Hacia un mundo sin pl¨¢stico
?Qu¨¦ medidas locales, metropolitanas y nacionales se proponen para frenar el uso del pl¨¢stico?
El impacto ambiental que genera la mala gesti¨®n del pl¨¢stico ha favorecido la aparici¨®n de muchas respuestas locales que buscan minimizar este problema a nivel global; desde la reaparici¨®n y reinvenci¨®n de los mercados tradicionales de toda la vida ¨Csiempre fieles a preservar lo org¨¢nico, natural y ecol¨®gico¨C hasta los nuevos supermercados que siguen el movimiento Zero Waste (cero residuos).
La ciudad de Berl¨ªn fue la pionera en albergar un concepto de supermercado que busca reducir los residuos pl¨¢sticos; se trata de la iniciativa Original Unverpackt, creada por Milena Glimbovski y Sara Worlf, que, tras conseguir la inversi¨®n necesaria a trav¨¦s de una campa?a de crowdfunding alemana, lograron abrir un espacio Zero Waste. Este espacio ofrece una experiencia diferente para el consumidor, es decir, acabar con los largos estantes de productos que prometen la vida eterna y proporcionar honestidad y transparencia en los productos que ofrecen. Se promueve la compra a granel y el uso de recipientes, bolsas o botellas personales para almacenar lo que se quiere adquirir.
?msterdam fue otra de las ciudades pioneras en abrir una cadena de supermercados ecol¨®gicos ofreciendo productos naturales, libres de pl¨¢stico. Se trata de los establecimientos Ekoplaza abiertos gracias al apoyo de distintas organizaciones sin ¨¢nimo de lucro, como A Plastic Planet. Hoy en d¨ªa, cerca de un centenar de supermercados ecol¨®gicos ya funcionan por toda Holanda.
We are ready for more sustainable consumption. ¡®Original Unverpackt¡¯ is the first zero-waste supermarket.
— CStore News. Noticias de CStore (@CStoreNews_) December 10, 2017
@originalunverpackt #eCanter #eFUSO pic.twitter.com/BN5K0yIRUB
De una manera similar, Yes Future positive supermarket lleg¨® a Barcelona con la intenci¨®n de luchar tambi¨¦n por un desarrollo sostenible y sustentable. Bajo el movimiento Zero Waste, este supermercado persigue minimizar el problema medioambiental que genera el uso excesivo del pl¨¢stico. As¨ª, siguiendo el modelo alem¨¢n y holand¨¦s, se fomenta la compra de productos a granel (miel, pan, frutos secos, cereales, legumbres, detergente ecol¨®gico¡) y la posibilidad de que el mismo comprador traiga su propio recipiente.
Y es que, para hacernos una idea, una persona puede generar al a?o hasta seis veces su peso en basura (teniendo en cuenta desperdicios de comida, aparatos electr¨®nicos, latas, envases¡). Dicho de otro modo, en Espa?a se generan unos 21 millones de toneladas de desperdicios al a?o y, a mayor escala, en el mundo se contabilizan m¨¢s de 3,5 millones de toneladas de desechos al d¨ªa, seg¨²n datos del Banco Mundial del Desarrollo.
Es por este motivo que ya son muchos los pa¨ªses que han prohibido el uso, venta o importaci¨®n de bolsas y botellas de pl¨¢stico de un solo uso, como Vanuatu, Taiwan, Marruecos, Ruanda o Kenia. Otros, han anunciado la prohibici¨®n total del poliestireno expandido (utilizado principalmente en contenedores de alimentos), como Zimbabwe, por ejemplo, ya que este material tarda casi un mill¨®n de a?os en descomponerse.
A pesar de que, en Espa?a, as¨ª como en el Reino Unido, el reciente impuesto a las bolsas pl¨¢sticas ha dado buenos resultados en la reducci¨®n de circulaci¨®n de millones de bolsas pl¨¢sticas, no se ha introducido aun su prohibici¨®n. De todos modos, Reino Unido prev¨¦ en un futuro cercano la prohibici¨®n de las pajitas de pl¨¢stico, agitadores y bastoncillos de algod¨®n tal y como ya lo han implementado otras ciudades como Malibu o Seattle, las cuales tambi¨¦n proh¨ªben la utilizaci¨®n de cubiertos de pl¨¢stico. Ya en 2016, Hamburgo estableci¨® por ley la prohibici¨®n de las c¨¢psulas de caf¨¦ de pl¨¢stico no reciclable en los edificios gubernamentales. Adem¨¢s de haber razones ¨¦ticas, estas c¨¢psulas contienen una mezcla de pl¨¢stico y aluminio muy contaminante que imposibilita su reciclaje. Adem¨¢s, la complejidad del empaque de las c¨¢psulas combinado con los restos del desecho del caf¨¦ hace que sean envases muy dif¨ªciles de procesar en las plantas recicladoras.
A pesar de que muchas iniciativas ya est¨¢n tomando fuerza en toda Europa, el pasado junio de 2018, Nueva Zelanda dio un gran paso adelante en materia de sostenibilidad y medio ambiente ya que doce multinacionales y muchas empresas de producci¨®n local se agruparon con los ministerios de medio ambiente para firmar La declaraci¨®n de Embalajes Pl¨¢sticos de Nueva Zelanda. Esta declaraci¨®n consiste en un compromiso por parte de los productores de hacer posible que todos los envases y etiquetas de sus tiendas sean 100 % reutilizables, reciclables y compostables para el a?o 2025.
Esta declaraci¨®n se basa en la econom¨ªa circular, que, tal y como la define Ellen MacArthur Foundation ¡°consiste en un ciclo continuo de desarrollo positivo que conserva y mejora el capital natural, optimiza el uso de los recursos y minimiza los riesgos del sistema al gestionar una cantidad finita de existencias y unos flujos renovables. Adem¨¢s, funciona de forma eficaz en todo tipo de escala¡±.
As¨ª es como se puso en marcha en Nueva Zelanda la campa?a Food in the nude (Alimentos desnudos) para eliminar los envases de pl¨¢stico que envuelven los alimentos frescos en la mayor¨ªa de establecimientos que firmaron esta declaraci¨®n. A pesar de que los precios de los productos aumentaron considerablemente, se dise?aron distintos tipos de bandejas reciclables, donde se evita desviar m¨¢s de 80 millones de residuos pl¨¢sticos al a?o a los vertederos del pa¨ªs.
Seg¨²n el estudio titulado La econom¨ªa del pl¨¢stico realizado por el Foro Econ¨®mico Mundial, el peso de residuos pl¨¢sticos abandonados en el mar podr¨ªa superar en 2050 el peso de los peces de todo el oc¨¦ano. Esto, si no cambian los h¨¢bitos en materia de desechos y gesti¨®n integral de residuos. Con este escenario, es necesario que consumidores, industria y gobierno tomen acci¨®n ya que todav¨ªa hay tiempo para revertir esta situaci¨®n.
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