D¨ªa del Padre: ocho novelas con la paternidad como protagonista
Libros que se alejan de la vieja imagen de que el padre es un mero espectador en el hogar. Ahora son muchos los que se ocupan de la crianza de sus hijos al 100%
Andamos perdidos los padres, como Glauco Revelli, el protagonista de El padre infiel, buscando nuestro nuevo lugar en el mundo. Desterrada la figura del padre proveedor, garante de las normas dom¨¦sticas y autoridad m¨¢xima de la potestad represiva y sancionadora; y sin referentes a los que agarrarnos, los padres vamos trastabillando, cay¨¦ndonos y volvi¨¦ndonos a levantar, en nuestro camino hacia la esfera de los cuidados y de los afectos, hasta hace no tanto vetada por nosotros mismos.
Este nuevo contexto y estas nuevas reglas del juego empiezan a tener su reflejo en la literatura. La paternidad es hoy un tema literario creciente, como demuestran los ocho t¨ªtulos de esta selecci¨®n. Tambi¨¦n con cierto prestigio, toda vez que ha dejado de ser el coto que las editoriales (buscando los ingresos f¨¢ciles) reservaban a rostros famosos que intentaban ofrecer una versi¨®n divertida de la paternidad que, sin embargo, solo provocaba verg¨¹enza ajena.
1. La Uruguaya (Libros del Asteroide): ¡°Cuando habla de la paternidad, Lucas Pereyra, el protagonista de La Uruguaya, no muestra casi ning¨²n lado positivo, y eso me cae un poco antip¨¢tico, pero era lo que estaba sintiendo ¨¦l, enceguecido por su frustraci¨®n¡±, reconoc¨ªa recientemente el escritor argentino Pedro Mairal al hablar sobre su personaje. Pero Lucas Pereyra quiere a su hijo. Y mucho, adem¨¢s. As¨ª lo expresa en esa especie de mezcla entre mon¨®logo interior y explicaci¨®n a su mujer que es la narraci¨®n de su huida hacia delante: ¡°Vos sab¨¦s que lo adoro a mi hijo. Lo quiero m¨¢s que a nadie en el mundo. Pero a veces me agota, no tanto ¨¦l sino mi constante preocupaci¨®n por ¨¦l. A veces pienso que no tendr¨ªa que haber tenido un hijo a esta edad. Es horrendo pensarlo, pero se me llen¨® la vida con un miedo que antes no ten¨ªa, miedo de que me pase algo y se quede hu¨¦rfano, que le pase algo a ¨¦l, que te pase algo a vos. Es una nueva fragilidad, un lado vulnerable que no conoc¨ªa¡±.
Premio Tigre Juan 2017, La Uruguaya, que suma ya 10 ediciones en Espa?a, se ha convertido en todo un fen¨®meno literario propagado por el boca a boca. Una novela breve, escrita para ser devorada, con grandes reflexiones sobre la paternidad, sobre la pareja, sobre c¨®mo la primera incide en la segunda y sobre esas relaciones amorosas que se estancan en un rutina que va vestida con el traje de una crisis perpetua.
2. Feliz final (Seix Barral): ¡°(¡) yo he terminado muy escaldada del modelo pap¨¢-mam¨¢-hijos-solos-frente-al-mundo, es una trampa, primero caemos en la trampa del amor y despu¨¦s en la trampa de la familia nuclear (¡) te dicen que criar en tribu es una locura subsahariana, cuando lo loco es criar a tus hijos sin ayuda, dejarlos ocho o diez horas en la guarder¨ªa, el colegio, las extraescolares, contratar a otra mujer que dej¨® a sus hijos en su pa¨ªs de origen para que por las tardes padres y madres volvamos a casa y juguemos al juego de qui¨¦n est¨¢ m¨¢s cansado y qui¨¦n tiene menos paciencia; no puede ser que el agotamiento sea nuestro estado permanente y nos quieran tan mal, y queramos tan mal, ?ngela¡±.
Sirva esta reflexi¨®n para ver hasta qu¨¦ punto la novela de Isaac Rosa y la relaci¨®n entre los dos protagonistas de la misma (?ngela y Antonio) es una radiograf¨ªa certera y maravillosa de nuestra sociedad y de la precariedad que las vidas y las relaciones familiares y de pareja adquieren en ese contexto. Narrada a dos voces, en una especie de intercambio dial¨¦ctico-epistolar entre los protagonistas, Feliz final narra de forma precisa la demolici¨®n de una pareja de la que despu¨¦s de hijos, crisis, errores y expectativas incumplidas solo quedan los escombros.
3. Un hombre enamorado (Anagrama): ¡°Unas semanas despu¨¦s de haber terminado la novela, empez¨® mi vida como padre y amo de casa (¡) Ahora bien, a pesar de todos mis esfuerzos, jam¨¢s logr¨¦ volver a entrar en la rutina diaria, siempre hab¨ªa algo m¨¢s importante. Vanja iba sentada en su carrito, mirando a su alrededor, mientras yo caminaba sin rumbo fijo por la ciudad o cavaba con una pala en el arenero (¡) Todo eso me aburr¨ªa terriblemente. (¡) Llegu¨¦ a conocer toda la oferta infantil, nada se nos qued¨® sin explorar, estuvimos en todas partes, pero a pesar del ¨¦xito que ten¨ªan mis esfuerzos, a pesar de la enorme ternura que sent¨ªa por ella, el aburrimiento y la sensaci¨®n de ociosidad eran a¨²n mayores¡±.
Pocos escritores han narrado con tanto detalle y tan prol¨ªficamente la paternidad como el noruego Karl Ove Knausg?rd. En Mi lucha, su colosal obra autobiogr¨¢fica, compuesta por seis novelas, se detiene en esta experiencia vital hasta en sus m¨¢s nimios detalles. Especial protagonismo adquiere la paternidad en Un hombre enamorado, el segundo volumen de Mi lucha, en el que Knausg?rd se transforma en Jane Lazarre y en todas esas mujeres escritoras que durante la primera infancia de sus hijos tuvieron que combinar la crianza intensiva con su deseo y su necesidad de escribir; mientras en ellas tomaba forma una ambivalencia de sentimientos que iba desde el amor m¨¢s intenso hacia sus hijos al odio m¨¢s irracional por la experiencia materna.
4. Mam¨¢ (Alfaguara): A medio camino entre la cr¨®nica period¨ªstica y las memorias, el periodista y escritor argentino Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, narra en Mam¨¢ una historia de emigraci¨®n, de destierro, de superaci¨®n, de ca¨ªdas y de nudos familiares que es imposible deshacer. Una cr¨®nica familiar memorable que se entreteje alrededor de la figura de Carmina, la madre del autor, y que nos hace sentir un Fern¨¢ndez D¨ªaz, un miembro m¨¢s de esa familia separada y devastada por un oc¨¦ano.
Y aunque la protagonista sin discusi¨®n de la novela es Carmina, en Mam¨¢ hay mucho espacio para la paternidad: la del esquivo y ego¨ªsta abuelo materno, cuya huida, a modo de ficha de domin¨® ca¨ªda, puso en marcha el resto de acontecimientos familiares; la del padre del autor, distante y fr¨ªo como lo eran los padres de hace no tanto; y la del propio autor, que se debate internamente entre el trabajo y el sentimiento de culpa por no estar m¨¢s tiempo junto a los suyos.
5. Cosas de ni?os (Errata Naturae): Salvando las distancias, Cosas de ni?os, del escritor alem¨¢n David Wagner, recuerda en parte en su estructura a la imprescindible El beb¨¦ (Marie Darrieussecq). Un libro plagado de breves y brillantes reflexiones que uno siente escritas a vuelapluma, con la imperiosa necesidad de dejar por escrito algo que acaba de suceder antes de que se olvide y pase a ser el eco de un recuerdo lejano. Un libro plagado de peque?as y humildes historias vividas por un padre al cuidado de su hija. De esas historias tan rutinarias como importantes de las que los ni?os pueblan nuestras vidas cuando nos convertimos en padres mientras que, como por arte de magia, activan la m¨¢quina de los recuerdos y de la nostalgia al provocar el reencuentro con nuestro yo ni?o.
6. Doppler (N¨®rdica): ¡°(¡) y nos lleva a una habitaci¨®n de hospital donde mi mujer descansa con un ni?o peque?o sobre el pecho. Mi ni?o. O nuestro ni?o, como se dice hoy en d¨ªa. Por supuesto que se dice as¨ª: nuestro ni?o. Un ni?o precioso, digo y lo cojo un ratito en brazos. (¡) le susurro al o¨ªdo que voy a llevarme a su hermano y emprender un viaje que puede ser largo, pero que nos veremos m¨¢s adelante, quiz¨¢s dentro de unos a?os. Tambi¨¦n le deseo que entretanto se lo pase bien. No seas demasiado aplicado, le digo. Puedes fingir que escuchas a tu madre, pero procura hacer lo contrario de lo que te diga¡±.
Esta reflexi¨®n ya lo dice todo sobre Doppler, que tras la muerte de su padre y despu¨¦s de sufrir un accidente en bicicleta decide dejar atr¨¢s su vida acomodada, a su mujer y a sus dos hijos (el tercero est¨¢ a punto de nacer), y mudarse a vivir a un bosque a las afueras de Oslo, donde adopta un alce como mascota con el que mantiene surrealistas conversaciones que son a su manera una radiograf¨ªa de la sociedad actual. Con su huida al bosque Doppler quiere dejar de ser ¡°aplicado¡±, como el define a todos los que seguimos las convenciones sociales, y demostrarnos, con mucha iron¨ªa y mucho sentido del humor, que otra forma de vivir es posible.
7. El padre infiel (Libros del Asteroide): Una mujer llora en la cocina. Entonces, dirigi¨¦ndose a su marido, dispara: ¡°Quiz¨¢ no me gusten los hombres¡±. As¨ª comienza El padre infiel, la novela en la que Glauco Revelli, el antih¨¦roe protagonista de la historia narrada por el escritor italiano Antonio Scurati, indaga en su pasado para buscar las causas de un matrimonio que se derrumba: ¡°Nuestro error hab¨ªa sido querer ser felices. Las generaciones que nos hab¨ªan precedido nunca hab¨ªan sometido el matrimonio a esa clase de hipoteca¡±.
La novela de Scurati es una aproximaci¨®n perfecta a un tipo de paternidad que a¨²n se debate entre los viejos y los nuevos modelos, a esos padres faltos de referentes que andamos perdidos en este nuevo contexto, buscando nuestro sitio. Tambi¨¦n una autopsia certera de la sociedad occidental actual, que envejece y se acerca a la muerte mientras los ni?os se convierten en un bien de lujo: ¡°La m¨¢s vistosa, y por eso mismo ignorada, evidencia de nuestra falta de generosidad con nosotros mismos, de nuestra racaner¨ªa con la vida, era nuestra infecundidad generacional (¡) tend¨ªamos a olvidar que m¨¢s all¨¢ de todo lo dem¨¢s, desde que el mundo es mundo, tener hijos era el acto principal de cualquier pensamiento de futuro¡±.
8. Manu (Pepitas de calabaza): ¡°(¡)no contaba con enamorarme cerca de los treinta, pero lo que m¨¢s da?o me hac¨ªa era no haber escrito. Necesitaba una novela o un hijo, y era tanta mi pereza delante del ordenador que me puse a follar¡±, escribe Manuel Jabois. Y de tanto follar lleg¨® un embarazo y el nacimiento de su hijo, Manu, que el periodista gallego narra con ese aire canalla tan suyo. Valga como ejemplo el fragmento en el que cuenta sin sonrojarse c¨®mo fue capaz de dormir a pierna suelta en el sof¨¢ del hospital mientras su pareja, reci¨¦n parida, intentaba calmar a un beb¨¦ que no dejaba de llorar.
En esta breve novela, uno no sabe por momentos si totalmente autobiogr¨¢fica o con licencias para la autoficci¨®n, Jabois cuenta los importantes acontecimientos que tuvieron lugar en su carrera period¨ªstica durante el transcurso de un embarazo que fue ¡°a efectos sociales una pesadez¡±. Entre correr¨ªas nocturnas, borracheras y partidas a la Play, entre muchas dosis de humor, se cuelan reflexiones cargadas de belleza. Tambi¨¦n lecciones que uno solo entiende cuando es padre: ¡°(...)aprend¨ª que un padre puede serlo todo para un hijo menos la madre que lo pari¨® durante nueve meses y todos los que vienen despu¨¦s; la madre a la que lo tiran nada m¨¢s salir para que siga unido a ella unos minutos m¨¢s y se acostumbre al calor de ella y al fr¨ªo de fuera, donde todos son forajidos¡±.
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