Drama y olvido de las mujeres v¨ªctimas del ¨¢cido
Un informe acusa al Gobierno de Camboya de ignorarlas y de no obligar a cumplir la legislaci¨®n sobre apoyo legal y m¨¦dico a las v¨ªctimas de este brutal ataque que en este pa¨ªs es com¨²n y se considera unido al adulterio
Cuando Molita era pr¨¢cticamente una reci¨¦n nacida, los due?os de uno de los puestos de un mercado vecino atacaron a su madre con ¨¢cido altamente concentrado, rociando casi la mitad de su cuerpo. La agresi¨®n le provoc¨® grandes secuelas a la mujer, como quemaduras en la espalda, los brazos, las piernas y la mitad de su rostro, y su oreja derecha qued¨® derretida. El ¨¢cido continu¨® quemando su piel los d¨ªas posteriores y la v¨ªctima, que estaba embarazada de dos meses, sufri¨® un aborto espont¨¢neo.
El cuerpo de esta madre hab¨ªa protegido en gran parte a Molita, que estaba con ella en ese momento. Pero el rostro de la peque?a tambi¨¦n se quem¨® y perdi¨® el ojo derecho. A pesar de que el ataque sucedi¨® en 2014, los responsables todav¨ªa no se han enfrentado a la justicia. Probablemente, nunca lleguen a hacerlo.
La peque?a Molita y su madre son una de las 17 personas supervivientes de violencia de ¨¢cido documentadas en un informe publicado en febrero por la organizaci¨®n Human Rights Watch. El texto acusa al Gobierno de dejar a las v¨ªctimas de lado y no obligar a cumplir la legislaci¨®n aprobada hace siete a?os que requiere apoyo legal y m¨¦dico para las v¨ªctimas, con secuelas de por vida.
La autora del informe, Julia Bleckner, explica que para llevar a cabo su investigaci¨®n habl¨® con supervivientes que dijeron ¡°haber sido amenazadas por polic¨ªas y funcionarios judiciales para que abandonasen sus casos o salieran de los tribunales¡±. Otras han sido presionadas con sobornos o se han encontrado con la absoluta indiferencia de la polic¨ªa.
Estos problemas son comunes a todas las v¨ªctimas camboyanas de delitos graves que buscan justicia a trav¨¦s del sistema penal camboyano. Bleckner explica que los supervivientes ¡°se enfrentan una presi¨®n adicional para aceptar acuerdos financieros extrajudiciales inadecuados¡±. Como consecuencia, muchos de ellos renuncian a la justicia, sobre todo teniendo en cuenta el significante peso financiero al que tienen que hacer frente despu¨¦s de ser atacados.
Seg¨²n la ley de 2012, las v¨ªctimas de ¨¢cido deben recibir tratamiento gratuito en los hospitales p¨²blicos, pero esta legislaci¨®n se ignora con frecuencia. De hecho, ninguno de los supervivientes con los que habl¨® la investigadora lo hab¨ªa recibido.
Seg¨²n Bleckner, la corrupci¨®n y la negligencia de la polic¨ªa tambi¨¦n tienen ¡°un efecto abrumador¡± sobre las personas que reportan casos. Algunas mujeres no denuncian las agresiones de violencia dom¨¦stica, por ejemplo, por temor a que la polic¨ªa no haga nada o la denuncia les ponga en una situaci¨®n de mayor riesgo. En muchos casos, esta violencia aumenta y puede concluir en un ataque con ¨¢cido.
Solo dos de cada cinco mujeres que experimentaron violencia de g¨¦nero en Camboya buscaron ayuda
La reticencia a denunciar se ve agravada por la falta de una ley de protecci¨®n de testigos. Bleckner habl¨® con supervivientes que describieron haber recibido amenazas de funcionarios judiciales o de familiares de los perpetradores para retirar los cargos. Sin una ley y un programa de protecci¨®n de testigos efectivos, las v¨ªctimas de cr¨ªmenes violentos se piensan dos veces poner denuncias por miedo a empeorar todav¨ªa m¨¢s su situaci¨®n.
Human Rights Watch tambi¨¦n entrevist¨® a Sun Sokney, una mujer de 24 a?os que fue agredida por su esposo porque le acusaba de ser infiel. Cuando las palizas fueron a m¨¢s, Sokney le pidi¨® el divorcio y ¨¦l respondi¨® secuestrando a su hija de tres a?os.
Unos d¨ªas despu¨¦s, su marido la sigui¨® al salir del trabajo y la atac¨® con ¨¢cido concentrado. A pesar de que se fug¨® despu¨¦s del ataque, este la llama constantemente para volver, pero Sokney teme que la pueda atacar otra vez. Ni siquiera quiere seguir adelante con su denuncia para recuperar la custodia de su hija, por temor a que la polic¨ªa no la crea y pueda ser a¨²n m¨¢s violento con ambas al estar enfadado.
El informe explica que la percepci¨®n general en la sociedad camboyana es que los ataques con ¨¢cido se producen a partir de las disputas de un ¡°tri¨¢ngulo amoroso¡±. Por ello, seg¨²n el texto, ¡°muchas personas, incluidos los oficiales y los jueces, tratan a la v¨ªctima, especialmente si es mujer, como si mereciera el ataque como castigo por adulterio o por ser la amante de un hombre casado¡±. Las cicatrices que resultan del ataque son una marca de su ¡°culpa¡± y las margina socialmente.
El ¨¢cido es un arma barata de f¨¢cil acceso que deja a las v¨ªctimas marcadas f¨ªsica y emocionalmente. Suelen sufrir discapacidades severas y deben depender de la ayuda de sus familiares. La proporci¨®n de v¨ªctimas masculinas es mayor en Camboya que en otros pa¨ªses, como India o Bangladesh, pero el informe indica que la mayor¨ªa son mujeres, y que gran parte de ellas, hab¨ªa sufrido episodios de violencia dom¨¦stica que no hab¨ªan sido atendidos. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), de hecho, solo dos de cada cinco mujeres que experimentaron violencia de g¨¦nero en Camboya buscaron ayuda.
Los cr¨ªmenes de ¨¢cido aumentaron significativamente en Camboya en 2000. El Gobierno, por entonces, decidi¨® aprobar una ¡°ley de ¨¢cido¡± para frenar la disponibilidad de estas sustancias, imponer sentencias m¨¢s duras a los atacadores y facilitar que los supervivientes pudieran recibir tratamiento. El n¨²mero de agresiones disminuy¨®. Desde entonces se han producido 25 con 32 v¨ªctimas, 23 de las cuales sobrevivieron: 19 de ellas eran mujeres y 13 hombres. Solo en 2010 se hab¨ªan producido 36 ataques.
Pero a pesar de que la aprobaci¨®n de ley fue un gran paso, no ha sido suficiente: pocos casos han llegado a los tribunales, los perpetradores rara vez han cumplido sus sentencias y el ¨¢cido sigue siendo f¨¢cil de comprar. La financiaci¨®n para la organizaci¨®n que trabajaba con las personas supervivientes, Cambodian Acid Survivors Charity (CASC), tambi¨¦n se redujo y cerr¨® en 2015. No hay m¨¢s organizaciones ben¨¦ficas en Camboya para apoyar a los supervivientes de violencia por ¨¢cido y muchos han quedado sin apoyo. Por eso, como denuncia Bleckner, ¡°es importante que el Gobierno cumpla con sus compromisos legislativos para proporcionar servicios m¨¦dicos, legales y de rehabilitaci¨®n¡±.
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