Mujeres con dos opciones: desempleo o explotaci¨®n
Con un paro de casi el 20% entre los j¨®venes, unos 1.600 habitantes de Nepal emigran a diario hacia pa¨ªses del Golfo o Malasia en busca de trabajo. Sus remesas suman m¨¢s del 30% del PIB pero en condiciones laborales esclavistas
¡°He pasado mi vida cosiendo ropa que vend¨ªa en el mercado. Emigr¨¦ para a trabajar como limpiadora y costear la educaci¨®n de mis hijas. Pero nunca me pagaron lo acordado¡±, lamenta Sangita Gwimire Shrestha, de 38 a?os. Regres¨® a Nepal a mitad de 2018 sin poder saldar la deuda con la que emigr¨® a Dubai. Antes, un agente nepal¨ª le engatus¨® con el mito de la ruta del oro a los pa¨ªses del Golfo y un sueldo de 360 euros mensuales, casi el cu¨¢druple del salario m¨ªnimo en Nepal. La realidad fue otra. ¡°Ganaba poco m¨¢s de 700 dirhams [160 euros]. Me quej¨¦ y me aislaron en una habitaci¨®n durante d¨ªas¡±, detalla Sangita; que us¨® su inform¨¢tica b¨¢sica para reservar un vuelo y escapar. ¡°Otras no tienen esa suerte y siguen all¨ª¡±. De vuelta a casa, el panorama no es halag¨¹e?o. Su marido est¨¢ en paro y ella baraja enviar a sus hijas al extranjero en busca de empleo. Otra generaci¨®n que huye de la inestabilidad enraizada en Nepal desde hace d¨¦cadas.
Tras un comienzo de siglo de vaivenes pol¨ªticos ¡ªguerra civil, asesinato de la familia real y cambio de r¨¦gimen¡ª la Rep¨²blica de Nepal celebr¨® las primeras elecciones de su corta democracia en 2017. Espoleada por los donantes internacionales, aprob¨® su Constituci¨®n en 2015 para tener un marco legal sobre el que reconstruir el pa¨ªs tras el terremoto que sacudi¨® su territorio ese a?o dejando 9.000 muertos y 22.000 heridos. Pero su reparaci¨®n f¨ªsica y econ¨®mica se frena por la falta de materias primas y mano de obra cualificada.
Enrocado entre los dos titanes asi¨¢ticos, la diminuta naci¨®n del Himalaya importa casi todos sus bienes de India y China. Sin industria propia, el turismo mantiene la econom¨ªa nacional mientras su mercado de trabajo se hunde. Con una tasa de desempleo de casi el 20% entre los j¨®venes, alrededor de 1.600 nepal¨ªes emigran diariamente. En la pasada d¨¦cada, el Departamento de Empleo Exterior expidi¨® m¨¢s de 3,5 millones de permisos de trabajo en un pa¨ªs de 40 millones de habitantes. Trabajadoras del sector dom¨¦stico y de la construcci¨®n dominan una oleada de migraci¨®n laboral con destino a los pa¨ªses del Golfo y Malasia, principalmente.
Nepal es el cuarto del mundo con la mayor contribuci¨®n de las remesas a su econom¨ªa
¡°La vida de las trabajadoras en el extranjero ha mejorado algo. Particularmente en Catar, tras la concesi¨®n del Mundial de F¨²tbol de 2022¡±, explica Nisha Baniya, abogada y secretaria de migraciones en la Federaci¨®n General de Sindicatos Nepal¨ªes. Durante a?os, grupos de derechos humanos han denunciado el trato a los dos millones de migrantes en Catar (el 95% de su mano de obra); de los que 100.000 son nepal¨ªes. La presi¨®n internacional ha hecho que el Gobierno catar¨ª tome medidas. A finales de 2017, prometi¨® abolir el sistema kafala; acuerdo com¨²n en pa¨ªses de Oriente Medio por el que se requisa el pasaporte de los empleados, a los que se les priva de libertad. En 2018, se abri¨® la primera oficina de la Organizaci¨®n Mundial del Trabajo en Doha para mejorar las condiciones laborales. ¡°Las autoridades intentan solucionar estos aspectos, pero los agentes de Nepal y Catar no colaboran. Las estafas proliferan¡±, advierte Baniya en referencia al n¨²mero de agencias de contrataci¨®n surgidas en Nepal, al calor del efecto llamada.
La sangr¨ªa de trabajadores emigrados es tal que el dinero que env¨ªan a sus familias en Nepal se ha convertido en piedra angular de la econom¨ªa nacional. Seg¨²n el ¨²ltimo informe de la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM), las remesas de esos trabajadores alcanzaron los 5.400 millones de euros en el a?o fiscal 2016-2017. Esto supone el 31,3% del PIB nacional y convierte al peque?o pa¨ªs asi¨¢tico en el cuarto del mundo con la mayor contribuci¨®n de estos env¨ªos. Su nueva riqueza es visible en muchas aldeas; transformadas en municipios con escuelas privadas, cl¨ªnicas y tiendas.
Al olor del negocio, las agencias multiplican su presencia en el destino de este flujo monetario: ¨¢reas rurales empobrecidas y semillero de desempleados desesperados. ¡°Tenemos una deuda de 70.000 rupias [550 euros] y un pr¨¦stamo que pagar por nuestra casa. La antigua desapareci¨® con el terremoto¡±, cuenta Bimbval Pariyar, de 31 y natural de Gorkha, donde se registr¨® el epicentro del temblor de 2015. ¡°Llegu¨¦ a un acuerdo con un agente local, que me llev¨® a Dubai cuando el Gobierno lo hab¨ªa prohibido. No me pagaron lo acordado y regres¨¦ gracias a los contactos de mi marido¡±. El estudio de la OIM tambi¨¦n indica que los trabajadores migrantes registraron 7.500 casos de fraudes durante los procesos de contrataci¨®n en los ¨²ltimos tres a?os.
La legislaci¨®n actual ignora a las trabajadoras migrantes, aunque ellas aportan el 11% del total de las remesas que sostienen el PIB de Nepal
¡°El dinero que pagu¨¦ a la agencia no sirvi¨® de nada y el tratamiento que pude costearme en el hospital de Dubai fue muy precario. Volv¨ª a Nepal para no perder mi brazo¡±, explica S. L. D, mostrando los vendajes que cubren parte de su cuerpo. Una explosi¨®n a causa de un escape de gas estuvo a punto de acabar con la vida de esta trabajadora de la limpieza ¡ªque prefiere permanecer en el anonimato¡ª durante su estancia en Emiratos ?rabes Unidos. Aunque los 400 euros que pag¨® a la agencia de contrataci¨®n inclu¨ªan el permiso de trabajo y un seguro, la compa?¨ªa que la empleaba se neg¨® a renovar su contrato tan pronto como estall¨® su problema. ¡°Me pagaban menos de la mitad de lo acordado. As¨ª que extend¨ª mi visado y trabaj¨¦ sin contrato durante los dos ¨²ltimos a?os para poder liquidar la deuda con la agencia¡±, explica. Atrapada en un callej¨®n sin salida, S. L. D. teme volver a su aldea al sureste de Nepal; donde le esperan sus acreedores y los rumores sobre la falta de castidad que persiguen a toda mujer asi¨¢tica que ha trabajado en un pa¨ªs del Golfo.
Sin control ni regularizaci¨®n, la prohibici¨®n genera redes de tr¨¢fico
En 2017, m¨¢s de 2.000 denuncias por irregularidades llevaron a Nepal a cancelar los permisos de trabajo a Malasia; donde hay 400.000 nepal¨ªes documentados. Ya en 2015, se redujo de 445 a 74 euros la cuant¨ªa m¨¢xima para la tramitaci¨®n de empleos. Pero el Gobierno de Malasia exig¨ªa la participaci¨®n de agencias privadas; que ped¨ªan sumas desorbitadas a sus clientes aunque declaraban solo la parte legalmente impuesta. Seg¨²n el Centro de Periodismo de Investigaci¨®n de Nepal, los trabajadores migrantes pagaron hasta 34 millones de euros extra por sus contrataciones en Malasia en los ¨²ltimos cinco a?os.
¡°La prohibici¨®n no es remedio¡±, insiste Bijaya Shrestha desde Amkas; refugio de trabajadoras que regresan a Nepal: ¡°El Gobierno tiene buenas intenciones, pero genera m¨¢s ilegalidades¡±. Shrestha hace referencia al reciente veto impuesto por Nepal a empleadas del sector dom¨¦stico en los pa¨ªses del Golfo. Antes ya se restringi¨® la edad m¨ªnima para obtener permisos de trabajo, sin evitar el ¨¦xodo de 20.000 mujeres en 2017. ¡°Desde que hay l¨ªmites a los permisos [de empleo], viajo por periodos de tres meses con visados de turista con agencias no registradas¡±, explica Sabina Sahi, de 27 a?os y quien ha trabajado como bailarina en Dubai, Sud¨¢frica y Catar. ¡°Nos dan 100.000 rupias [787 euros] por adelantado. Pero tenemos que devolver el dinero como sea, incluso durmiendo con los clientes. Por suerte, yo nunca he tenido que hacerlo¡±, confiesa Sabina, que espera a que su beb¨¦ de a?o y medio crezca para volver a emigrar en busca de trabajo como bailarina.
La ONU ha denunciado la medida del Gobierno de Nepal por ser origen del ¡°tr¨¢fico de personas¡± a India; pa¨ªs con el que comparte frontera abierta y usado por agentes como puente a empleos fraudulentos. ¡°Pagu¨¦ 30.000 rupias a un funcionario para que me llevase a Kuwait, aunque estaba prohibido¡±, relata M. G, que regres¨® a Nepal hace poco menos de un a?o; embarazada del agente que fue su violador. ¡°Solo trabaj¨¦ tres meses como limpiadora en una casa en Kuwait. Cuando mis empleadores notaron mi estado, me enviaron de vuelta¡±, resume, obviando los seis meses de secuestro en India. Cuando aterriz¨® en el aeropuerto de Katmand¨², uno de los trabajadores sociales de Amkas la rescat¨® del c¨ªrculo vicioso que espera a las mujeres de zonas rurales en la capital nepal¨ª, como empleadas en alguno de los prost¨ªbulos de la zona centro de la ciudad.
¡°Casi todas las mujeres que rescatamos proceden de las zonas monta?osas de Nepal. Regresan mentalmente destrozadas y no conocen la realidad de Katmand¨², por lo que acaban siendo presas de las redes de tr¨¢fico tambi¨¦n aqu¨ª¡±, explica Bijaya Shrestha, cuyo refugio acogi¨® a unas 225 mujeres en solo 10 meses. Algunas embarazadas como M. G.; cuyo beb¨¦ fue dado en adopci¨®n y quien teme volver a su pueblo en la frontera con China, donde solo le esperan los usureros y el rechazo de su comunidad. En vez de prohibiciones, Shrestha exige a Nepal que ratifique la Convenci¨®n sobre Trabajo Dom¨¦stico y que revise la Ley de Empleo en el Extranjero. La legislaci¨®n actual ignora a las trabajadoras migrantes, aunque ellas aportan el 11% del total de las remesas que sostienen el PIB de Nepal; dependiente del empleo irregular y explotador en el extranjero.
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