Refugiados sirios, atrapados en una crisis humanitaria cr¨®nica
Muchos de los que han recalado en L¨ªbano en los ocho a?os de guerra no quieren o no pueden volver, ni tienen esperanza de poder hacerlo en un futuro cercano
Hayfa Youssef abandon¨® Siria en agosto de 2012 junto con su marido y sus cuatro hijos. Un mes despu¨¦s lleg¨® a L¨ªbano tras una breve estancia en Turqu¨ªa. Lo que comenz¨® como una huida temporal de "un par de meses" hasta que los enfrentamientos en su pa¨ªs cesaran, se convirti¨® en un exilio indefinido. A Youssef le llev¨® cinco a?os asumirlo. "Solo pensaba en volver. Hasta que me di cuenta de que ten¨ªa que seguir adelante". Ahora piensa en matricular a los ni?os en el colegio y sobrevive con donaciones de ONG para las que ella y su esposo hacen trabajos voluntarios.
Sin posibilidad de regresar a una Siria en la que no queda mucho en pie, la opci¨®n de permanecer en L¨ªbano tampoco es f¨¢cil: la mayor¨ªa de los refugiados no puede trabajar formalmente, alquilar una vivienda o tener acceso a servicios b¨¢sicos de salud, agua y saneamiento. Casi todo depende de las organizaciones humanitarias. As¨ª es la vida de m¨¢s de 1,5 millones de sirios en el pa¨ªs vecino ocho a?os despu¨¦s del inicio del conflicto: estancados entre la tentaci¨®n de volver a un hogar que ya no existe, donde apenas hay infraestructuras, oportunidades laborales, ni alimentos, y la de marchar a cualquier otro destino donde sean mejor recibidos, pero lejos de su tierra. "No pod¨ªa imaginar que mi vida ser¨ªa as¨ª. Todav¨ªa pienso que es una pesadilla. Tengo hermanos en Suiza y no me quiero ir con ellos porque pienso que alg¨²n d¨ªa querr¨ªa volver a Siria", relata Youssef.
Como ella, el 76% de los refugiados sirios desea volver a su pa¨ªs y, sin embargo, la falta de seguridad, alojamiento o perspectivas econ¨®micas all¨ª hace que permanezcan en los pa¨ªses de acogida. El 85% dijo no tener intenci¨®n de emprender el camino a casa este a?o en una encuesta realizada por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) en julio de 2018. Seg¨²n sus datos, apenas unos 12.000 regresaron a Siria desde L¨ªbano en 2018. As¨ª lo declar¨® la portavoz del organismo, Lisa Abu Jalil, el pasado marzo. Una cantidad muy inferior a la que aport¨® el Gobierno, que cifr¨® en 172.000 los retornados.?
"Pueden volver", afirm¨® el ministro de Asuntos Exteriores de L¨ªbano, Gebran Basil, el pasado mayo en Madrid. "El 80% del territorio est¨¢ controlado por el Estado y su dignidad est¨¢ garantizada. No tenemos informes que digan lo contrario", explic¨® en una rueda de prensa junto a Josep Borrell. Unas declaraciones en l¨ªnea con los partidarios de alentar el retorno sin esperar a que se alcance una soluci¨®n pol¨ªtica al conflicto debido a la carga que supone atenderles. El mill¨®n y medio de sirios en el pa¨ªs representa un 25% de la poblaci¨®n total de L¨ªbano. Esto le convierte en el pa¨ªs con mayor ratio de refugiados per c¨¢pita del mundo, lo que ha "impactado significativamente" su crecimiento social y econ¨®mico, incrementando la pobreza y "exacerbando las deficiencias de desarrollo preexistentes en el pa¨ªs", anota el Plan de Respuesta a la Crisis 2017-2020 del Gobierno de L¨ªbano y la ONU.??
Agua y salud sobre ruedas
El empe?o en que los refugiados no se asienten de manera definitiva explica muchas de las decisiones del Gobierno liban¨¦s en este sentido. Una de ellas es que no ha autorizado desde el comienzo de la crisis hasta la fecha el establecimiento de campos de refugiados, lo que ha provocado que permanezcan en asentamientos informales, as¨ª como en viviendas en ciudades y comunidades rurales que alguien les alquile, si es que tienen recursos para afrontar tal gasto. "El 55% de ellos vive en condiciones de inhabitabilidad en algunas de las zonas m¨¢s pobres del pa¨ªs", resume Vicente Ortega C¨¢mara, coordinador general en L¨ªbano y Jordania de la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n para el Desarrollo (Aecid), que ha facilitado la log¨ªstica para este reportaje.
L¨ªbano es el pa¨ªs con mayor ratio de refugiados per c¨¢pita del mundo
Esta pretendida transitoriedad impide a las ONG y agencias de la ONU implementar soluciones permanentes a problemas como la falta de acceso a agua potable, retretes o servicios de salud. Y no solo para los refugiados. "En L¨ªbano hay 3,2 millones de personas necesitadas de asistencia humanitaria y protecci¨®n, incluyendo a sirios y poblaci¨®n libanesa en situaci¨®n de vulnerabilidad", anota Ortega. La educaci¨®n, sin embargo, s¨ª es provista en gran medida por el sistema p¨²blico liban¨¦s, que ha doblado turnos para escolarizar a casi la mitad (48%) de los ni?os refugiados entre tres y 18 a?os. En educaci¨®n b¨¢sica (6-15 a?os), en el a?o acad¨¦mico 2017-2018, el Ministerio de Educaci¨®n registr¨® 213.358 extranjeros frente a 209.409 nacionales.
Acci¨®n Contra el Hambre (ACH) conoce bien estas dificultades para ayudar en una crisis cr¨®nica tratada como si fuera todav¨ªa una emergencia humanitaria. La ONG, con apoyo de la Aecid y Unicef, provee agua potable y servicios de saneamiento a campos de refugiados informales del Valle de la Bekaa, donde residen 350.000 personas. Lo hace desde 2012. "Hay ni?os que viven ah¨ª desde hace ocho a?os en condiciones muy malas. Las organizaciones damos servicios m¨ªnimos", apunta Marcial Rodr¨ªguez, responsable de la ACH en L¨ªbano. Todav¨ªa se lleva el agua en camiones a los asentamientos, una de las formas m¨¢s costosas de distribuci¨®n. Solo en 2017, se destinaron 17 millones de d¨®lares a ello, subraya el plan gubernamental y de la ONU de respuesta a la crisis. Tambi¨¦n recae en las organizaciones la gesti¨®n de los residuos fecales de numerosos lugares, con un coste de 8,6 millones de d¨®lares ese mismo a?o.
¡°Nuestra primera necesidad es el agua, material de higiene¡±, se queja Shawish Adman Jonsis, de 61 a?os, responsable del asentamiento informal temporal (ITS, por sus siglas en ingl¨¦s) Baaloul 003, donde viven 60 personas desde 2013. Durante un tiempo, explica entre sorbos de t¨¦ y caladas a su cigarrillo, la municipalidad les dej¨® conectarse a la red p¨²blica. "Pero un d¨ªa, como hab¨ªa escasez, nos cortaron el suministro", recuerda. Hoy, disponen de un tanque con capacidad de 3.000 litros que Acci¨®n Contra el Hambre se encarga de llenar. Tambi¨¦n tienen cinco letrinas.
Peor suerte tienen las 46 familias (unas 200 personas) en el ITS Qaaroun 0034. No todos disponen de retretes y hacen sus necesidades en agujeros de madera, que son los que desaguan los trabajadores de ACH. Antes, de esta labor se encargaba la organizaci¨®n Medical Corps. Pero dej¨® de hacerlo y las aguas negras rebosaron. Por ello, un vecino del asentamiento present¨® una denuncia que no retir¨® hasta que ACH retom¨® esta actividad. La dependencia de las ONG para este tipo de servicios estuvo a punto de provocar que tuvieran que abandonar el lugar que mantienen limpio y decorado con flores y plantas de hierbabuena para el t¨¦.?
Uno de los residentes del asentamiento, Awar Issa, asegura que, adem¨¢s de carecer de saneamiento adecuado, sufren escasez de agua. ¡°Cogemos por los alrededores para beber¡±, explica. Cuando quieren que sea limpia, porque los ni?os tienen diarrea o vomitan, van a comprarla al mercado.
El 76% de los refugiados sirios desea volver a su pa¨ªs y, sin embargo, la falta de seguridad, alojamiento o perspectivas econ¨®micas all¨ª, hace que permanezcan en los pa¨ªses de acogida
"Sin estos servicios esenciales, ya pasamos a hablar de enfermedades", advierte Rodr¨ªguez, pues la falta de agua potable y saneamiento adecuado est¨¢ relacionada con la aparici¨®n de males como el c¨®lera y diarreas. "La soluci¨®n ser¨ªa m¨¢s desarrollo, aunque solo sea para servicios b¨¢sicos, por ejemplo, mejorar la red p¨²blica de abastecimiento y que los refugiados se engancharan a ella", opina. Pero, salvo en las ocasiones que las organizaciones alcanzan acuerdos con las municipalidades, este tipo de intervenciones m¨¢s eficientes y duraderas no son posibles. Pese a que las ONG hacen todo lo que pueden con los medios de los que disponen, enfatiza el responsable de ACH, la mayor¨ªa de refugiados saca agua de pozos, casi todos contaminados.
Tambi¨¦n en permanente "fase de ayuda humanitaria" trabaja la Cruz Roja Espa?ola, que desde 2015 presta asistencia sanitaria en el pa¨ªs. La atenci¨®n se hace en unidades m¨®viles. As¨ª lo explica Marina Juan Mateu, delegada de la ONG en L¨ªbano. "Tenemos nueve recorriendo todo el pa¨ªs", detalla. "El n¨²mero de consultas no disminuye a?o tras a?o, sino que aumenta. Y la Cruz Roja Libanesa ha expandido sus actividades", anota la experta. La salud de los refugiados se deteriora. Seg¨²n sus estimaciones, un 15% tiene enfermedades cr¨®nicas y muchos han interrumpido su tratamiento. "M¨¢s del 50% de afectaciones que vemos son respiratorias. Aqu¨ª hace fr¨ªo y llueve bastante, y esta gente vive en campos¡", a?ade.
¡°Yo tengo problemas de visi¨®n. Solo veo a un metro y no tengo dinero para tratarme. Cuando voy al m¨¦dico me cobra 50 d¨®lares por visita¡±, detalla Hiba Al Ali, de 29 a?os, mientras muestra los papeles que demuestran lo que dice. Vive con sus tres hijos, el peque?o con una afecci¨®n card¨ªaca en el ITS Baaloul 003. ¡°Aqu¨ª estamos. Perder¨¦ la vista", lanza.
"Tengo diabetes", sigue la conversaci¨®n sobre enfermedades Fatima Hossayane. Es madre de siete hijos, cuatro van a la escuela y tres no. El m¨¢s peque?o no tiene edad a¨²n y los dos mayores trabajan. ¡°Vivo con mi marido. ?l a veces encuentra trabajos, pero yo no. Y recibimos ayuda de Las Naciones¡±, como llaman a cualquier organizaci¨®n de la ONU u ONG. Aqu¨ª, en concreto, reciben apoyo del Programa Mundial de Alimentos. "Sufrimos porque no tenemos agua y hay escorpiones y serpientes. 15 litros no es suficiente", contin¨²a una retah¨ªla de quejas mezclada con chistes. "Llevamos muchas semanas sin ducharnos", bromea remarcando el?muchas entre risotadas.
El precio de la emergencia
Intervenciones como las unidades m¨®viles sanitarias o llevar agua en camiones son m¨¢s costosas que las soluciones permanentes, m¨¢s orientadas al desarrollo que la ayuda humanitaria. Y despu¨¦s de ocho a?os de conflicto en Siria, "hay un desgaste de los donantes", asegura Juan Mateu. "Se empieza a hablar m¨¢s de reconstrucci¨®n y los pa¨ªses que acogen refugiados van a ver que los fondos que reciben merman, aunque las necesidades son las mismas. E incluso familias que antes ten¨ªan ahorros, ya despu¨¦s de ocho a?os, los han agotado", alerta la representante de Cruz Roja Espa?ola. Sus previsiones de trabajo en L¨ªbano son para los pr¨®ximos cinco a?os y ninguno de los anteriores se ha recibido el total de la ayuda necesaria. Casi siempre, se ha recaudado la mitad de lo reclamado.
"Actualmente, existe la err¨®nea y alarmante idea de que el final del conflicto en Siria est¨¢ cerca, y no es as¨ª", advert¨ªa el pasado marzo, con motivo del aniversario del inicio de la guerra, Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef.
La cooperaci¨®n espa?ola ha apoyado a diversas ONG espa?olas en la atenci¨®n a esta crisis. Tambi¨¦n, durante dos a?os consecutivos ha financiado a Acnur para prestar asistencia econ¨®mica ¡ªde entre 250 y 300 d¨®lares¡ª a la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable, adem¨¢s de suministrar materiales como l¨¢minas de pl¨¢stico y esterillas que se utilizaron para crear refugios. "Concretamente, en 2018, la Aecid contribuy¨® con 600.000 euros durante nueve meses para ayudar con dinero a personas en necesidad de protecci¨®n", detalla Ortega. Una ayuda "esencial", en palabras del responsable de la cooperaci¨®n espa?ola en el pa¨ªs, para cubrir los dos millones de euros que fueron destinados a refugiados en serio riesgo de explotaci¨®n infantil, matrimonios forzados o violencia de g¨¦nero.
?Volver? No tengo ninguna intenci¨®n, ni siquiera creo que haya la oportunidad de hacerlo. Mi mujer es un objetivo en Siria. Trabajaba en un banco y se fue sin informar. Si regresa, la pueden arrestar Zokaruja Ibrahim, refugiado sirio en L¨ªbano, de 47 a?os
Receptora de esta ayuda ha sido la familia de Hayfa Youssef quien, junto con su marido, tiene a su cargo a sus cuatro hijos y dos ni?os que una pariente lejana dej¨® baj¨® su responsabilidad.?¡°Cuando acept¨¦ acogerles en 2017 era sin condiciones de recibir asistencia, aunque tenerla ayuda. Los ni?os est¨¢n traumatizados y no expresan c¨®mo se sienten. Se sienten abandonados y no reciben terapia psicol¨®gica", relata el esposo, Zokaruja Ibrahim, de 48 a?os.
Ambos, agradecidos, devuelven el apoyo que reciben con tiempo de voluntariado. ?l, con talleres en escuela p¨²blica para evitar el acoso escolar. Ella, licenciada en Derecho, con asesor¨ªa legal sobre registro de beb¨¦s al nacer y matrimonios. "Me siento ¨²til porque la poblaci¨®n siria aqu¨ª necesita esta clase de informaci¨®n", dice.
¡°?Volver? No tengo ninguna intenci¨®n, ni siquiera creo que haya la oportunidad de hacerlo. Mi mujer es un objetivo en Siria. Trabajaba en un banco y se fue sin informar. Por eso, si regresa, la pueden arrestar¡±, dice Ibrahim. Como ¨¦l, muchos refugiados no planean regresar a su pa¨ªs en el corto plazo, aunque quisieran. Algunos sospechan que est¨¢n en listas negras; otros temen que los varones sean reclutados para tomar las armas. La mayor¨ªa sabe que all¨ª no hay nada, ni una m¨ªnima seguridad de supervivencia. Todav¨ªa les toca esperar en esta prolongada emergencia.
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