Muere el Nobel Sydney Brenner, el cient¨ªfico que revolucion¨® la biolog¨ªa con un gusano
El investigador sudafricano se considera uno de los m¨¢s influyentes del siglo XX por sus trabajos en la regulaci¨®n gen¨¦tica del desarrollo celular
Sydney Brenner naci¨® en Sud¨¢frica en 1927 y ha muerto hoy, 92 a?os despu¨¦s, en Singapur. Durante la segunda mitad del siglo XX, fue protagonista de los hallazgos que revolucionaron la forma de entender el funcionamiento de los seres vivos; c¨®mo convierten la informaci¨®n contenida en su ADN en los tejidos de sus ¨®rganos o en sus comportamientos.
En 2002, mucho m¨¢s tarde de lo que quiz¨¢ hubiesen merecido sus m¨¦ritos, recibi¨® el Premio Nobel de Fisiolog¨ªa o Medicina. El motivo fue su aportaci¨®n al conocimiento sobre c¨®mo regulan los genes el desarrollo y la muerte de las c¨¦lulas. Para conocer esos mecanismos eligi¨® al gusano Caenorhabditis elegans, un diminuto organismo con solo 959 c¨¦lulas, lo bastante simple para responder a preguntas cient¨ªficas b¨¢sicas. Ahora, cientos de cient¨ªficos los utilizan en todo el mundo para responder todo tipo de preguntas sobre biolog¨ªa, y compa?¨ªas como la valenciana Biopolis prueban en ellos sustancias que pueden ayudar a retrasar el envejecimiento o reducir la grasa corporal.
Brenner recibi¨® el Nobel por su trabajo con el gusano, pero como recuerda el bi¨®logo y expresidente del CSIC Carlos Mart¨ªnez Alonso, ¡°podr¨ªa haberlo recibido por muchos otros motivos¡±. En 1952, lleg¨® al laboratorio de Cambridge donde Francis Crick y James Watson estaban a punto de resolver la estructura del ADN y desde entonces no abandon¨® la vanguardia de la investigaci¨®n biol¨®gica. Entre 1953 y 1966 particip¨® en la edad dorada de la biolog¨ªa molecular, cuando se desvelaron los principales secretos del c¨®digo gen¨¦tico y la producci¨®n de las prote¨ªnas.
Algunos de los descubrimientos que podr¨ªan haber valido un Nobel seg¨²n Mart¨ªnez son los que se refieren al c¨®digo gen¨¦tico. Junto a su mentor Crick, Brenner prob¨® que ese c¨®digo requiere tres unidades de ADN para montar cada uno de los amino¨¢cidos, los ladrillos con los que se fabrican las prote¨ªnas. En 1960, junto a Matthew Meselson y Fran?ois Jacob, demostr¨® la existencia del ARN mensajero, el intermediario encargado de llevar la informaci¨®n contenida en los genes hasta las factor¨ªas que producen prote¨ªnas en las c¨¦lulas. Este hito tambi¨¦n habr¨ªa merecido el m¨¢ximo galard¨®n cient¨ªfico.
A mediados de los 60, tras una d¨¦cada que lo cambi¨® todo, Crick y Brenner decidieron que ya hab¨ªan resuelto los problemas fundamentales de la herencia y la biolog¨ªa molecular. El cient¨ªfico sudafricano decidi¨® dedicar su genio a tratar de resolver un problema a¨²n m¨¢s complejo: c¨®mo los genes dise?an animales. Para asaltar el enigma, Brenner propuso utilizar como modelo un organismo que se pudiese cultivar en un laboratorio. El elegido fue el C. elegans, hasta entonces nunca empleado en investigaci¨®n.
Adem¨¢s del desarrollo de un organismo a partir de sus genes, al cient¨ªfico le interesaba el funcionamiento del cerebro. El gusano ten¨ªa un sistema nervioso lo bastante simple como para tratar de identificar la relaci¨®n entre su comportamiento y las conexiones entre sus neuronas. Pero incluso con un cerebro tan sencillo como el de C. elegans, esta ¨²ltima tarea result¨® imposible, aunque el trabajo con este organismo produjo resultados fascinantes. Junto a dos de sus estudiantes, John Sulton y Robert Horvitz, con los que despu¨¦s compartir¨ªa el Nobel, fue capaz de definir los pasos por los que a partir de una s¨®la c¨¦lula de un huevo se pod¨ªa construir un adulto con 959 c¨¦lulas. El gusano tambi¨¦n fue el primer organismo pluricelular en ser secuenciado, un paso que sirvi¨® en el camino para la secuenciaci¨®n del genoma humano.
Brenner ha trabajado pr¨¢cticamente hasta el final de sus d¨ªas y la muerte le ha encontrado en Singapur, un pa¨ªs que ayud¨® a convertir en una potencia en investigaci¨®n biom¨¦dica desde que empez¨® a asesorar a su Gobierno a principios de los 80. Hasta el final tambi¨¦n sigui¨® apoyando a los m¨¢s j¨®venes, porque son los ¨²nicos capaces de resolver los problemas nuevos. ¡°Mi problema es que se demasiado para enfrentarme a algunos problemas. Soy un firme creyente en que la ignorancia es importante para la ciencia. Si sabes demasiado, empiezas a ver por qu¨¦ las cosas no funcionar¨¢n. Por eso es importante cambiar de campo de trabajo, para acumular ignorancia¡±, dec¨ªa al New York Times en el 2000.
Se ha ido Brenner, uno de los gigantes de la biolog¨ªa del siglo XX, y se le llorar¨¢, casi siempre con sinceridad. Los que lo hagan con l¨¢grimas de cocodrilo ser¨¢n perdonados por el cient¨ªfico sudafricano. ?l, que lo hizo todo en biolog¨ªa, tuvo entre sus primeros empleos, seg¨²n le cont¨® un d¨ªa Brenner a Mart¨ªnez, el de pla?idero.
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