Estado Isl¨¢mico: muerte y resurrecci¨®n
Las creencias preestablecidas de los yihadistas, orientadas a la victoria divina, recusan todo procedimiento democr¨¢tico, haci¨¦ndolo pedazos con sus atentados
Hace un mes, el 22 de marzo de 2019 acab¨® la aventura territorial del Estado Isl¨¢mico. As¨ª fue, no solo porque lo proclamasen las Fuerzas Democr¨¢ticas Sirias al conquistar su ¨²ltimo basti¨®n, un peque?o pueblo en la frontera siria con Irak. Pocos d¨ªas antes, previa calificaci¨®n de Trump como "perro rum¨ª" y tras advertir que Al-Bagdadi sigue vivo, lo anunci¨® su portavoz, Abul-Hasan al Mihajr. El manifiesto adopta el final de un relato donde el profeta comenta la muerte heroica de un fiel a la causa: "?l era fiel a Al¨¢ y Al¨¢ le fue fiel". Fidelidad rec¨ªproca que garantiza el retorno despu¨¦s de la reciente derrota.
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Algunos comentaristas insistir¨¢n en que la profec¨ªa se cumplir¨¢, y nadie reconocer¨¢ el error de las opiniones supuestamente progresistas, de que el terrorismo atizado por el ISIS se resolver¨ªa mediante el "di¨¢logo". A fin de cuentas, son hombres como nosotros, a?ad¨ªa una ilustre opinante. Es no entender nada: las creencias preestablecidas de los yihadistas, orientadas exclusivamente a la victoria divina, recusan todo procedimiento democr¨¢tico, haci¨¦ndolo pedazos con sus atentados. Resulta in¨²til dialogar con un tigre. Del mismo modo que el terrorismo seguir¨¢, ya sigue, y no solo por culpa de monarqu¨ªas desp¨®ticas ¨¢rabes, que llevan un siglo ah¨ª sin que hubiera otro terrorismo en ellas que el interno del tipo Khashoggi.
Tal como estaba organizado el ISIS, con su circuito de comunicaci¨®n, financiaci¨®n, reclutamiento y atentados, enlazando su base territorial con Europa, la eliminaci¨®n militar constitu¨ªa una exigencia t¨¦cnica. Aunque resultara costos¨ªsima, como se ha visto. Era el precio a pagar por la criminal estupidez del segundo Bush invadiendo Irak, que abri¨® el camino a una extrema radicalizaci¨®n yihadista. Situada aun m¨¢s all¨¢ de Al-Qaeda en temas como la guerra a muerte contra el chi¨ªsmo, censurada por el propio Al Zawahiri, ya en las formas iniciales de Al Zarqaui. Am¨¦n de la aplicaci¨®n de penas y suplicios a los no-creyentes.
Parece que desde el d¨ªa 18 en el Congo, el Estado Isl¨¢mico ha reanudado el terror, repleg¨¢ndose sobre la f¨®rmula de Setmarian
El Estado Isl¨¢mico respondi¨® desde su g¨¦nesis a una arqueoutop¨ªa, la idea salafista de que el objetivo ¨²ltimo del Islam es su configuraci¨®n como doctrina de dominio universal. Esta fijaci¨®n finalista lleva a actuar como el profeta desde una base territorial, una nueva Medina, y poner en pr¨¢ctica una expansi¨®n militar siguiendo el patr¨®n originario, ahora actualizado en cuanto a sus instrumentos. El esp¨ªritu de victoria quiere ser el mismo; solo que la espada es sustituida por armamento moderno y los secuestros, aun no extinguidos, por el flujo del intercambio de petr¨®leo y antig¨¹edades por armas. Como en otros casos yihadistas, la organizaci¨®n religioso-administrativa de la sociedad, incipiente en los or¨ªgenes, sigue al ¨²nico autor utilizado por los yihadistas m¨¢s all¨¢ de los textos sagrados, el medieval Ibn Taymiyya, con su hisba, un orden isl¨¢mico perfecto, regido por la shar¨ªa y sostenido con dur¨ªsimos castigos. Lo cuenta bien el documental de VICE en YouTube, sobre la vida y la muerte en Raqa, la capital del Estado Isl¨¢mico en Siria.
?Son inexplicables los actos inhumanos del ISIS? Su l¨®gica y sus componentes concretos remiten, sin embargo, a los or¨ªgenes puntualmente: por eso expon¨ªa la legitimaci¨®n de cada atentado y tuvo serias dificultades solo cuando quem¨® en una jaula a un piloto jordano en febrero de 2015, y no por humanitarismo, sino porque el empleo del fuego es atributo exclusivo de la divinidad en su infierno. Tendr¨¢ que ampararse en la justicia de las represalias contra los bombardeos; la jaula representa al avi¨®n en clave macabra. Las crucifixiones forman parte de una larga tradici¨®n, siendo empleadas como instrumento de terror contra cristianos en la conquista ¨¢rabe de la pen¨ªnsula. El horror de las esclavas sexuales responde al pleno dominio del guerrero creyente sobre sus cautivas, consagrado en la doctrina. La novedosa utilizaci¨®n de medios de comunicaci¨®n modernos, tales como DVD y televisi¨®n, ya practicada por Al Zarqaui, el precursor, sirve para magnificar el efecto p¨²blico mundial.
De ah¨ª que el Estado Isl¨¢mico ofrezca un plus de crueldad respecto de Al-Qaeda. En sus instrucciones para el 11-S,?Mohamed Atta se ci?e a la ejecuci¨®n y al bot¨ªn. Bajo?Al-Bagdadi se aplica la consigna sagrada de hacer sentir al no-creyente el castigo de su culpabilidad, "aqu¨ª y en el m¨¢s all¨¢". Tambi¨¦n es m¨¢s anticristiano.
La din¨¢mica propia del ISIS no es la del conjunto del Islam, pero s¨ª conviene oponerse a la difusi¨®n de sus supuestos doctrinales, y seguir de cerca sus cambios t¨¢cticos. Parece que desde el d¨ªa 18 en el Congo, el Estado Isl¨¢mico ha reanudado el terror, repleg¨¢ndose sobre la f¨®rmula de Setmarian: atentados selectivos por grupos y lobos solitarios. De confirmarse la autor¨ªa, las matanzas anticristianas de Sri Lanka o la frustrada de Sevilla, demuestran que se abre la nueva etapa para un nuevo escenario de "mares de sangre y cuerpos despedazados" que Al-Mujahir, el portavoz, anunciaba en su manifiesto.
Antonio Elorza es profesor de Ciencia Pol¨ªtica.
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