¡°La pel¨ªcula ¡®Roma¡¯ presenta desigualdades que siguen vigentes en M¨¦xico¡±
La activista mexicana Christian Mendoza clama contra la ¡°invisibilidad¡± de los pueblos originarios en su pa¨ªs y, especialmente, de las trabajadoras del hogar aut¨®ctonas
Quer¨ªa explorar el mundo, pero tropez¨® con su propio pa¨ªs por descubrir. Y mejorar, o al menos, intentarlo. As¨ª que se enganch¨® a la lucha por la igualdad de g¨¦nero y de las poblaciones ind¨ªgenas en M¨¦xico. Christian Aurora Mendoza Gal¨¢n (Hermosillo, 1982) pas¨® de estudiar comercio internacional porque ¡°quer¨ªa viajar¡±, seg¨²n recuerda, a especializarse en derechos humanos. ¡°Vincularme al trabajo social con comunidades rurales, ver realidades muy distintas de las que yo conoc¨ªa y entender que hay gente que no tiene la vida resuelta, me cambi¨® la perspectiva¡±, explica desde Nueva York, donde ha participado recientemente en la sexag¨¦simo tercera sesi¨®n de la Comisi¨®n de la Condici¨®n Jur¨ªdica y Social de la Mujer.
¡°En M¨¦xico se hablan 62 lenguas ind¨ªgenas y yo, ya mayor de edad, no conoc¨ªa ninguna¡±, relata Mendoza, que trabaja en el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, una organizaci¨®n feminista con sede en Ciudad de M¨¦xico. Esa controvertida invisibilidad de una parte de la poblaci¨®n mexicana fue una de las palancas que activaron su curiosidad por el activismo social. ¡°En el colegio nos ense?an sobre los ind¨ªgenas, tanto en nuestro pa¨ªs como en Am¨¦rica Latina, como si fueran algo del pasado¡±, rememora, a¨²n contrariada.
Un estudio del Banco Mundial contabilizaba 16,8 millones de ind¨ªgenas en M¨¦xico en 2010, en torno al 15% de la poblaci¨®n total. De ellos, m¨¢s de la mitad, en torno a nueve millones, viv¨ªan en ciudades. Una gran parte, a?ade Mendoza, son mujeres que trabajan como empleadas dom¨¦sticas, pero sobre cuyo origen y legado cultural considera que persisten muchos ¡°tab¨²s¡±. ¡°La diversidad est¨¢ ah¨ª, en las ciudades llenas de migrantes ind¨ªgenas e incluso dentro de nuestras casas, a trav¨¦s de las trabajadoras del hogar, pero, sin embargo, no la vemos, no tenemos un di¨¢logo intercultural¡±, denuncia.
Para Mendoza, los clich¨¦s raciales est¨¢n muy arraigados en la sociedad mexicana: ¡°Hay algo que no nos gusta aceptar en M¨¦xico, y es que somos un pa¨ªs racista¡±. En su opini¨®n, la mayor¨ªa de los mexicanos da por sentado que las personas que se dedican a la limpieza dom¨¦stica o a la venta callejera tienen la piel m¨¢s oscura. ¡°Hemos normalizado la discriminaci¨®n, aunque no nos gusta reconocerlo y, a veces, ni siquiera nos damos cuenta¡±, asegura.
Por ello, desde su punto de vista, un primer reto del pa¨ªs es tomar consciencia de esa discriminaci¨®n de la poblaci¨®n que ha afectado mayoritariamente a la poblaci¨®n ind¨ªgena y tambi¨¦n afrodescendiente, comunidad esta ¨²ltima que, seg¨²n Mendoza, ¡°mucha gente ni siquiera sabe que existe¡±.
Muchas empleadas dom¨¦sticas en M¨¦xico son ind¨ªgenas. Tenemos la diversidad en casa y no la vemos
Esta discriminaci¨®n ha perjudicado de manera especialmente significativa a las empleadas de hogar ind¨ªgenas. A la barrera racial y cultural, se ha sumado la marginaci¨®n del sistema econ¨®mico y de servicios sociales a este perfil profesional, con leyes que imped¨ªan acceder a beneficios como los apoyos para el cuidado infantil o el ahorro para la vivienda y jubilaci¨®n. En los ¨²ltimos a?os, la creciente movilizaci¨®n de las propias trabajadoras, junto con otras organizaciones que les han apoyado, ha promovido el cambio que ya el pasado diciembre reconoci¨® la Corte Suprema mexicana.
Se trata de modificaciones que persiguen erradicar injusticias como las que recientemente puso bajo el foco la pel¨ªcula mexicana Roma, en el mundo. ¡°Roma nos lleg¨® en un supermomento ¡ªconfirma Mendoza¡ª para mejorar la posici¨®n de este tema en la opini¨®n p¨²blica de M¨¦xico y para reflejarnos como sociedad sobre c¨®mo hemos normalizado las relaciones de desigualdad¡±. Aunque la pel¨ªcula est¨¢ inspirada en la d¨¦cada de 1970, para la activista mexicana, habla de cuestiones (la desigualdad entre hombres y mujeres, y entre las propias mujeres en diferentes posiciones y con distintos bagajes) que siguen totalmente vigentes.
Christian Mendoza aboga por seguir profundizando en cambios que, como el de la regulaci¨®n de las empleadas de hogar, contribuyan a mejorar la situaci¨®n de colectivos especialmente vulnerables, como ocurre con las mujeres ind¨ªgenas. ¡°A veces, quienes estamos en posiciones para tomar decisiones, no tenemos en cuenta la diversidad cultural y de modos de vida que existe en nuestro pa¨ªs¡±, plantea, decidida a mantener su compromiso para cambiar esta situaci¨®n.
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