Los grandes simios saben si les est¨¢n haciendo un ¡®robado¡¯
La reacci¨®n de los chimpanc¨¦s ante las c¨¢maras trampa sorprende a los cient¨ªficos
En los ¨²ltimos a?os, la ciencia que estudia a los grandes simios ha hecho grandes descubrimientos y fascinantes hallazgos: chimpanc¨¦s que castigan a un tirano, orangutanas que hablan del pasado a sus cr¨ªas, tradiciones culturales en peligro... Pero como toda ciencia, estos logros se cimientan en un trabajo arduo, sistem¨¢tico y disciplinado. Es f¨¢cil imaginar a las tres grandes primat¨®logas, Birut¨¦ Galdikas (orangutanes), Diane Fossey (gorilas) y Jane Goodall (chimpanc¨¦s), sentadas horas y m¨¢s horas entre la maleza con su cuaderno de notas para describir cada comportamiento de estos animales.
Aun as¨ª, hay muchas conductas que se perder¨ªan para siempre porque no hay ojos para mirarlas, si no fuera por las c¨¢maras trampa. Los cient¨ªficos pueden colocarlas donde les resulte interesante, como un entorno en el que los chimpanc¨¦s acuden a realizar un extra?o ritual con piedras (ver v¨ªdeo m¨¢s abajo). Cuando llegue all¨ª un chimpanc¨¦, la c¨¢mara empezar¨¢ a grabar lo que haga y permitir¨¢ su estudio posterior.
Pero, ?influye ese aparato all¨ª colocado en el comportamiento de los grandes simios? Para contestar esta pregunta los cient¨ªficos han revisado las reacciones de bonobos, chimpanc¨¦s y gorilas salvajes al toparse por primera vez con uno de esos aparatos. El resultado ha sorprendido al equipo de Ammie Kalan del Instituto Max Planck de Antropolog¨ªa Evolutiva, que publica un estudio en Current Biology. Cada una de estas especies reacciona a su manera ante ese objeto extra?o, pero no cabe duda de que todos notan su presencia desde el primer momento. No hay forma de hacerle un robado a un bonobo pill¨¢ndole desprevenido la primera vez que pasa ante la c¨¢mara.
"Las diferentes conductas dentro y entre las especies hacia los elementos desconocidos podr¨ªa ser problem¨¢tica cuando se trata de recopilar datos precisos de monitoreo", reconoce Kalan por correo electr¨®nico. Pero a?ade: "Para frenar este efecto, valdr¨ªa la pena realizar un per¨ªodo de familiarizaci¨®n, en el que los animales salvajes puedan acostumbrarse a los nuevos elementos". Como en los realities, para conseguir espontaneidad hay que esperar a que los habitantes de la casa-plat¨® se acostumbren a las c¨¢maras y se olviden de que est¨¢n all¨ª. "Algunos de nuestros resultados sugieren que se vuelven insensibles a la novedad una vez que est¨¢n m¨¢s familiarizados con los objetos novedosos", explica la primat¨®loga. Por ejemplo, los simios que viven cerca de los enclaves en los que trabajan los investigadores se sorprend¨ªan menos al ver una c¨¢mara, lo que sugiere que por la simple exposici¨®n a objetos humanos es probable que se terminen acostumbrando.
Las diferencias entre especies tambi¨¦n son llamativas y han descolocado a los cient¨ªficos con respecto a lo que presupon¨ªan. "Los grupos de bonobos y gorilas demostraron un mayor impulso a mirar hacia la c¨¢mara en comparaci¨®n con los chimpanc¨¦s, lo que sugiere una mayor atenci¨®n visual y curiosidad", concluyen en el estudio. Los bonobos tambi¨¦n eran m¨¢s propensos a mostrar alarma y otras conductas temerosas, aunque esas respuestas neof¨®bicas (de aprensi¨®n a algo nuevo) eran generalmente raras.
"Nos sorprendieron espec¨ªficamente las diferencias en las reacciones que observamos entre los chimpanc¨¦s y los bonobos. Ya que son especies hermanas y casi comparten la misma composici¨®n gen¨¦tica, esper¨¢bamos que reaccionaran de manera similar, pero no fue el caso". Los cient¨ªficos esperaban mayor inter¨¦s por parte de los chimpanc¨¦s, dado que est¨¢n m¨¢s habituados a buscar e interactuar con elementos novedosos por lo variado de su h¨¢bitat y su dieta, que incluye monos peque?os, por ejemplo, mientras que bonobos y gorilas se centran en dietas herb¨ªvoras m¨¢s mon¨®tonas.
Sin embargo, los chimpanc¨¦s casi no prestaron atenci¨®n a estos objetos en comparaci¨®n con las otras dos especies. "Apenas parec¨ªan notar su presencia y generalmente no se interesaban", dice Kalan. "Sin embargo, los bonobos parec¨ªan estar mucho m¨¢s preocupados por las c¨¢maras trampa; dudaban si acercarse y mantendr¨ªan la distancia".
Los simios j¨®venes mostraron un mayor inter¨¦s por estos cacharros novedosos que los adultos.?"Al igual que los ni?os humanos, necesitan obtener m¨¢s informaci¨®n y aprender sobre su entorno. Ser curioso es una forma de hacerlo", resume Kalan. Entre los adultos, las hembras fueron m¨¢s curiosas que los machos. El estudio se basa en 2.078 grabaciones de c¨¢maras trampa realizadas con 43 grupos sociales de grandes simios salvajes (13 de chimpanc¨¦s, siete de bonobos y 23 de gorilas) que nunca hab¨ªan visto antes un aparato as¨ª, en 14 enclaves diferentes en el ?frica ecuatorial.
"Las c¨¢maras trampa ya son de color oscuro, bastante peque?as y no muy visibles, pero como no se pueden tapar ni la lente ni el sensor, limita el camuflaje que se les puede poner", afirma Kalan. Y a?ade, en defensa de su uso: "Nuestro conocimiento tiende a estar limitado por la cantidad de grupos o poblaciones que podemos estudiar, pero el uso de tecnolog¨ªa de monitoreo es una forma efectiva de resolver ese problema".
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