As¨ª afecta el cambio clim¨¢tico al peque?o comercio africano
El fen¨®meno de El Ni?o de 2015 y 2016 ha demostrado que incluso los cambios leves en las precipitaciones pueden tener repercusiones devastadoras para los negocios de las ciudades del continente
El cambio clim¨¢tico va a tener importantes consecuencias en todo el mundo, sobre todo en ?frica, donde las cosechas se ver¨¢n afectadas, amenazando as¨ª la producci¨®n agr¨ªcola. Esta situaci¨®n podr¨ªa perjudicar mucho a los agricultores y conllevar una mayor inseguridad alimentaria.
Pero no se ha hablado tanto de las repercusiones que el cambio clim¨¢tico tendr¨¢ en otros sectores, como en el de las peque?as y medianas empresas del continente africano. Un descuido bastante preocupante.
El Ni?o es uno de los principales culpables de los cambios que se producen en las condiciones clim¨¢ticas. El fen¨®meno reaparece con una frecuencia de entre dos y siete a?os y est¨¢ relacionado con la reducci¨®n de las precipitaciones y sequ¨ªas en el sur de ?frica.
Reflejando esta tendencia, El Ni?o de 2015 y 2016 fue el m¨¢s fuerte de los registrados hasta la fecha, ya que produjo sequ¨ªas y olas de calor generalizadas en toda la regi¨®n.
Nuestras investigaciones revelan que, en esos a?os, el fen¨®meno tuvo consecuencias devastadoras para las actividades empresariales de Lusaka (capital de Zambia) y Gaborone (capital de Botsuana), porque afect¨® a los suministros hidroel¨¦ctricos y a las aguas urbanas, respectivamente. Estas situaciones deber¨ªan servir de advertencia para otros pa¨ªses del continente y se deber¨ªan poner en pr¨¢ctica sistemas para proteger a las peque?as empresas de las consecuencias del cambio clim¨¢tico.
Bajo presi¨®n
En Botsuana, a medida que los niveles del embalse de Gaborone alcanzaban m¨ªnimos hist¨®ricos, los negocios de la ciudad experimentaron una importante ca¨ªda del caudal de agua canalizada y en algunos casos se quedaron sin suministro.
La falta de agua para cocinar, regar, lavar la ropa, limpiar y para saneamiento tuvo graves consecuencias en negocios como mataderos, hoteles, restaurantes y alimentaci¨®n, entre otros. Peque?as empresas de peluquer¨ªa y lavacoches, por ejemplo, tuvieron que cerrar por el esfuerzo que les supon¨ªa atender a sus clientes o mantener las m¨ªnimas normas de higiene.
En Lusaka, donde la producci¨®n de energ¨ªa hidroel¨¦ctrica supone el 94% de la capacidad de generaci¨®n energ¨¦tica del pa¨ªs, los bajos niveles del lago Kariba provocaron apagones sin precedentes, que en algunos casos llegaron a durar hasta ocho horas.
En la capital zambiana, las actividades relacionadas con la electricidad, como la manufacturera, la industrial y los servicios de comunicaciones, se vieron interrumpidas porque los equipos dejaron de funcionar. En ambas ciudades se fren¨® la cadena de suministro.
Las infraestructuras
Hacia finales de 2016, cuando el fen¨®meno de El Ni?o hab¨ªa terminado, m¨¢s de la mitad de las 135 peque?as y medianas empresas de Gaborone y Lusaka que encuestamos para el estudio aseguraron que sus beneficios hab¨ªan sido mucho menores que en a?os anteriores y casi un tercio de los empresarios consideraron que sus negocios estaban al borde de la quiebra. Los encuestados afirmaron que las interrupciones en el suministro de agua en Gaborone y de electricidad en Lusaka fueron los dos mayores obst¨¢culos a los que tuvieron que enfrentarse para desarrollar su actividad.
Algunos efectos del cambio clim¨¢tico, como la escasez de agua, van a empeorar, y los n¨²cleos urbanos que acogen peque?as y medianas empresas estar¨¢n en el ojo del hurac¨¢n
Las empresas del continente africano deber¨ªan considerar las situaciones vividas en ambas ciudades, y el famoso D¨ªa Cero de Ciudad del Cabo, como una advertencia. La escasez de agua en esta ciudad sudafricana empez¨® con El Ni?o, pero ha continuado hasta la actualidad debido a la persistencia de la sequ¨ªa.
Algunos efectos del cambio clim¨¢tico, como la referida escasez de agua, van a empeorar, y los n¨²cleos urbanos que acogen peque?as y medianas empresas estar¨¢n en el ojo del hurac¨¢n. El fen¨®meno de El Ni?o de 2015 y 2016 ha demostrado que incluso los cambios leves en las precipitaciones pueden tener repercusiones devastadoras para los negocios de las ciudades africanas.
Cada vez m¨¢s personas se mudan a las ciudades para montar sus propios negocios y conectarse, a menudo por primera vez en sus vidas, a las redes de agua y electricidad. Esto aumenta la demanda y, por tanto, la presi¨®n sobre las infraestructuras.
Simult¨¢neamente, una serie de factores limita el desarrollo de nuevas infraestructuras y la gesti¨®n eficiente de los recursos, lo que significa que algunas urbes est¨¢n teniendo bastantes problemas para lidiar con el aumento de la demanda.
Estos factores, entre los que se encuentran el bajo nivel inversi¨®n, la incertidumbre pol¨ªtica, la inestabilidad de los gobiernos y la escasez de servicios municipales de abastecimiento, agravan el efecto de las sequ¨ªas en Botsuana, Zambia y Sud¨¢frica.
Una nueva realidad
Entonces, ?qu¨¦ podemos hacer para abordar esta realidad?
En primer lugar, es necesario tomar medidas en los pa¨ªses subsaharianos para mejorar el conocimiento de las vulnerabilidades asociadas al agua disponible, la energ¨ªa y las infraestructuras urbanas, frente a los efectos de una urbanizaci¨®n creciente y del cambio clim¨¢tico.
Y, en segundo lugar, los gobiernos y los legisladores han de prestar apoyo a las peque?as y medianas empresas para hacer frente a las interrupciones en los suministros, pues, adem¨¢s de constituir el medio de vida de muchas personas, son los principales motores de crecimiento econ¨®mico en el ?frica subsahariana.
Entre estas ayudas se deber¨ªan incluir un mejor acceso a la informaci¨®n sobre las fechas y la gravedad de las interrupciones previstas en los suministros de agua y luz, as¨ª como un respaldo econ¨®mico para invertir en estrategias para hacer frente a estas situaciones, como pueden ser las fuentes de energ¨ªa alternativas.
Patrick Curran es analista del Grantham Research Institute on Climate Change and the Environment y tambi¨¦n ha participado en este texto.
Este art¨ªculo, publicado originalmente en ingl¨¦s en The Conversation ?frica, ha sido traducido con la colaboraci¨®n de Casa ?frica. Traducci¨®n: Carolina D¨ªaz.
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