Parte del men¨²
Los votos que entran en la misma urna para generar representaci¨®n son ciegos a la condici¨®n del votante
La pelota del 28 de abril est¨¢ en el aire. Por muy pocos votos de diferencia la balanza se puede decantar de un lado o del otro, de la continuidad del Gobierno actual o de una coalici¨®n a la andaluza. Cosa especialmente cierta, adem¨¢s, en las provincias de menos de nueve diputados, donde los esca?os pueden bailar por m¨¢rgenes peque?os. De ah¨ª el consenso sobre el papel clave que jugar¨¢ la participaci¨®n electoral.
?Por qu¨¦ votar? Desde una perspectiva ego¨ªsta, el acto encierra una paradoja: parece que dif¨ªcilmente un solo voto ser¨¢ el decisivo en el resultado ¨²ltimo. Sin embargo, si seguimos participando masivamente en los comicios es porque para muchos ciudadanos subyace la idea de que hacerlo es un deber c¨ªvico. Es verdad que las investigaciones de Carol Galais y Andr¨¦ Blais se?alan que la Gran Recesi¨®n ha debilitado algo ese sentimiento en Espa?a, especialmente entre los j¨®venes, pero incluso en lo m¨¢s crudo de la crisis este compromiso ciudadano sigui¨® siendo crucial.
Al fin y al cabo, no deber¨ªa olvidarse que votar tiene dos propiedades ¨²nicas. Por una parte, se trata de un sistema de influencia totalmente igualitario. Mecanismo muy barato de participaci¨®n (apenas acercarse unos minutos un d¨ªa al colegio electoral), cuando los votos entran en la misma urna para generar representaci¨®n son ciegos a la condici¨®n del votante. La papeleta de un rico o un pobre, de un sabio o un necio, todas cuentan lo mismo. La idea radicalmente democr¨¢tica de que cada ciudadano es soberano identificando lo que m¨¢s le conviene a ¨¦l y al pa¨ªs.
Por otra parte, el voto que permite a los ciudadanos elegir privadamente y en libertad, sin coacci¨®n, aquella opci¨®n pol¨ªtica que prefieren. Otras formas de participar como una protesta, una manifestaci¨®n o una queja con frecuencia implican el coste de mostrarse al p¨²blico. El voto, por el contrario, es un acto an¨®nimo, lo que protege contra la represalia de los poderosos. No es casualidad que la conquista de este derecho y sus propiedades (universal, libre, igual, directo y secreto), estuviera encabezada por el obrerismo, el feminismo o los grupos raciales de muchos pa¨ªses. Los m¨¢s vulnerables frente al poder.
La participaci¨®n electoral fue baja en 2016 ya que el agotamiento de la repetici¨®n electoral y la baja competitividad desmoviliz¨® a ciertos votantes. Ahora, el escenario est¨¢ abierto.
Una polarizaci¨®n importante en la campa?a deber¨ªa moverla al alza, pero es cierto que las encuestas no son congruentes y tan lejos de las elecciones cualquier previsi¨®n es osada. Eso s¨ª, solo hay una certeza para los ciudadanos que a¨²n dudan si participar: si con su voto no se sientan a la mesa, ser¨¢n parte del men¨².
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