C¨®mo luchar contra el dolor cr¨®nico
A pesar de conformar un sistema de alarma del cuerpo, hay casos en los que resulta in¨²til y solo provoca sufrimiento. Existen formas de gestionarlo.
El dolor, por desagradable que sea, tiene una funci¨®n. No es nuestro enemigo, sino nuestro aliado. El cuerpo es silencio. Si resuena, suele estar avisando de que algo en ¨¦l funciona mal, aunque tambi¨¦n puede ser que le estemos prestando demasiada atenci¨®n: del mismo modo que cuando escuchamos atentamente somos capaces de o¨ªr algo que antes no percib¨ªamos, podemos tener sensaciones corporales si fijamos nuestra atenci¨®n en una determinada zona.
Pero el dolor como alerta ante una amenaza pierde sentido en una situaci¨®n: el dolor cr¨®nico. No sirve para nada, salvo para generar sufrimiento. Se puede utilizar como motivaci¨®n para la superaci¨®n personal, por supuesto, pero desde un punto de vista fisiol¨®gico es in¨²til.
Los profesionales que se dedican al tratamiento del dolor cr¨®nico necesitan una dosis extra de empat¨ªa, capacidad de sacrificio, paciencia y tolerancia a la frustraci¨®n, pues a todo eso se enfrentan sus pacientes. Incomprensi¨®n, limitaciones, sobreesfuerzo exigido para alcanzar metas anteriormente sencillas, necesidad imperiosa de que cada nuevo tratamiento proporcione alivio, frustraci¨®n ante cada intento improductivo por paliar el s¨ªntoma. D¨ªa a d¨ªa, minuto a minuto.
Si queremos eliminar a nuestro enemigo, tenemos que empezar por conocerlo. El dolor no se produce en los ¨®rganos, en los huesos ni en los m¨²sculos. El 100% del dolor se produce en el cerebro. La transmisi¨®n de est¨ªmulos s¨ª se realiza mediante los nervios perif¨¦ricos, pero la sensaci¨®n dolorosa completa se produce en el sistema nervioso central, y en esta g¨¦nesis influyen multitud de factores que no se limitan a una sensaci¨®n som¨¢tica desagradable y/o dolorosa.
En esto se basa la teor¨ªa de la neuromatriz del dolor ¡ªThe Neuromatrix Theory of Pain¡ª, enunciada por el psic¨®logo Dr. Melzack, que propone que el dolor es una experiencia multidimensional. Lo que llega al cerebro es la informaci¨®n de que algo ha sucedido en un tejido, pero no llega como sensaci¨®n dolorosa. Esa sensaci¨®n la construye el cerebro mediante la activaci¨®n de un conjunto de ¨¢reas.
Seg¨²n esta teor¨ªa, en el dolor existen diferentes componentes: sensorial, emocional, cognitivo, motor, conductual y consciente. Estos aspectos ofrecen informaci¨®n ¡ªpor separado¡ª sobre la localizaci¨®n del da?o, su intensidad, la duraci¨®n de la amenaza, el conjunto de circunstancias objetivas y subjetivas de la persona y, finalmente, aportan informaci¨®n unificada: qu¨¦ nos est¨¢ diciendo ese dolor, qu¨¦ conclusiones podemos obtener, c¨®mo y cu¨¢ndo debemos actuar.
Durante mucho tiempo se ha sabido que en la intensidad del dolor influyen diversos factores m¨¢s all¨¢ del da?o en los tejidos. Existe el dolor sin lesi¨®n, como sucede en el s¨ªndrome del miembro fantasma, que aqueja a personas sometidas a una amputaci¨®n: sienten dolor en una extremidad que no existe. Los neurocient¨ªficos han investigado meticulosamente el dolor agudo, y el mecanismo de transmisi¨®n sensorial se conoce bien. Sin embargo, los s¨ªndromes de dolor cr¨®nico, severo, prolongado y asociado con un da?o m¨ªnimo en los tejidos ¡ªo incluso sin lesi¨®n detectable¡ª siguen siendo un misterio.
Como dec¨ªamos antes, el grado de atenci¨®n al dolor puede influir en su intensidad. Del mismo modo, puede influir nuestro conocimiento acerca de los mecanismos del dolor, las lesiones y la enfermedad. Tambi¨¦n el contexto en el que se produce, la relaci¨®n con nuestros almacenes de memoria y con qu¨¦ asociamos esa sensaci¨®n, o el estado emocional en que nos encontremos. Todos estos fen¨®menos aportan la explicaci¨®n que faltaba ante la experiencia dolorosa sin lesiones objetivables.
El tratamiento involucra la psicolog¨ªa de la salud, la fisioterapia, la educaci¨®n social, la medicina y la tecnolog¨ªa
La teor¨ªa de la neuromatriz del dolor supone, por tanto, un cambio de paradigma sobre la naturaleza del mismo y propone un nuevo modelo de abordarlo.
Los programas de tratamiento multidisciplinar del dolor cr¨®nico involucran la psicolog¨ªa de la salud, la fisioterapia, la educaci¨®n social, la medicina y la tecnolog¨ªa. El manejo de f¨¢rmacos, m¨¢s all¨¢ de los analg¨¦sicos convencionales, tiene como objetivo reducir el uso de derivados opi¨¢ceos. A los pacientes les llamar¨¢ la atenci¨®n leer en el prospecto que lo que les han recetado es un antiepil¨¦ptico o un antidepresivo ¡ªalgunos de los m¨¢s usados¡ª, pero su eficacia es indiscutible. Esto, unido a la promoci¨®n de programas de actividades diarias como la realizaci¨®n de ejercicio aer¨®bico suave, o en piscina, junto con el dominio de diferentes t¨¦cnicas de relajaci¨®n como la respiraci¨®n diafragm¨¢tica, la relajaci¨®n muscular progresiva, el mindfulness, la meditaci¨®n o el yoga, son m¨¦todos que est¨¢n dando excelentes resultados en el manejo del dolor cr¨®nico. Es cierto que la neuromatriz del dolor viene determinada por factores gen¨¦ticos, pero se pueden modificar tanto la experiencia sensorial como la vivencia del dolor y la conducta derivada de ¨¦l.
Como defend¨ªa Wittgenstein, la capacidad del hombre para quedar cautivado por el modelo explicativo de un fen¨®meno particular permite generalizar el resto de los casos a la luz de ese modelo explicativo. Y, al hacerlo, dejamos de prestarle tanta atenci¨®n al hecho en s¨ª, quedando persistentemente atra¨ªdos hacia la comprensi¨®n del modelo y el aprendizaje que podemos obtener de ¨¦l. En esta l¨ªnea, el doctor experto en dolor cr¨®nico Arturo Goicoechea asegura que, si conoces el dolor, dejar¨¢s de tenerlo, en un audaz juego de palabras, en ingl¨¦s ¡°know pain, no pain¡±.
Dolor cr¨®nico no equivale a ¡°dolor para el resto de mi vida¡±. Existen muchas maneras de paliar el s¨ªntoma, adem¨¢s de aprender a convivir con ¨¦l, adem¨¢s de la resignaci¨®n. Lo que define el dolor cr¨®nico no es que no tenga fin, sino cu¨¢ndo empez¨®.?
Lola Mor¨®n es psiquiatra y experta en neuropsiquiatr¨ªa
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