El manuscrito de Einstein con la teor¨ªa que intentaba explicar todo el universo sale a la luz
Escritos in¨¦ditos del cient¨ªfico se exhiben en Jerusal¨¦n en el 140? aniversario de su nacimiento
Manuscritos desconocidos con notas matem¨¢ticas y un texto in¨¦dito de Albert Einstein sobre la teor¨ªa con la que intentaba explicar todo el universo se exhiben desde este mi¨¦rcoles en la Universidad Hebrea de Jerusal¨¦n, que el cient¨ªfico de origen alem¨¢n contribuy¨® a fundar. Los responsables del campus m¨¢s prestigioso de Israel, custodios del archivo del padre de la teor¨ªa de la relatividad, los han sacado a la luz con motivo del 140? aniversario de su nacimiento tras haberlos adquirido a un coleccionista de Carolina del Norte (EE UU). Se trata de investigaciones y escritos entre los que destaca el ap¨¦ndice a un estudio presentado ante la Academia Prusiana de Ciencia en 1930 sobre la teor¨ªa del campo unificado, por la que Einstein pretend¨ªa probar que la gravedad y el electromagnetismo son manifestaciones de un mismo campo de fuerza.
Los intentos del premio Nobel de F¨ªsica (1921) por establecer una gran hip¨®tesis que explicara todo el universo, a los que dedic¨® las tres ¨²ltimas d¨¦cadas de su vida, fueron infructuosos. ¡°Las conexiones cient¨ªficas de sus c¨¢lculos a¨²n no est¨¢n claras¡±, resalta una portavoz de la Universidad Hebrea, ¡°pero forman parte de su trabajo para integrar todas las fuerzas de la naturaleza en una sola teor¨ªa¡±. En tres cartas escritas en 1916, sin embargo, anticip¨® estudios sobre la absorci¨®n y la emisi¨®n de la luz por los ¨¢tomos. Una ¡°gloriosa idea¡±, seg¨²n sus propias palabras, que m¨¢s adelante sentar¨ªa las bases de la tecnolog¨ªa del l¨¢ser.
Los 110 manuscritos en alem¨¢n que exhibe ahora el Archivo Albert Einstein, la mayor¨ªa de los cuales no eran conocidos por el p¨²blico, se suman a los m¨¢s de 8.000 art¨ªculos y objetos legados por el cient¨ªfico que revolucion¨® la f¨ªsica. ¡°En estos documentos se refleja c¨®mo operaba su pensamiento y la manera en que trabajaba¡±, se?al¨® a Reuters el profesor Hanoch Gutfreund, exrector de la Universidad Hebrea. ¡°Los res¨²menes de sus notas muestran que cuando le asaltaba una idea se pon¨ªa inmediatamente a estudiarla y a analizar sus consecuencias¡±.
Los trabajos acad¨¦micos, medallas y diplomas oficiales comparten espacio con fotograf¨ªas y cartas privadas. En la actual muestra de Jerusal¨¦n hay varios ejemplos de esta correspondencia personal que ayudan a comprender mejor el perfil humano y pol¨ªtico de su autor.
En una premonitoria misiva escrita tras la muerte de su amigo de juventud, el ingeniero suizo Michele Basso, se dirig¨ªa as¨ª a sus familiares en Ginebra: ¡°?l se ha ido ahora de este extra?o mundo, un poco antes que yo. Esto no tiene ning¨²n significado. La gente que, como nosotros dos, cree en la f¨ªsica sabe que discernir entre el pasado, el presente y el futuro es solo una ilusi¨®n obsesiva¡±. Einstein muri¨® el 18 de abril de 1955, un mes despu¨¦s del funeral de que fuera su compa?ero de estudios en el Instituto Polit¨¦cnico de Z¨²rich.
¡°M¨¢s de 50 a?os de indagaciones no me han servido para acercarme a las inc¨®gnitas que rodean a las part¨ªculas de la luz¡±, reflexionaba en voz alta en otra de sus cartas sobre la naturaleza cu¨¢ntica de la luz. ¡°Ahora cualquier necio cree tener la respuesta, pero solo se est¨¢ enga?ando a s¨ª mismo¡±.
Nacionalizado suizo, Einstein dej¨® Alemania en 1932 poco antes del ascenso del nazismo al poder y se instal¨® en Estados Unidos, pa¨ªs que le concedi¨® la ciudadan¨ªa. Poco despu¨¦s de recibir el premio Nobel, visit¨® la Palestina bajo mandato brit¨¢nico dentro de una gira internacional, pero no lleg¨® a viajar a Israel, fundado en 1948, a pesar de que su entonces l¨ªder, el primer ministro David Ben Guri¨®n, le ofreci¨® la presidencia del Estado jud¨ªo. Cumplidos ya los 73 a?os, Einstein declin¨® la oferta del cargo.
En 1935 le escribi¨® a su hijo Hans Albert, quien por entonces a¨²n viv¨ªa en Suiza, para expresarle su inquietud ante el peligro de que estallara una nueva guerra en Europa. ¡°Leo con un punto de preocupaci¨®n sobre el auge de movimientos en Suiza auspiciados por los bandidos [nazis] alemanes. Pero creo que incluso en Alemania las cosas est¨¢n esperando a cambiar lentamente. Esperemos que no se produzca otra guerra en Europa¡±, rezaba la carta ahora expuesta en Jerusal¨¦n. Sus predicciones pol¨ªticas resultaron ser m¨¢s inexactas que sus teor¨ªas cient¨ªficas.
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