Por qu¨¦ no debes obligar a tu hijo a dar besos
Forzar a los menores a tener contacto f¨ªsico al saludar provoca situaciones de ansiedad en los m¨¢s peque?os
La escena es de sobra conocida por todos aquellos que conviven con un ni?o: dos adultos y un menor se encuentran en la calle y, tras los pertinentes saludos por parte de los m¨¢s mayores, el peque?o se niega a dar un beso para saludar. ¡°Juanito, venga, dale un beso a Pedro, no seas malo¡±, dice el padre o madre del ni?o, quien finalmente acepta al verse coaccionado. A partir de ah¨ª, las reacciones del menor pueden ser diversas: desde limpiarse el beso que le acaban de dar, hasta esconderse detr¨¢s de las piernas de su progenitor avergonzado por haber hecho algo que no quer¨ªa.
A pesar de que este gesto es percibido por los mayores como una convenci¨®n social m¨¢s, obligar a los menores a saludar de acuerdo con estos c¨¢nones establecidos puede mandar un mensaje da?ino. ¡°Si obligamos a un ni?o a dar un beso puede asociar que siempre tiene que hacer lo que le digan los adultos, dando lugar a que el ni?o no sepa diferenciar el tipo de beso o de abrazo que le est¨¢n dando¡±, asegura Teresa Arias, escritora del libro El secreto de Blef, b¨¦same si quieres quiero. A trav¨¦s de la historia de Blef Arias trata de explicar, tanto a padres como a hijos, que dar besos a los dem¨¢s es algo muy personal que solo debe hacerse si realmente se quiere y no porque est¨¦ bien visto, o porque tenga que ser as¨ª.
¡°Al obligar a los ni?os a saludar a un adulto que no conocen o a alguien que conocen, pero al que en ese momento no quieren dar un beso, les estamos exponiendo a que tengan un menor control sobre su cuerpo ante posibles abusos¡±, apunta la psic¨®loga Macarena Ch¨ªa del instituto Galene. En este punto la psic¨®loga y psicoterapeuta Alicia Gadea, del centro sanitario Lagasca en Madrid, a?ade: ¡°Si las principales figuras de apego obligan al menor a entrar en contacto con otra persona de una manera en la que el ni?o no quiere. Este puede llegar a pensar que hay algo que no est¨¢ haciendo bien, o incluso que ¨¦l no est¨¢ bien, llegando a la conclusi¨®n de que se relaciona mal o no sabe relacionarse con los dem¨¢s¡±.
Sin embargo, a nadie se le escapa que, los padres, lejos de querer poner a los ni?os en peligro o hacerles sentir mal, apremian a sus v¨¢stagos porque ellos tambi¨¦n se ven presionados por el qu¨¦ dir¨¢n y si pensar¨¢n que su hijo es un maleducado por no querer saludar. Gadea explica que a los adultos les resulta dif¨ªcil comprender esta angustia porque para ellos el contacto f¨ªsico con los otros no supone un problema ni una amenaza. Pero a los ni?os, bien sea porque son m¨¢s retra¨ªdos o por verg¨¹enza, estas situaciones pueden provocarles un doble malestar: por la situaci¨®n en la que se encuentran y por saber que van a ser criticados por sus padres al no reaccionar como se espera de ellos. Por ello, Gadea apunta que es necesario conocer a nuestros hijos y respetar sus tiempos de vinculaci¨®n con los dem¨¢s.
Pero, ?c¨®mo pueden solucionar los padres ese primer momento en el que el ni?o se niega a dar dos besos para saludar? Ante estas situaciones Ch¨ªa y Arias aconsejan a los padres que lo mejor es ofrecer alternativas a los besos con las que los peque?os se sientan m¨¢s c¨®modos. ¡°Chocar la mano es una buena opci¨®n en estos casos. Implica menos contacto con la otra persona y por parte del ni?o puede verse como un gesto m¨¢s divertido¡±, apunta Ch¨ªa. Arias coincide con ella: ¡°Ese choque de manos es m¨¢s f¨¢cil para ellos. Adem¨¢s, que lo ver¨¢n como una imitaci¨®n de los gestos de los mayores¡±.
Sin embargo, en ocasiones los ni?os se niegan a saludar, incluso con esas alternativas encima de la mesa. En esos momentos, asegura Ch¨ªa, lo mejor es dejar que el ni?o no salude, ya que es la ¨²nica manera de que no se sienta inc¨®modo, y los padres tendr¨¢n que explicar al otro adulto lo que sucede. Una simple frase como: ¡°Mira es que hoy Manolito no quiere darte un beso, igual dentro de un rato te lo quiere dar¡±, es para ella una buena manera de normalizar la situaci¨®n y hacer ver al peque?o que sus padres respaldan su decisi¨®n. Seg¨²n explica Ch¨ªa, de esta manera, estamos dejando en manos de los ni?os la decisi¨®n y les estamos ense?ando que no siempre tienen que complacer a todo el mundo, una valiosa lecci¨®n para su desarrollo como adultos.
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