Un centro penitenciario en Panam¨¢ que es modelo mundial de reciclaje
La c¨¢rcel de La Joyita implementa desde 2015 un innovador programa llamado EcoS¨®lidos que ha mejorado la higiene y el estado de ¨¢nimo de los presos
La c¨¢rcel paname?a de La Joyita implementa desde 2015 un innovador programa de reciclaje, llamado EcoS¨®lidos, propuesto por los presos. Este mecanismo de control de desechos no solo ha mejorado la higiene en el centro penitenciario, sino que ha influido de manera positiva en el estado de ¨¢nimo de las personas que trabajan en el lugar o lo visitan con frecuencia.
Al pasar el puesto de control, un camino angosto me lleva al complejo penitenciario de La Joya en Panam¨¢. Impone respeto ver la magnitud de los galerones y las torres de control, rodeados por malla de alambre. Sin embargo, lo que me espera dentro es algo muy distinto de la dura vista del exterior de la c¨¢rcel de La Joyita, la primera de las tres que componen el complejo.
Al entrar, percibo el centro de detenci¨®n como un lugar en donde, a pesar de que las personas viven privadas de su libertad, se han dado a la tarea de hacer suyo el espacio y adaptarlo para que les resulte menos hostil. Basta con ver los murales pintados en las paredes de los pabellones para darse cuenta de que hay un ambiente de colaboraci¨®n, y eso comenz¨® cuando las personas decidieron enfocarse en un objetivo com¨²n: tener una c¨¢rcel libre de basura.
Tengo la oportunidad de hablar con ?ric Jim¨¦nez, que lleva cuatro a?os trabajando como custodio en La Joyita. ?l se encarga de vigilar a las 500 personas que participan en la planta de reciclaje de EcoS¨®lidos, que manejan los presos. Su rutina consiste en acompa?arlos desde los pabellones a las instalaciones, observar que las actividades se realicen en orden, y llevarlos de vuelta a sus pabellones terminada su jornada laboral.
Jim¨¦nez cuenta que ha tenido esa responsabilidad desde el inicio del programa y observa sorprendido un mejor ambiente de La Joyita. Me comenta que ha presenciado con satisfacci¨®n c¨®mo un peque?o proyecto para reutilizar botellas de pl¨¢stico creci¨® hasta consolidarse y adquirir una nueva dimensi¨®n con una planta de reciclaje, un huerto y un vivero en La Joyita.
Para ?ric no resulta f¨¢cil tener a tantas personas a su cargo, pero le motiva el giro que ha dado la mentalidad de los privados de libertad. Es una persona seria, permanentemente atenta, pero siempre amable.
¡°Han cambiado la perspectiva y la visi¨®n de cada interno y de mi persona. Los he visto evolucionar. He visto que tienen un cambio. Se esfuerzan por hacer las cosas bien: salen de su pabell¨®n; trabajan; laboran; se ganan su d¨ªa de trabajo para despu¨¦s ganarse su libertad,¡± me explica mientras vigila de reojo lo que sucede a su alrededor.
Al igual que ?ric, varias de las personas que conocieron el antes y el despu¨¦s del inicio del programa de reciclaje EcoS¨®lidos y de los proyectos que se han derivado de ¨¦l, hablan de un cambio hacia un ambiente m¨¢s armonioso, con mayor motivaci¨®n y entusiasmo entre quienes conviven en el centro penal.
?Qu¨¦ ganan los presos con reciclar?
Si bien, muchos de los presos se sienten privilegiados por el simple hecho de poder trabajar al aire libre en vez de quedarse anquilosados en el reducido espacio de los oscuros pabellones de La Joyita, las personas que est¨¢n en EcoS¨®lidos no trabajan gratis.
Los detenidos pueden conmutar dos d¨ªas de trabajo por uno de sentencia
Cuando la Direcci¨®n General del Sistema Penitenciario de Panam¨¢ reconoci¨® la oportunidad que representaba que las personas privadas de libertad dedicaran su tiempo a hacer de la basura algo ¨²til, permiti¨® que los detenidos pudieran conmutar dos d¨ªas de trabajo por uno de sentencia, lo que les dio la esperanza de reducir un a?o de sentencia a cinco meses con 22 d¨ªas.
Adem¨¢s de poder reducir sus condenas, los part¨ªcipes de EcoS¨®lidos tienen la oportunidad de aprender y desarrollar habilidades nuevas, ¨²tiles para reintegrarse a la sociedad, lo que hace que se interesen m¨¢s y sean m¨¢s disciplinados. De acuerdo con su conocimiento previo, se distribuyen entre ellos las tareas de separar la basura reciclable, preparar compostas, fabricar artesan¨ªas, sembrar y cosechar.
Jos¨¦, uno de los privados de libertad que est¨¢ involucrado en EcoS¨®lidos, se dedica a hacer florecer EcoSiembra, un huerto que aprovecha la composta elaborada a partir de la basura org¨¢nica recolectada en el penal. Caminando juntos por el huerto que ha adoptado como suyo, me cuenta las historias de c¨®mo consigui¨® cada semilla que ha sembrado y las propiedades de cada hierba.
Jos¨¦ ha visto crecer en su parcela berros, romero, hojas de lim¨®n y hasta chiles mexicanos. Al empezar en el proyecto, Jos¨¦ desconoc¨ªa todo sobre agricultura. Ahora, se jacta de haber sido el primer privado de libertad en hacer crecer ¨¢rboles de pl¨¢tano en una c¨¢rcel paname?a. ¡°Soy el primer detenido en el complejo de La Joya en meter una semilla de pl¨¢tano y verla dar fruto¡±, me dice con orgullo, rodeado de ¨¢rboles de pl¨¢tano.
Un programa dif¨ªcil de replicar
Cuando el Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja (CICR) comenz¨® a trabajar en la c¨¢rcel de La Joyita para mejorar las condiciones de las personas privadas de libertad, se interes¨® profundamente por la iniciativa. Desde entonces, ha patrocinado materiales, dado apoyo t¨¦cnico, y se ha encargado de difundir las bondades de la iniciativa para conseguir asociados que ofrezcan oportunidades a los detenidos al terminar sus sentencias.
El ¨¦xito del programa ha inspirado tambi¨¦n al CICR a pensar en trabajar con otros sistemas penitenciarios para desarrollar proyectos similares. Sin embargo, de acuerdo con Sebasti¨¢n Bustos, delegado de Protecci¨®n del Comit¨¦, una de las razones por las que resulta profundamente complicado replicar el programa en otros pa¨ªses e incluso en otras c¨¢rceles de Panam¨¢, es que la iniciativa surgi¨® de las mismas personas privadas de libertad. No ha sido impuesto por nadie. Fue una idea 100% desarrollada por los habitantes de la c¨¢rcel.
La Joyita alberga alrededor de 4.000 personas, lo que representa numerosos desaf¨ªos para las autoridades penitenciarias paname?as. Sin embargo, el ¨¦xito en el control de los desechos s¨®lidos da pie a que estos retos se aborden en un ambiente cooperativo, lleno de deseos de superaci¨®n entre las personas privadas de libertad que apoyan EcoS¨®lidos.
Tras dejar EcoS¨®lidos, que se encuentra al fondo del centro penitenciario, el contraste con los pabellones me resulta abrumador. Los privados de libertad pasan la mayor parte de su tiempo en galerones oscuros, donde los espacios son reducidos. Aun as¨ª, mi impresi¨®n final es que los participantes del programa han logrado contagiar a sus compa?eros del optimismo que produce poder trabajar en algo que les da prop¨®sito y mejora sus condiciones de vida.
Francisco Jos¨¦ D¨ªaz Pinelo es oficial de comunicaci¨®n del Comit¨¦ Internacional de Cruz Roja (CICR) para M¨¦xico y Centroam¨¦rica.
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