La biograf¨ªa de M?tley Cr¨¹e en Netflix: (m¨¢s) sexo (m¨¢s) drogas y (menos) rock and roll
'The dirt' se estrena hoy y ya la hemos visto: muestra a la banda de rock duro m¨¢s grande de los ochenta como unos descerebrados amorales
M?tley Cr¨¹e firm¨® un contrato despu¨¦s de su gira de despedida en 2014. Con el Cessation of touring agreement (Acuerdo del fin de las giras) que sellaron ante cientos de testigos se compromet¨ªan a no volver a tocar jam¨¢s en directo. Lo que no significa que no puedan seguir rentabilizando el mito de una banda que es leyenda. Leyenda por motivos que van m¨¢s all¨¢ del metal azucarado que les hizo vender alrededor de cien millones de discos.
"Era la banda m¨¢s grande de rock duro de los ochenta hasta la llegada de Guns N' Roses", en palabras del escritor, periodista y metalhead Chuck Klosterman. Tommy Lee (Grecia, 1962, bater¨ªa), Nikki Sixx (California, 1958, bajista y principal compositor del grupo) Vince Neil (California, 1961, cantante) y Mick Mars (Indiana, 1951, guitarra) se convirtieron en el ejemplo de las estrellas de rock descerebradas y salvajes. Borrachos, consumidores de toda sustancia que tuvieran a tiro y con el apetito sexual de un mandril en celo, lo raro es que sigan vivos. Sin rascar mucho m¨¢s all¨¢ de la superficie, esa es la historia que cuenta The dirt, la pel¨ªcula que Netflix estrena el 22 de marzo. Una historia que, como dicen en la pel¨ªcula, "le pudo pasar a cualquiera, pero nos pas¨® a nosotros".
Estas son las claves...
En 'The dirt' hay sexismo como para reventar cualquier medidor, pero el tono es ¡°no se lo tengan en cuenta ?no ven que son j¨®venes y bobos?¡±
Si llegas a los dos minutos de pel¨ªcula, aqu¨ª ya no vale escandalizarse
Dec¨ªan los guionistas de ?lite que Netflix les hab¨ªa pedido que el primer giro de guion llegara antes de los seis minutos. Aqu¨ª lo hace exactamente a los dos minutos y 10 segundos, cuando una mujer desnuda tiene un squirting tipo fuente en una fiesta delante de todos los miembros de la banda. Si sigues viendo la pel¨ªcula, ya no vale escandalizarse. Ni por el sexo ni por las drogas. Y hay mucho de ambas. Aunque m¨¢s que drogas lo que hay es jeringuillas, por todas partes: clavadas en brazos, en cuello o en el pecho.
Una de las cr¨ªticas m¨¢s agudas a Bohemian Rhapsody, la premiada biograf¨ªa de Queen, se titulaba, Bohemian Rhapsody es b¨¢sicamente la entrada de Queen en la Wikipedia convertida en pel¨ªcula. Bueno, pues The dirt, no lo es. O por lo menos, no todo el tiempo. Parten con ventaja. Primero porque los mismos miembros del cuarteto de Los ?ngeles, que hacen de productores en este filme, hab¨ªan contado con detalle sus glorias y miserias en la incendiaria biograf¨ªa del mismo nombre (en Espa?a se llam¨® Los trapos sucios), escrita en colaboraci¨®n con uno de los grandes, Neil Strauss, y publicada originalmente en 2001.
Es un libro que se recrea en los detalles m¨¢s bestias, con humor, distancia y un poquito de fantas¨ªa, y que ha marcado la imagen que tenemos hoy del metal estadounidense de los ochenta. Netflix, que ni depende de taquillas ni se emite en abierto, es ideal para transformar en pel¨ªcula una historia como esta. La plataforma nunca ha tenido problemas con los desnudos (siempre que sean femeninos, claro), el sexo y las drogas. As¨ª que no se andan con chiquitas.
Sexismo como para reventar el medidor
El director de The dirt, Jeff Tremaine, fue el cerebro tras Jackass. Es un tipo listo, descubierto por Spike Jonze, que siente debilidad por retratar a payasos extremos haci¨¦ndose da?o. Eso es Jackass. Da la impresi¨®n de que entiende a M?tley Cr¨¹e como los precursores de aquel ep¨ªtome de la estupidez y la autolesi¨®n. La primera parte de la The dirt los describe como gente con nulos escr¨²pulos, incluso internos. Son como animalitos sin autocontrol, sobre todo cuando se trata de acostarse con las parejas de los otros. Tremaine se recrea en las vilezas y traiciones diarias y en la cantidad de imbecilidades que se pueden comprar con dinero.
Son como animalitos sin autocontrol, sobre todo cuando se trata de acostarse con las parejas de los otros. La pel¨ªcula se recrea en las vilezas y traiciones diarias y en la cantidad de imbecilidades que se pueden comprar con dinero
Si M?tley Cr¨¹e defin¨ªa su sonido como "Alice Cooper con esteroides", The dirt ser¨ªa algo as¨ª como "El lobo de Wall Street con Spinal tap". Quiz¨¢s por eso en la parte dram¨¢tica (toda historia de rock debe tener ascensi¨®n y ca¨ªda), Tremaine parece m¨¢s inc¨®modo. Donde se encuentra a gusto es retratando a unos mendrugos haciendo salvajadas. En The dirt hay sexismo como para reventar cualquier medidor, y hasta violencia de g¨¦nero, pero el tono es ¡°no se lo tengan en cuenta ?no ven que son j¨®venes y bobos?¡±. Ayuda la elecci¨®n de actores, m¨¢s guapos y, sobre todo, m¨¢s refinados que los M?tley Cr¨¹e reales. Pero si ver a idiotas en acci¨®n causa verg¨¹enza ajena, mejor pasar a otra cosa.
?Es verdad o est¨¢s exagerando?
Lo que se narra es la historia de un grupo disfuncional, compuesto por un cantante s¨¢tiro, un guitarrista 10 a?os mayor que el resto con una enfermedad ¨®sea degenerativa, un bater¨ªa que es un ni?o tontito (pero majo) de familia bien, y un bajista, Nikki Sixx, que es la aut¨¦ntica estrella. Sixx es un superviviente, el producto de un hogar roto. Siendo adolescente y harto de maltratos se autolesiona y acusa a su madre de haberle agredido para conseguir emanciparse chantaje¨¢ndola.
En realidad, si en vez de pel¨ªcula fuera un documental, la mitad de las cosas que cuentan no tendr¨ªan ninguna gracia
Interpretado por el londinense Douglas Booth, que antes hab¨ªa hecho de Boy George, Sixx es director de un proyecto en el que se lo juega todo a una carta. ¡°De lo que hablo es de hacer rock de estadio en clubs¡±, dice para explicar a los otros tres m¨²sicos el plan que tiene para hacerles millonarios. Para rebajar dramatismo a la historia hacen como en 24 hour party people, la pel¨ªcula de 2002 sobre el sello Factory. Por cierto,?Mick Mars est¨¢ interpretado por?Iwan Rheon, que muchos conocer¨¢n por hacer del sanguinario Ramsay Bolton en Juego de tronos. Los m¨²sicos le hablan a la c¨¢mara para aclararnos qu¨¦ partes de la historia no fueron exactamente as¨ª, y siguen esa m¨¢xima que afirma: ¡°Si tienes que elegir entre verdad y leyenda, cuenta la leyenda¡±. En realidad, si en vez de pel¨ªcula fuera un documental, la mitad de las cosas que cuentan no tendr¨ªan ninguna gracia.
Secundarios desaprovechados
Lo reconozco, lo que m¨¢s me ha asombrado de la pel¨ªcula es que ver a Ozzy Osbourne esnifando hormigas y lamiendo orina no d¨¦ ni asco. No s¨¦ si calificarlo de elegancia o de frialdad. Est¨¢ todo filmado de una forma tan limpia que hasta en los momentos m¨¢s s¨®rdidos parece una pel¨ªcula naif. Es de suponer que al director, acostumbrado en Jackass a rodar a gente meti¨¦ndose petardos por el culo y hacerlos estallar (esto es totalmente real), esto de que ni las hormigas sean de verdad ni el pis aut¨¦ntico, como que le sabe a poco. Y eso afecta a los secundarios que pasan por la pel¨ªcula sin dejar rastro. Ni Eddie Van Halen ni Heather Lockhead ni siquiera el pobre Razzle, de Hanoi Rocks, que (no har¨¦ spoilers) merecer¨ªa un tratamiento m¨¢s cuidado, parecen poco m¨¢s que parodias de los originales. El cameo m¨¢s fino es un cartel pegado en la calle de Ten, el primer disco de Pearl Jam, que marca el momento en que el tiempo de M?tley Cr¨¹e como especie dominante hab¨ªa acabado.
El drama y la redenci¨®n
Y llegamos al final: la ca¨ªda tiene el mismo problema que los secundarios: por muchos dramas que atraviesen, no consigues que llegue a emocionar. Ni siquiera importa demasiado. Alcoholismo, sobredosis, divorcios, muertes¡ momentos que tuvieron que ser dur¨ªsimos. Pues aqu¨ª s¨ª parece que lo est¨¢s leyendo en la Wikipedia. La redenci¨®n, esa cosa tan americana de que de todo se sale, pues bueno, vale¡ yupi.
La conclusi¨®n: son unos tipos que se acercan a los sesenta en una forma f¨ªsica casi decente. Pues muy bien por ellos.
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