¨¢ el Bar?a, por ejemplo, que tiene un presupuesto para sus equipos femeninos de tres millones de euros y toda la estructura del masculino. Y con pobres, o con nuevos ricos, seg¨²n se mire, porque el Logro?o ha pasado de manejar un presupuesto de 75.000 euros a otro de 550.000. En tres meses. De pronto, deb¨ªan tener un gerente, un responsable de finanzas, otro de redes sociales y comunicaci¨®n y un comercial. Hab¨ªa que pagar sueldos a las jugadoras y su Seguridad Social. Aunque LaLiga les asesora, Anto?anzas ha tenido que lidiar con la burocracia de los fichajes extranjeros. ?l dice que el a?o que viene se reequilibrar¨¢n los sueldos, pero hoy solo las nueve incorporaciones cobran lo suficiente para vivir de esto. El resto, la mayor¨ªa estudiantes, tiene sueldos bajos: las que menos, unos 4.500 euros por temporada.

¡°Hoy las chicas sue?an con ir a un Mundial.Saben que es posible, real¡± (Vero Boquete)

¡°Me gustar¨ªa dedicarme solo al f¨²tbol. Ojal¨¢ tuviera esa oportunidad¡±, dice una de las jugadoras del Logro?o, Lorena Valderas, de 24 a?os. Ahora su equipo se entrena en un campo de hierba en vez de compartir uno con ni?os. Cuando viajan, duermen la noche anterior en la ciudad de destino. La ropa ya no se la tienen que lavar ellas. Su vida como jugadora cambi¨® con el ascenso ¡ª¡°Echo m¨¢s horas, hay m¨¢s viajes, m¨¢s responsabilidad¡±¡ª, pero el resto, no tanto: aunque cobra un sueldo, comparte piso con otras dos futbolistas y sigue en una tienda de deportes para llegar a fin de mes. ¡°Cuando ascendimos fue incre¨ªble. La grada llena, una charanga, toda la familia¡­¡±, cuenta emocionada. El a?o anterior tambi¨¦n hab¨ªan llegado a las eliminatorias y perdieron en el ¨²ltimo momento, as¨ª que hab¨ªa nervios. Vencieron, y Valderas recuerda que no paraba de llorar. En el sal¨®n de casa tienen una tabla de turnos de limpieza. En su cuarto hay decenas de pares de zapatillas de colores. Se r¨ªe, junto a la delantera del equipo, Judith, de 19 a?os, al pensar que se han convertido en celebridades locales. Salen en la tele. ¡°Hubo una firma de balones en septiembre y ven¨ªan ni?os a pedirnos aut¨®grafos. Era muy raro¡±, dice Judith. ¡°Te daba la risa. Yo haciendo esto¡±, dice Valderas, que recuerda que, de ni?a, su madre le dec¨ªa: ¡°?C¨®mo vas a jugar al f¨²tbol si son todo chicos?¡±. ¡°Pero yo lo ten¨ªa claro. Marimacho era lo m¨¢s com¨²n que te llamaban, pero a m¨ª no me preocupaba¡±.

En el vestuario de la Uni¨®n Deportiva Collerense, cada jugadora tiene su foto encima de una percha. Sobre los bancos met¨¢licos, un revoltijo de mochilas, zapatillas y botes de champ¨². Se oye m¨²sica, risas. Sudor, vapor de agua. Es casi de noche y en este club de barrio de Palma de Mallorca, sobre el que pasan aviones sin cesar, acaba de terminar el entrenamiento del primer equipo femenino, de Segunda Divisi¨®n. Su historia es la inversa a la del Logro?o. Descendieron de Primera, despu¨¦s de siete a?os, una temporada antes de que empezase a entrar el dinero. Desde entonces tratan de llegar a esa Liga en la que viajar no significa despertarse a las 4.30, volar, jugar y regresar a toda prisa. En la que se recibe un sueldo, aunque sea bajo, y la atenci¨®n de la prensa. O a la futura Primera Divisi¨®n B, que est¨¢ previsto que se cree el a?o pr¨®ximo. En Segunda tambi¨¦n hay enormes diferencias: entre el Collerense, que tiene un presupuesto de 30.000 euros, y el Tac¨®n, por ejemplo, uno de los m¨¢s destacados, que ronda los 120.000. ¡°El haber tenido que luchar por todo te hace m¨¢s grande¡±, dice Pili Espadas, de 38 a?os. Aparte de su trabajo en un hospital, es jugadora, entrenadora, vicepresidenta del Collerense y encargada de colocar la ropa cada viernes para los equipos, que saca de las dos lavadoras y dos secadoras que tienen en las algo destartaladas instalaciones donde juegan. Sorteando goteras, porque este fin de semana llueve con fuerza en Palma, mira por la ventana c¨®mo un grupo de cr¨ªos ayuda a achicar agua. ¡°Las ni?as ven que hay m¨¢s igualdad, m¨¢s equipos mixtos desde la base¡±, dice. Adem¨¢s, aqu¨ª hay tres exclusivamente femeninos.

Por este club han pasado jugadoras que hoy est¨¢n en los grandes equipos, en el Bar?a o el Levante. Es como un peque?o escaparate en Baleares, tambi¨¦n para los ojeadores de la selecci¨®n espa?ola. Aqu¨ª juega Cata Coll, de 17 a?os, la portera que en agosto fue subcampeona del mundo sub-20 y ahora acaba de convertirse en campeona del mundo en Uruguay con la sub-17. Poco antes de viajar, est¨¢ sentada en las gradas con sus dos rotos en las medias y su camiseta roja de algod¨®n donde se lee el nombre de una carnicer¨ªa, uno de los principales patrocinadores de su esforzado club. ¡°La primera vez que me llamaron para la selecci¨®n estaba en una nube, no me lo cre¨ªa¡±, cuenta. Empez¨® con cuatro a?os. Con los ni?os de su pueblo mallorqu¨ªn, Marratx¨ª, en la calle. Era la ¨²nica: ¡°No ten¨ªa amigas, ten¨ªa amigos. Las ni?as de mi edad quer¨ªan jugar con mu?ecas y yo prefer¨ªa el bal¨®n. Ahora es distinto, aquellas ni?as son ahora mis amigas¡±, dice. ¡°De peque?a yo no sab¨ªa lo que era el f¨²tbol femenino. Mi ¨ªdolo era el portero Dudu Aouate: ten¨ªa camisetas suyas y dorm¨ªa con ellas, me entrenaba con ellas¡­¡±. Ahora admira a la portera del Bar?a Sandra Pa?os, y ella misma entrena a los peque?os. ¡°Hay ni?os y ni?as que se han apuntado solo porque yo estoy aqu¨ª. Cuando viene uno y me dice que me vio contra Jap¨®n me enternece. Yo era as¨ª hace muy poco¡±. Ella tambi¨¦n ha tenido que escuchar comentarios machistas desde las gradas, aunque cree que eso est¨¢ cambiando. ¡°Ocurre sobre todo cuando juegas contra ni?os. ¡®?Chuta, que [solo] es una ni?a!¡¯. Y yo pensaba: ¡®S¨ª, una ni?a, pero se la paro¡¯. Son cosas que duelen, porque al final hacemos lo mismo¡±.

Hace dos semanas se entreg¨® por primera vez un Bal¨®n de Oro a una jugadora, la noruega del Lyon Ada Hegerberg. En el escenario, la futbolista pronunci¨® un emotivo discurso, pero lo que se convirti¨® en viral fue la propuesta machista que le hizo a continuaci¨®n el DJ que amenizaba la entrega de premios: ¡°?Puedes perrear?¡±. A ella le cambi¨® la cara e, inc¨®moda, contest¨® con un seco ¡°no¡±. Las redes sociales ardieron y el DJ se disculp¨®.

La lucha por la igualdad ha llegado a los campos de f¨²tbol, aunque queda mucho por hacer. En Espa?a, el discurso oficial de las entidades que gobiernan este deporte ha ido virando conforme percib¨ªa cambios en la sociedad, y en poco tiempo se ha ido llenando de reconocimientos y homenajes a las deportistas. El de unos antes que el de otros. ¡°Venimos de una Federaci¨®n que no cre¨ªa en el f¨²tbol femenino¡±, admite Rafael del Amo, de 58 a?os, actual responsable de f¨²tbol femenino en esa entidad. ¡°?Que [diga yo] esto puede doler a alguno? Puede doler. Pero es la realidad¡±. Del Amo lleg¨® al cargo en 2017. Se encontr¨® con batallas como esta: ¡°Me reun¨ª con las jugadoras de la selecci¨®n espa?ola, que iban a viajar. Cuando me dijeron que cobraban dietas de 40 euros por d¨ªa pens¨¦ que me estaban tomando el pelo¡±. Pero no. ¡°Luch¨¦ [para elevarlo], pero consegu¨ª solo 120 euros. Me cog¨ª un cabreo que pens¨¦ en dejarlo¡±.

La Liga Iberdrola arranc¨® en 2016. LaLiga y la el¨¦ctrica aportaron cada una dos millones

En mayo lleg¨® una nueva direcci¨®n a la Federaci¨®n que se ha dado prisa en mostrar otra actitud hacia el f¨²tbol femenino. En junio emiti¨® una nota de prensa titulada as¨ª: ¡°La Federaci¨®n hace historia con mujeres en su direcci¨®n y compromiso real de potenciar el deporte femenino¡±. Son dos vocales y una vicepresidenta de un total de 18 puestos. Se ha creado desde cero un departamento con recursos propios. Se ha aprobado un plan de igualdad y un protocolo antiacoso, se han firmado declaraciones internacionales, se trabaja en medidas de conciliaci¨®n. Respecto a las dietas por ir con la selecci¨®n, Del Amo asegura, sin aportar datos, que ya se han igualado en las categor¨ªas inferiores y que se est¨¢n revisando las cifras de la absoluta. La Federaci¨®n acaba de incorporar a mujeres a su direcci¨®n y lo califica de paso ¡°hist¨®rico¡± con raz¨®n, porque, salvo excepciones, en el f¨²tbol mascu?lino mandan hombres y en el femenino tambi¨¦n. Esta afirmaci¨®n irrita al director de f¨²tbol femenino de LaLiga ¡ª¡°Me molestar¨ªa que yo que llevo 20 a?os defendiendo a la mujer en el deporte, por el hecho de ser hombre, no se me deje estar. Faltan mujeres en el f¨²tbol. Estamos en un mundo en el que les cuesta mucho llegar a los puestos de direcci¨®n¡±¡ª y al de la Federaci¨®n: ¡°?Puede tener alguna mujer m¨¢s ilusi¨®n que yo por el f¨²tbol femenino? ?Puede llevar m¨¢s a?os que yo, que llevo 20? Creo en la igualdad. ?Por qu¨¦ no el presidente de la Federaci¨®n debe ser una mujer? ?Por qu¨¦ no los entrenadores de Primera Divisi¨®n de chicos deben ser mujeres?¡±.

La realidad es que las ¨²nicas entrenadoras que hay est¨¢n en la Liga Iberdrola. Dos en concreto: una en el Rayo Vallecano y la otra en el Betis. Presidentas de club y directivas hay un pu?ado en el f¨²tbol en general. Ver¨®nica Boquete, de 31 a?os y una de las m¨¢s destacadas jugadoras espa?olas, cree que todo esto ¡°es un reflejo de la sociedad¡±, afirma desde Pek¨ªn, donde juega ahora. ¡°Incluso es m¨¢s marcado en el f¨²tbol porque hasta ahora ha sido el coto privado de los hombres. Aspiramos a que, si hay una mujer m¨¢s preparada que un hombre, lo logre ella. Hasta ahora daba igual que estuvieses preparada o no, era pr¨¢cticamente imposible que te diesen la oportunidad¡±. Boquete tuvo que irse de Espa?a para conocer qu¨¦ es una Liga profesional y estuvo en las grandes: en Estados Unidos y Alemania. Su historia resume la evoluci¨®n del f¨²tbol femenino. Hasta los 15 a?os fue la ¨²nica de su equipo. Se entrenaba con ni?os entre semana, pero una norma federativa le imped¨ªa competir en los partidos. ¡°Eso es muy dif¨ªcil de entender a esa edad, no tuve esa experiencia de vestuario, siempre te sientes distinta. Entonces no sab¨ªa que se pod¨ªa ser profesional, que hab¨ªa una selecci¨®n espa?ola¡±, cuenta. Hoy el estadio de su ciudad, Santiago de Compostela, se llama Ver¨®nica Boquete. ¡°Si ahora las chicas sue?an con estar en Primera o con ir a un Mundial es porque saben que es posible. Que es real¡±.?