Annie Leibovitz desempolva lo mejor de su archivo

¡°Tienes que esperar hasta que te mueres. Entonces s¨ª, estar¨¢ bien¡±. A un paso de cumplir los 70 (el pr¨®ximo 2 de octubre), Annie Leibovitz no es que piense ya en la muerte. Pero la ronda como una sombra la realidad de su situaci¨®n: la de una artista veterana que ha elegido la fotograf¨ªa como medio de expresi¨®n y, por eso mismo, es observada con cierto desd¨¦n desde las altas instancias del arte. ¡°Mira por lo que tuvo que pasar Richard Avedon, siempre le hicieron sentirse avergonzado por publicar en revistas¡±, contin¨²a, refiriendo al maestro de la imagen de moda, h¨¦roe personal desde sus d¨ªas de estudiante. Suerte que la exposici¨®n que inaugura el s¨¢bado en la galer¨ªa Hauser & Wirth de Los ?ngeles haya sido tramada para cambiar esa percepci¨®n.

Annie Leibovitz. The Early Years, 1970-1983: Archive Project No. 1 no es una retrospectiva al uso, o no solo. Tambi¨¦n (o sobre todo) es la reivindicaci¨®n del trabajo de una artista cuya obra explica el ¨²ltimo medio siglo. ¡°Merece ser contextualizada como una de las grandes creadoras del siglo, junto a pintores y escultores¡±, arguye Marc Payot, socio y vicepresidente de la galer¨ªa, abanderada en representar la fotograf¨ªa como producto cultural. ¡°Siempre he pensado en mi trabajo como arte. Yo s¨¦ lo que soy¡±, zanjaba por su parte la interesada en?The New York Times.

En realidad, la muestra se vio hace un par de a?os en la Fundaci¨®n LUMA de Arl¨¦s (Francia), como parte del programa Living Archive, que integra diversas formas de creaci¨®n ¡ªcine, danza, dise?o, fotograf¨ªa¡ª desde 2011. Ahora la propia Leibovitz se ha ocupado de seleccionar cada una de sus algo m¨¢s de 4.000 instant¨¢neas, realizando la edici¨®n gr¨¢fica de lasm¨¢s significativas de sus primeros tres lustros de carrera.

¡°No ten¨ªa ni idea de lo que podr¨ªa suponer abrir semejante caja de Pandora¡±, concede la fot¨®grafa al diario. ¡°Me habr¨ªa encantado ser Cartier-Bresson en tan decisivo momento. La idea era transmitir una sensaci¨®n abrumadora, contemplar las fotograf¨ªas no de manera individual, sino como un todo, como una peque?a pel¨ªcula sin fin¡±.

Anna-Lou Leibovitz (Waterbury, Connecticut, 1949) compr¨® su primera c¨¢mara en verano de 1968, a poco de empezar a estudiar en el Instituto de Arte de San Francisco. Quer¨ªa ser profesora de pintura. Hasta que Avedon, Robert Frank y Henri Cartier-Bresson le salieron al paso en una de las clases. Con fotos que tom¨® en un kibutz israel¨ª el a?o siguiente, se present¨® en la redacci¨®n de Rolling Stone, entonces faro contracultural no solo musical, sino tambi¨¦n social y pol¨ªtico.

¡°La verdad es que no sab¨ªa lo que hac¨ªa. Solo me dej¨¦ llevar¡±, dice Leibovitz. ¡°De joven, ten¨ªa miedo de obsesionarme y volverme loca. Ahora lo veo como una se?al, y esta exposici¨®n es mi manera de decirles a los j¨®venes fot¨®grafos que, tarde o temprano, uno encuentra su camino¡±. El suyo no ha estado sembrado de rosas, en parte por esa obsesi¨®n confesa que le sirvi¨® tanto para sumergirse hasta lo m¨¢s profundo de historias y personajes que retrataba como para dejarse arrastrar por la situaci¨®n.

De su periplo como fotorreportera de la gira estadounidense de The Rolling Stones, en 1975, no solo quedan las que, probablemente, sean las im¨¢genes m¨¢s honestas y vulnerables de la banda brit¨¢nica, sino tambi¨¦n una espiral de sexo, drogas (duras) y rock & roll dif¨ªcil de superar. ¡°Trabajando en Rolling Stone, la droga era cultura; la coca¨ªna, nuestro combustible¡±, reconoc¨ªa Leibovitz en el documental Life Through A Lens, dirigido por su hermana Barbara a instancias de la cadena PBS en 2018. ¡°Era una adicta total cuyo cuerpo fue depositado sin ceremonias a las puertas del hospital por su camello en m¨²ltiples ocasiones¡±, refiere Jann Wenner, fundador de la revista que le dio su primer empleo, en su escandalosa biograf¨ªa, Sticky Fingers (Canongate Books, 2017).

¡°Desear¨ªa haber sido m¨¢s lista¡±, confesaba cuando inaugur¨® su muestra Women: New Portraits, encargo del banco UBS, en 2016. Es, quiz¨¢, su forma de explicar/exculpar sus vicisitudes, como cuando estuvo al borde de la ruina y el desahucio, en 2009, incapaz de hacer frente al pr¨¦stamo millonario que hab¨ªa pedido para reformar su residencia de Manhattan. Su financiera la amenaz¨® incluso con quedarse con los derechos de su obra. ¡°Voy a tener que enviar a mis hijas a una escuela de negocios, para que no repitan mis errores¡±, bromeaba a costa de sus reto?os, Sarah Cameron (que tuvo en 2001, a los 52 a?os, por inseminaci¨®n artificial), y las gemelas Susan y Samuelle (por gestaci¨®n subrogada, en 2005).

Instalada desde los 80 como retratista de la m¨¢s glamurosa celebridad, Leibovitz tiene ahora la oportunidad de reencontrarse con su esencia en esta muestra (hasta el 14 de abril). ¡°Soy artista y siento como tal¡±, sentencia. ¡°Lo ¨²nico que me ha preocupado siempre es la creaci¨®n¡±.